Rev. Ciencias Sociales 182: 89-104 / 2023 (IV)
ISSN Impreso: 0482-5276 ISSN ELECTRÓNICO: 2215-2601

ARTÍCULOS

Un acercamiento a experiencias vividas en pandemia y construcción de subjetividad política en niños y niñas1

An approach to lived experiences in pandemias and the construction of political subjectivity in children

Doria Bibiana Escobar*
David Arturo Ospina-Ramírez**
Claudia Marcela López Galeano***
Oscar Andrés Cardona Guzmán****
Tipo de documento: artículo académico
Fecha de ingreso: 09/05/2023 • Fecha de aceptación: 08/09/2023

Resumen

Este trabajo de investigación tuvo como fin comprender la incidencia de las dinámicas familiares en la subjetividad política de los niños y niñas de 7 a 10 años, antes, durante y después de la pandemia por COVID-19 en Valencia Córdoba, Colombia. El presente estudio es de carácter cualitativo y se basó en un diseño hermenéutico, con el fin de interpretar los discursos de los niños, niñas y familiares. Para la recolección de la información se implementó entrevistas con los menores y grupos focales con los adultos; con lo cual se logró evidenciar que, en contextos de crisis, las familias crean herramientas que facilitan manejar momentos de estrés como el acompañamiento en la realización de deberes y tareas. De esta manera, a través del aprendizaje que dejan las experiencias vividas dentro de la convivencia, se crean nuevos elementos que los niños y las niñas asimilan para la construcción de su propia identidad, que son aprehendidas, junto con habilidades y destrezas fundamentales en los procesos de subjetividad política.

Palabras clave: familia, infancia, pandemia, crisis, juego, identidad

Abstract

The purpose of this research work was to understand the incidence of family dynamics on the political subjectivity of boys and girls from 7 to 10 years old, before, during and after the COVID-19 pandemic in Valencia Córdoba-Colombia. This research work is qualitative in nature and was based on a hermeneutic design that alludes mainly to the “act of interpreting”, considered as an element for the development of the social sciences. For the collection of information, interviews with minors and focus groups with adults were implemented; where it was possible to show that in crisis contexts, families create tools that facilitate managing moments of stress such as accompaniment in the performance of homework and tasks. In this way, through the learning left by the experiences lived within the coexistence, new elements are created that the boys and girls assimilate for the construction of their own identity, which are apprehended, together with fundamental skills and abilities in the processes of political subjectivity.

Keywords: family, childhood, pandemic, crisis, play, identity

* Universidad del Sinú, Montería, Córdoba, Colombia.

https://orcid.org/0000-0001-8567-5266

bibianadoria85@gmail.com

** Fundación CINDE, Manizales, Caldas, Colombia.

https://orcid.org/0000-0002-1954-2489

dospina@cinde.org.co

*** Investigadora independiente, Colombia.

https://orcid.org/0000-0002-8692-1796

clalopg.27@gmail.com

**** Fundación CINDE, Sabaneta, Antioquia, Colombia.

https://orcid.org/0009-0009-9360-1828

ocardona@cinde.org.co

Introducción

Comúnmente, se suele concebir la familia como aquel grupo de personas que constituyen el núcleo de la sociedad, así al hablar de ella supone remontarse a la historia de la evolución de la humanidad, y pensar en algún tipo de organización social; sin embargo, en la actualidad se han encontrado diferentes estudios acerca de la familia relacionados con sus tipologías existentes, así como también existen distintos estudios relacionados con los fenómenos sociales (García-Carballo y Gallina, 2019). Por otro lado, dentro de las formas convencionales de organización familiar, existen rupturas en la recomposición familiar y sus dinámicas como lo es la violencia, el conflicto armado, la pobreza, el desempleo, las desigualdades, la migración, la pandemia por COVID-19, entre otras (Rico De Alonso, 1999).

La familia se encuentra inmersa dentro de diversos contextos como el social, donde sus interacciones e interrelaciones se transforman conforme a los cambios estructurales y sociales que emergen de la interacción entre sus miembros y la vinculación con otros sistemas, entre ellos, la comunidad, el barrio y la escuela (Mazo et al., 2019), en donde las complejas problemáticas sociales existentes posibilitan que estas interacciones se den en forma permanente y dinámica, con influencias recíprocas a manera de una estructura sistémica, tal como lo menciona Gallegos (2012) “los enfoques sistémicos, ponen mayor énfasis en las relaciones que en los contenidos familiares” (p. 37).

De este modo, al puntualizar la familia desde una perspectiva de sistema, se hace imperativo señalar que esta es el plano de producción de los vínculos entre los miembros, así como de las acciones destinadas al desarrollo y los aprendizajes del individuo y en el que, además, se experimentan sucesos y emociones a partir de roles, reglas y normas (Sierra y López, 2019). Por otra parte, en los primeros años de vida, los niños y las niñas experimentan el desarrollo y el crecimiento con base a estilos de crianza que implican procesos psicosociales que están enmarcados en las dinámicas familiares, desde los diferentes contextos sociales, políticos, culturales y económicos; teniendo en cuenta que cuando se implementan estilos negativos, el individuo puede verse afectado en todos los “aspectos vivenciales del mismo, lo que se ve reflejado en la flexibilidad, en la calidad de las interacciones con otros miembros del núcleo o con pares en diferentes contextos como el barrio, la escuela, entre otros” (Ospina-Alvarado, 2013, p. 227).

Por otro lado, un hecho que desencadenó un sin número de problemáticas recientemente, fue la pandemia por el COVID-19 que, a la hora de implementar medidas de mitigación sobre la propagación del virus, se han visto afectadas todas las actividades humanas como educación, empleo, turismo y congregaciones de todo tipo, sobre todo la socialización de los seres humanos a raíz del aislamiento social (Medina y Jaramillo-Valverde, 2020). Con énfasis en el sistema familiar, las dinámicas se vieron influenciadas negativamente, debido a la falencia en los procesos de adaptación al tener que asumir otras responsabilidades en el interior de las familias (Serrano-Martínez, 2020).

De allí radica la necesidad de comprender las narrativas y las experiencias de niños, niñas y sus familias en cuanto a la capacidad de agencia para la construcción de paz, a partir de dinámicas familiares y la socialización política antes, durante y postpandemia; tomando como referencia las diversas situaciones sociopolíticas, que están presentes en las relaciones que se dan entre los miembros que conforman las familias; por consiguiente, esta investigación buscó comprender la incidencia de las dinámicas familiares en la subjetividad política de los niños y niñas de 7 a 10 años, antes, durante y después de la pandemia por COVID-19 en Valencia Córdoba.

Metodología

La presente investigación de carácter cualitativo se basó en un diseño hermenéutico que alude principalmente al “acto de interpretar”, considerado como un elemento para el desarrollo de las ciencias sociales, especialmente, la necesidad de reconocer al historicismo como elemento fundamental para el progreso de las sociedades. El desarrollo del estudio se llevó a cabo en un periodo de 2 meses en donde se trabajó con niños y niñas de 7 a 10 años residentes en el área rural y urbana del municipio de Valencia (20 participantes) y sus familias como lo son padres, madres, abuelas, abuelos, tías (18 en total).

Técnicas e instrumentos de recolección de la información

Para la recolección de la información se seleccionaron como instrumentos y técnicas puntuales la entrevista y el grupo focal. La entrevista se construyó de forma creativa para los niños y las niñas, en donde ellas y ellos expresaban sus sentires de forma oral y con un dibujo o ilustración que plasmara sus emociones; dividida en tres partes: la primera conformada por 10 interrogantes, la segunda parte por 14 preguntas, y la última integrada por 13 ítems; mientras que el grupo focal estuvo direccionado a padres, madres u otros familiares a cargo de niños y niñas como abuelos y abuelas, y así identificar las trasformaciones de las dinámicas familiares y la socialización política de los niños y las niñas antes, durante y post pandemia en el municipio de Valencia Córdoba.

Ruta del trabajo de campo

La aplicación de las técnicas definidas para la recolección de la información se realizó a través de encuentros presenciales con los sujetos, concertados previamente en cuanto a tiempos, espacio y disponibilidad de las familias.

Desde estas concertaciones, se iniciaron los encuentros con las y los participantes, desarrollando cada una de las técnicas propuestas. Cabe resaltar que al iniciar el primer encuentro se presentó el cronograma de actividades, el objetivo, la duración y los alcances respectivamente.

Proceso de análisis de la información

Para realizar el proceso de análisis de la información recolectada se tuvo en cuenta tres momentos: el primer momento fue la organización de la información; es decir, lectura y transcripción de las voces obtenidas de los y las participantes en los distintos encuentros realizados; como segundo momento se realizó la codificación, la cual consistió en detallar la información recolectada e identificar los códigos que se fueron resaltando en cada texto relacionadas con las categorías de la presente investigación: subjetividad política de niños y niñas, el papel de la familia como agente relacional en el escenario de la socialización política y la construcción de la subjetividad política y dinámicas familiares en contextos de crisis.

Con los resultados arrojados se construyeron los hallazgos de la investigación, tal y como emergieron de los datos. Estos hallazgos fueron triangulados con los referentes conceptuales y con la perspectiva de la investigadora, para finalmente generar las conclusiones centrales de la investigación.

Resultados

Desde los planteamientos anteriores, la familia representa un fuerte vínculo relacional y determinante como la primera institución socializadora y de aprendizaje para los niños y las niñas, que fue donde la presente investigación hizo énfasis, buscando comprender la incidencia de las dinámicas familiares en la subjetividad política de los niños y niñas de 7 a 10 años, antes, durante y después de la pandemia por COVID-19 en Valencia Córdoba.

Frente al análisis que se realizó de la información recolectada, se tiene como un factor determinante la crisis ocasionada por la pandemia por COVID-19, en donde se realizó un comparativo de las dinámicas familiares y el afrontamiento de la crisis dando un valor importante a la afectividad familiar, constituyéndose la familia como una red de apoyo en contextos de crisis.

Subjetividad Política en niños y niñas

Para entrar a desarrollar esta categoría es necesario situar al lector sobre qué es la subjetividad política en niños y niñas, razón por la cual se toma la lectura de Alvarado y Ospina-Serna (٢٠٠٦) en el que la definen como un actuar colectivo en donde el sentido común es un logro consensuado; los niños y niñas pese a no alcanzar grados altos de abstracción como los alcanzados por jóvenes y adultos, no significa que ellos y ellas no tengan la capacidad de pensar sobre las condiciones en las que transcurre su vida, ni quiere decir que no tengan valoraciones racionales sobre lo justo y lo injusto.

Ahora bien, la construcción de la subjetividad política de los niños y las niñas, emerge de la existencia de una red de protección de sus derechos humanos, teniendo en cuenta que ellas y ellos son sujetos sociales y políticos que, desde el contexto familiar, se determinan las formas de socialización y desarrollo para su relación en otros contextos, dándole significado a las relaciones y experiencias desde aspectos históricos, culturales, religiosos, entre otros (Ospina-Alvarado et al., 2018). En este sentido, el contexto de la crisis por el COVID-19 constituye en el individuo una nueva forma de relacionarse en el entorno familiar, social y comunitario; desde dinámicas familiares que influyen en la construcción de la subjetividad política de los niños y las niñas de 7 a 10 años que vivieron la pandemia.

1. Afectividad familiar

La subjetividad política dentro de la construcción de identidad de las infancias como sujetos políticos, cuyas acciones generan repercusiones hacia los demás, especialmente en el núcleo familiar y en los entornos escolares, está indudablemente sujeta a la cultura en donde cohabitan y se desarrollan los niños y las niñas; pues cada uno de los factores constituyentes de sus entornos, serán los responsables de formar y forjar las percepciones que cada niño o niña tendrá dentro de sus realidades y cosmovisiones.

Dentro de estos factores se encuentra la afectividad familiar como un elemento cultural en los contextos familiares, supeditado especialmente hacia la comunicación (Araujo-Robles et al., 2021), ficha clave para crear lazos de confianza y unión familiar a través del compartir y el acompañamiento: “Le doy gracias a la pandemia porque nos unió como familia. En mi hogar mi esposo viajaba y nunca estaba con nosotros, y la pandemia nos unió; tuvimos más tiempo para nuestros niños para saber sobre ellos” (madre 3 participante, comunicación personal, agosto de 2022).

Vale la pena resaltar la frase “Le doy gracias a la pandemia” en donde se denota emociones no solo de gratitud, sino de reconocimiento hacia lo que antes de la pandemia se vivía dentro del entorno familiar. Las ausencias por los progenitores eran constantes, especialmente por sus obligaciones laborales, generando una sensación de abandono justificado en la necesidad de ser proveedor de recursos económicos, influyendo de forma directa en la identidad de los niños y las niñas, debido al surgimiento de emociones direccionadas al sentirse abandonado o abandonada por ese padre o madre, pero con la pandemia el panorama mutó, se pudo desarrollar diferentes dinámicas familiares contrarias a lo estipuladas por la modernidad, que es “remarcable la inserción de la mujer en el mercado de trabajo y en nuevos contextos educacionales, en paralelo a influencias económicas y a innovadores parámetros jurídicos e ideológicos contemporáneos” (Aizpurúa et al., 2007, p. 189).

En los hogares con padres y madres ausentes obligados a incorporarse en los entornos laborales, se viven acciones y prácticas que influyen en el desarrollo de la subjetividad política de los niños y las niñas, pues los roles de cuidado pasan a ser responsabilidad por lo general de un familiar cercano, como lo son las abuelas, los abuelos, los tíos, las tías u otros; lo cual marcan diferencia en los procesos identitarios de los niños y las niñas y con ellos, la forma de construir su subjetividad política, en el cual, dentro de la intimidad, se da inicio a la construcción de identidades políticas, un espacio de democratización social distinto a lo llamado como espacio privado (Alguacil, 2018).

Esa intimidad se ve altamente afectada por los niveles de afectividad familiar. Desde lo privado, surgen diferentes componentes que estructuran la identidad y la subjetividad política en niños y niñas, como es el caso de uno de los participantes de 9 años, al afirmar que “antes de la pandemia compartía con mi abuelo, me iba para el monte a ordeñar las vacas y también me gustaba corretearlas; les daba comida a los puercos, pollos, gallinas, gallos, pollitos; también a las cabras más bravas” (niño 6 participante, comunicación personal, agosto de 2022).

El fragmento anterior, demarca un acompañamiento del infante en manos de un familiar cercano, como lo es el abuelo; a su vez describe como la subjetividad política existe en acciones tan cotidianas como lo es el juego; de igual forma se expresan elementos identitarios especialmente en contextos rurales, en el que se experimenta la libertad de correr, compartir con otros seres sintientes, con lo otro, a partir del poder de decisión que se enmarca en el placer y en el gusto, en acciones como lo es alimentar los animales a partir de la lúdica, que configura la percepción de los niños y las niñas en este caso particular, como sujetos que se desarrollan en entornos rurales; siguiendo seguramente patrones de su entorno familiar, en este hecho particular, el del abuelo (habitante rural o campesino); sin embargo, con la llegada de la pandemia, estas dinámicas (de jugar en espacios abiertos, visitar a sus familiares) se transformaron, el cual inicia con el cambio de los espacios en donde se desarrollaba la cotidianidad y la subjetivación política infantil —de espacios abierto a espacios cerrados—.

Las expresiones de afectividad se dinamizan y se configuran en el compartir, pues las niñas y los niños antes de la pandemia jugaban solos o con sus iguales (en términos de edad) y durante la emergencia sanitaria el juego se vuelve un ejercicio familiar “Nos disfrazábamos, nunca lo habíamos hecho, cogieron confianza, mis hijos cogieron confianza con mi pareja, nos sirvió de mucho y aún lo seguimos haciendo y nos valoramos más” (madre 8 participante, comunicación personal, agosto de 2022), sumándole a ello, la transformación identitaria que se da por el cambio que se viven en los roles del cuidado (de las abuelas o los abuelos a padres y madres) (ver figura 1).

Figura 1. Dibujo de niño 10 participante sobre lo que hacían en su casa durante la pandemia

Fuente: Niño 10 participante, 2022.

Si bien, la afectividad familiar está compuesta por múltiples elementos y valores que forjan y hace parte de la subjetivación política infantil, dentro de los hallazgos encontrados en esta investigación se resalta la comunicación como uno de los pilares centrales, desde la cual surgen elementos que facilitan la convivencia y la unión familiar, particularmente en el juego, en donde a partir de este componente, se transforman las identidades y se modifican patrones de subjetivación, todo ellos, desde la misma transformación de la cultura familiar, al cambiar conductas y hábitos por las nuevas demandas sociales y sanitarias que exigió SARS-CoV2 agente causal del COVID-19.

Compartía más sobre todo con mi hermanito que es muy hiperactivo. Si quería jugar carrito yo jugaba carrito (…) compartíamos todos juntos, hablábamos más, teníamos más confianza (…) antes uno no hablaba con la familia y era como si no existiera, y a medida que transcurría la pandemia todos fuimos cogiendo más confianza (niña 2 participante, comunicación personal, agosto de 2022).

Los niños y las niñas al reconocerse como individuos que son amados, aceptados, atendidos y escuchados, crean y recrean acciones que se ven reflejadas en los entornos que habitan y en los seres humanos y sintientes con los que comparte, pues a medida que reciben atención, ellos y ellas brindan atención al otro o a lo otro, y así sucesivamente, construyendo una subjetividad política horizontal, marcada por acciones de igualdad, respeto, diálogo y escucha.

Tanto la subjetividad política y la re-existencia de niños y niñas antes y durante el confinamiento por la pandemia, se reconfiguraron a partir de las experiencias y las lecturas que ellos y ellas lograron hacer sobre sus entornos, de lo vivenciado en los procesos de comunicación, diálogo, lúdica, incluso en el miedo y en los conflictos que se desencadenaron dentro de los contextos domésticos. Todos estos elementos intervinieron en las dinámicas a los que las y los niñas estaban acostumbrados a vivir (visitar a familiares, comer un helado en la calle, jugar con amigos y amigas, ir a la escuela, entre otros), para ser transformados por escenarios en donde la comida escaseaba, las horas frente al televisor eran más amplias, con menos tareas y responsabilidades escolares.

El papel de la familia como agente relacional en el escenario de la socialización política y la construcción de la subjetividad política

Para dar respuesta a esta categoría, es necesario abordar conceptualmente qué se entiende por socialización política, para ello se debe aclarar la dualidad que existe entre la subjetividad política y la socialización política, las cuales forman un cuerpo ontológico que permite situar a los sujetos como seres dinámicos y participativos con su entorno, el otro y lo otro; por lo tanto, la socialización política es el ejercicio que permite situar al:

Sujeto en su enteridad: el sujeto con su conocimiento, con sus concepciones sobre lo justo y lo injusto, con su capacidad de pensar críticamente, con sus emociones y sus sentimientos para involucrarse en el destino de los otros, y con su voluntad personal, para enfrentarse a su propio yo, para actuar con otros, para romper los muros de la vida privada y encontrar sentido en la construcción política en los escenarios de acción colectiva (Alvarado y Ospina-Serna, 2006, p. 203).

Acciones colectivas que se desarrollan en la familia, que a su vez es uno de los agentes que mayor impacto tiene en la construcción de la socialización y la subjetividad política en niños y niñas, al ser la responsable de garantizar no solo la protección de sus derechos, sino también de configurar diferentes elementos que los niños y las niñas perciben; esenciales para el desarrollo de sus capacidades sociales en contextos de subjetivación política; sin embargo, la familia como cualquier sistema social, se ve afectada por diversos factores externos o internos que generan limitantes para el buen funcionamiento del núcleo familiar, el cual, para poder enfrentar las crisis, fue necesario crear mecanismos en el que se forjaran redes de apoyo entre cada uno los miembros. La pandemia fue una crisis que impactó a la gran mayoría de las familias intervenidas, ocasionando cambios económicos, psicológicos, emocionales, entre otros.

Cambios y tensiones familiares ocasionados por la pandemia del COVID-19

Dentro de los principales cambios y tensiones surgidos en los contextos familiares que influyeron en la construcción de la subjetividad política se encuentran los siguientes:

1. Cambios en la economía familiar

Los confinamientos acarreados por la pandemia generaron crisis económicas en el interior de los hogares, debido al paro abrupto de la economía: “nos afectó mucho, yo recibo la ayuda de mi hija que es la mamá de los niños y ella dejó de trabajar casi un año por causa de la pandemia, entonces en la economía la situación económica se tornó difícil” (abuela 17 participante, comunicación personal, agosto de 2022).

La crisis económica limitó el abastecimiento y la solvencia monetaria en los hogares. La escasez de alimentos y la carencia en otras necesidades afloraron múltiples dificultades que agudizaron los problemas de pobreza y vulnerabilidad, no solo económica, sino también social, sanitaria y emocional, lo cual puso al límite la estabilidad del sistema familiar (Montoya, 2021). El desempleo aumentó y los trabajos informales cesaron, incluso el realizado por niños y niñas que trabajaban con sus papás o mamás después de la escuela “yo no iba a vender y tampoco a cobrar en el planchón, mi papá quedó sin trabajo y no podíamos comer” (niño 13 participante, comunicación personal, agosto de 2022).

Estas condiciones desencadenaron diferentes formas sobre como los niños y las niñas veían la vida antes, durante y después de la pandemia, transformando sus identidades al estar sujetos y sujetas a entornos de vulnerabilidad, limitantes económicas, encierro y cambio en sus cotidianidades; creando sentires que demandaban nuevas tomas de decisiones en los niños y las niñas, sujetos y sujetas a patrones biopolíticos (Foucault, 2009), pues sus conductas de cómo llevar sus vidas tuvieron que cambiar, supeditadas a las restricciones generadas desde el Gobierno Nacional y las administraciones locales, decisiones tomadas en un mundo adultocéntrico regido por sistemas económicos neoliberales. No hay cabida para pensar en la estabilidad económica y emocional de niños y niñas, así como en sus entornos familiares y educativos.

2. Tensiones en la convivencia

La pandemia como diría yo, afectó nuestro hogar bastante. Nosotros no tenemos esa convivencia con nuestros hijos a diario todo el tiempo, (…) eso fue un caos total. Encima de todo vivíamos encerrados, o sea una cuestión es vivir en un hábitat donde podamos salir, aunque sea donde los vecinos, o vivir en el campo, una diferencia vivir en el pueblo encerrado en cuatro paredes. (…) En algunas personas veo que los unió más y a nosotros nos separó, (…) flotaron aquellas cosas que nosotros mismos no sabíamos ni conocíamos de nosotros, entonces afectó bastante (madre 15 participante, comunicación personal, agosto de 2022)

El relato anterior denota un escenario que se popularizó durante y después del desarrollo de la pandemia dentro de los hogares, en donde el encierro les obligó a enfrentarse entre ellos y ellas en sus diferencias y particularidades; con carencias previas de comunicación y diálogo, y a reconocer aquellas falencias que como familia e individuos de un mismo territorio tenían, que desafortunadamente, bajo condiciones de crisis y ausencia de herramientas emocionales asertivas y capacidad de agencia, no les permitió generar lazos de apoyo y de unión durante los confinamientos, hecho que fragmentó aún más las relaciones intrafamiliares, siendo los niños y las niñas los más afectados.

Los momentos de crisis desencadenados por factores como los evidenciados en la pandemia, dan origen a diversos componentes antes desconocidos por los sujetos que experimentan dichas crisis, generando en ellos y ellas cambios en sus realidades y en la forma de interpretar los sucesos que emanan en escenarios de vulnerabilidad; interpretaciones que demarcan el sentido de las acciones ejecutadas por cada uno de los individuos sometidos a entornos de estrés; es decir, en panoramas habitualmente normales, las personas ejercen un comportamiento prácticamente normalizado por los mismos elementos que esa normalidad ha forjado en los individuos, pero en panoramas furtivos y estresantes, esas conductas cambian, mutan o se transforman, aflorando acciones poco inusuales en ellos y ellas, acciones que pueden estar direccionadas hacia el conflicto, la depresión, el miedo, la violencia, entre otras (Jerves, 2020).

3. Enfermedad, ausencias y muerte

La pandemia no solo dio origen al recrudecimiento de la pobreza de los hogares (Fernández-Sánchez et al., 2020), también dejó en las familias daños psicológicos y emocionales (Valdés et al., 2020) por la ausencia de un ser querido (sea por estar hospitalizado, confinado en otro espacio o en el peor de los casos, sin vida por causa de la enfermedad del COVID-19). Estas realidades no fueron ajenas a la población intervenida: “a nosotros nos dio COVID, a mí me dio dos veces y a mi nieto, aunque ellos no se pusieron mal pero sí les dio COVID y eso es algo muy difícil, desespera al ver esa situación” (abuela 17 participante, comunicación personal, agosto de 2022).

En la figura 2 se detalla varios elementos en el que uno de los niños participantes manifiesta varias emociones sentidas durante la etapa de confinamiento, manifiesta que: “lo que no me gustó fue que la gente se moría mucho”. El nivel de estrés y ansiedad causado durante la pandemia, alcanzó niveles muy altos de angustia dentro de las personas que la vivieron (Valdés et al., 2020), entre ellos la población infantil, por no poder estar ajena o aislada a la realidad que en ese momento se enfrentaba la humanidad, causando en ellos sentires que condicionó el desarrollo de su infancia, al reconocer que fue una época en donde los espacios abiertos (para el juego, la escuela, el parque, la visita a familiares) fueron clausurados, por lo tanto, todo aquello que ellos y ellas consideraban como “normal”, se transformó, modificando sus percepciones; el clima de confianza y de comodidad al cual estaban acostumbrados pasó a ser perturbador por el miedo a la enfermedad y a la muerte de sus seres amados y la de ellos mismos.

Figura 2. Dibujo de niño 9 participante sobre lo que le gustó y no de la pandemia

Fuente: Niño 9 participante, 2022.

La familia en tiempos de crisis juega un papel importante en garantizar los medios de protección a niños y niñas en materia de defensa de derechos como a la alimentación y el cuidado emocional; pero para lograr todos estos elementos, la familia primero debe tener los medios para ser garante; que sus integrantes tengan habilidades para demandar bienestar y cuidado por parte de las entidades gubernamentales como principales fuentes de veeduría en materia de derechos, como la salud y la protección. Si la familia no cuenta con los mecanismos necesarios para el agenciamiento, no podrá proteger los derechos de los niños y las niñas en este caso particular, la salud emocional y mental de ellas y ellos sometidos a momentos de crisis como los generados en la pandemia.

4. La familia como red de apoyo

En la pandemia, la familia como red de apoyo fue fundamental para enfrentar en unidad las consecuencias sociales y económicas desencadenas por el COVID-19. El encierro configuró las dinámicas familiares, obligando que los integrantes se reunieran en un mismo espacio y en un mismo tiempo.

Yo a mi niño, a mi nieto le colaboraba en lo que me fuera posible, porque yo no quería que él pues (…) aunque estábamos en la pandemia y la situación estaba difícil yo no quería que fuera a perder el año, inclusive hasta contraté una muchacha para que me le diera un refuerzo, porque habían cosas que yo no era capaz de enseñarle, entonces yo hablé con una muchacha para que ella me colaborara en esa parte, y bueno gracias a Dios a él le fue bien y ya cuando empezaron a dar las clases normales, pues ya todo iba bien, a él nunca le fue mal, porque con el refuerzo que él tuvo, todo le salió bien gracias a Dios y ahí está, va bien (abuela 4 participante, comunicación personal, agosto de 2022).

Las obligaciones escolares de los niños y las niñas según los hallazgos se convirtieron en tareas y responsabilidades que asumieron los adultos a cargo de ellas y de ellos, quienes dentro de estos espacios académicos se sintieron respaldados, apoyados y queridos por sus cuidadores; al ver que podían compartir tiempo con los suyos dentro del desarrollo de cualquier actividad realizada en confinamiento, creando lazos de fraternidad y sororidad entre los integrantes de las familias.

En el siguiente relato se observó la importancia que experimenta el niño participante de sentirse amado por su tío, en donde dentro de su sentir, le reconoce como un padre, una figura paterna desempeñada por otro, que brinda a ese niño amor, apoyo, compañía, lúdica y recreación; momentos que configurarán y crearán en el niño elementos necesarios para la creación de subjetividad política, la cual determinará la forma de proceder del niño con los otro o con lo otro: “Yo vivía con mi abuela, mi papá, con mi tía, con mi primo, mi prima y con mi hermana, pero mi papá es mi tío, pero es mi papá, porque yo lo quiero y él me quiere” (niño 1 participante, comunicación personal, agosto de 2022).

En la figura 3 se puede observar como el niño participante dibuja siluetas que representan a varios de sus parientes y amigos más cercanos; llama la atención de como esas siluetas se encuentran tomadas de la mano, un símbolo que se reconoce como unidad, apoyo, acercamiento y afectividad, reafirmando la necesidad que sienten los niños y las niñas de sentirse parte de algo, en este caso de una familia.

Figura 3. Dibujo de niño 7 participante sobre su red de apoyo familiar

Fuente: Niño 7 participante, 2022.

El papel de la familia como agente relacional en el escenario de la socialización política y la construcción de la subjetividad política, crea elementos en donde de forma inconsciente son necesarios para forjar en los niños y las niñas medios de participación en escenarios escolares, hogareños y lúdicos, de forma autónoma, crítica y segura, en el que se desarrollan valores de participación ciudadana, toma de decisiones y acciones que repercuten en el otro, a través de actividades cotidianas como el compartir, jugar, dialogar y acompañar.

Dinámicas familiares en contextos de crisis

Las dinámicas familiares como categoría son definidas por varios autores como el relacionamiento que se viven dentro de un núcleo en donde se desarrollan actividades del cuidado y en un “clima relacional que se establece entre los integrantes de las familias, que es móvil y permanece en un equilibrio inestable y complejo” (Demarchi et al., 2015, p. 118), situación que se extrapola a ciertos eventos sociales, económicos y ambientales como lo fue la experiencia vivida a nivel mundial con la pandemia.

La pandemia dentro de contextos familiares ocasionó diferentes cambios en las funciones y roles que cada uno de los miembros asumía dentro de los entornos hogareños, lo cual modificó la convivencia dentro del grupo familiar. En esta categoría, se identificó algunos comportamientos recurrentes en condiciones de aislamiento y el desarrollo de estrategias por parte de cada uno de las y los integrantes, para abordar las crisis desencadenadas por los confinamientos.

1. El hogar y las relaciones en medio del aislamiento

Es indudable no pensar en cómo el cambio brusco de hábitos dentro de la cotidianidad no genere respuestas o acciones abruptas ante aquellos sucesos que transforme lo que conocemos como realidad. El COVID-19 es uno de esos casos que de forma forzada mutó las relaciones y las cotidianidades en los hogares.

Estar encerrados con todos los integrantes de la familia fue algo novedoso, quienes venían acostumbrados a compartir tiempo y espacios conforme los sistemas como la escuela y el trabajo lo permitieran, dejando solo unas pocas horas en la semana para estar en familia, estos hábitos estaban acompañados por obligaciones y labores que respondían a roles asumidos por los y las integrantes: los niños y niñas debían ir a la escuela, los padres salían de casa a trabajar al igual que las madres, o en otros casos, madres, abuelas, tías y hermanas que desempeñaban labores reproductivas y con la pandemia, todo aquello se modificó.

Bueno ese fue el principal problema porque todo me lo dejaban a mí, todo el mundo haciendo sus cosas y yo haciendo todo, nunca nos pusimos de acuerdo. Los niños estaban pequeños, mi esposo y yo, (…) o sea todo me lo dejaba a mí, eso era un conflicto, empezamos a tener problemas y problemas. Si él no hacia yo tampoco hacía (madre 15 participante, comunicación personal, agosto de 2022).

Las labores domésticas fue uno de los detonantes de conflicto en las familias debido al cambio del tiempo en el que se ejecutaban los roles. Las mujeres fueron las que más sintieron el aumento de las responsabilidades y quehaceres del hogar (González y Cuenca, 2020), lo cual ocasionó malestar, ansiedad y desesperación en ellas (Arias-Rodríguez, s.f.); sin embargo, se pudo identificar que esa transformación dentro de la habitualidad no generó cambios en algunas familias que antes de la pandemia ya se distribuían las labores sin importar el género y la edad.

En mi casa siempre nos hemos colaborado, mi esposo siempre me ha ayudado. A mis niños les he enseñado que si desordenan ellos organizan y entonces ahorita en la pandemia nos pusimos más de acuerdo en eso, porque hasta el niño pequeño que cuando eso tenía un añito organizaba y si sacaba su caja de juguetes las volvía a organizar (…) cada quien colaboraba en lo que hacía: si ensuciaban un plato un plato se lavaba, (…) cada quien se ocupaba del desorden que hacía (madre 2 participante, comunicación personal, agosto de 2022).

El relato anterior da cuenta de lo importa que es dentro de las familias la distribución de las labores domésticas en cada uno de las personas integrantes, pues cada una al apropiarse de sus acciones (como sacar los juguetes) y la responsabilidad que estas traen (guardar los juguetes), permiten consolidar espacios de tranquilidad, en el que se disminuye la carga hacia el otro, particularmente, hacia aquel que está asumiendo acciones de cuidado.

El hecho de apropiarse de sus actos y de saber administrar los roles dentro del sistema familiar, permite configurar elementos de la subjetividad política de niños y niñas, pues dentro de la cotidianidad adquieren valores dentro de sus quehaceres, que indudablemente influirán o se reflejarán en el otro o lo otro, como el decidir de forma autónoma ayudar a hermanos y hermanas a hacer las tareas escolares, tender o doblar la ropa, acciones que traen consigo colaboración e, incluso, trabajo en equipo.

En ese tiempo vivíamos los tres únicamente y estábamos como más unidos, porque pasábamos más tiempo juntos como que compartíamos más, interactuábamos más, jugábamos; o sea teníamos como un protocolo en la casa de que cada hora era para tal cosa y así nos turnábamos hacía lo que me tocaba hacer en la casa organizar y eso y al resto era para pasar con mis niños (madre 18 participante, comunicación personal, agosto de 2022).

Las labores domésticas durante la pandemia, según los hallazgos, se prestaron para crear espacios de juego, risas, compromiso y responsabilidad; lo cual generó un impacto en la identidad de los niños y las niñas (Requena, 2004), al sentir como en los deberes se hace parte de una unidad, las relaciones verticales se mitigan (adultocentrismo como principal ejecutor de deberes), se toma al niño y a la niña no como un individuo que no es capaz de realizar ciertas tareas (condición que le minimiza), sino como un sujeto que tiene las habilidades necesarias para cumplir roles y responsabilidades, y así crear lazos de complicidad, comunicación asertiva y seguridad entre los y las integrantes de los hogares.

2. Estrategias de afrontamiento familiar

Las crisis son momentos necesarios e inevitables, lo cual hace que los sujetos que las viven, se vean en la necesidad de crear medios y estrategias para poder manejarlas, obligando a las personas a ser creativas, dando origen a elementos que mitiguen los daños o las secuelas generadas; dentro de estos elementos se puede mencionar la lúdica como medio disipador de los conflictos y las crisis “Jugábamos bate, al kimi (…) eso era lo que hacíamos en tiempo de pandemia” (niño 19 participante, comunicación personal , agosto de 2022).

El juego es un elemento que demanda creatividad y participación; a su vez, fortalece el compañerismo y los valores necesarios para el establecimiento de relaciones sociales y la misma ciudadanía (Redon, 2010), como la escucha, la toma de decisiones, respetar los tiempos, entre otros; “Jugábamos mucho, hacíamos muchas actividades. Hacíamos pijamada (…) nos entreteníamos mucho (…) cualquier idea que tuviéramos la realizábamos allí en la casa, en el patio” (niño 11 participante, comunicación personal, agosto de 2022).

El juego entre hijos, hijas, padres y madres configurarán diferentes percepciones sobre la realidad frente a aquellos niños y niñas que no comparten espacios de recreación en familia, lo cual desencadenan en ellos y ellas inseguridades y miedos ante crisis vividas como la del COVI-19 (figura 4).

Figura 4. Dibujo de niño 8 participante en el cual se evidencia su sentimiento de pánico ante el Covid-19

Fuente: Niño 8 participante, 2022.

El dibujo del niño 8 participante detalla un escenario en donde se representa un espacio cerrado con varias personas, organizadas simétricamente (en fila y de pie), difícilmente se ve reflejado acciones que denoten juego o recreación, además de dejar por escrito la palabra “pánico”. Lo anterior no deja ver o identificar elementos suficientes y asertivos que permitan al niño afrontar la crisis con tranquilidad. Por el contrario, la figura 5 plasma un escenario lejano al anterior, se observa como la niña participante, disfruta del encierro por medio del juego con sus familiares, pues el juego genera condiciones para mitigar o evitar el estrés, la ansiedad y el miedo (Urgilez, 2015).

Figura 5. Dibujo de niña 14 participante que refleja sentimientos de juego y de unidad

Fuente: Niña 14 participante, 2022.

Los contextos desencadenados por el COVID-19, fueron necesarios para que hoy las familias reconozcan el valor de estar unidas, pero a su vez, la importancia que tiene la generación de conciencia frente a las responsabilidades que tienen y que se reflejan en el otro, con el fin de forjar los medios necesarios y suficientes para reconfigurar y transformar las identidades de los niños y las niñas sometidos a las políticas instauradas por el gobierno ante la situación sanitaria desencadenada en el 2020, y así, construir desde el ejemplo elementos fundamentales para la subjetividad política en ellas y ellos.

Conclusiones

Comprender la incidencia de las dinámicas familiares en la subjetividad política de los niños y las niñas de 7 a 10 años, antes, durante y después de la pandemia por COVID-19 en el municipio de Valencia Córdoba, fue un ejercicio que dejó en evidencia diferentes factores que causaron transformaciones dentro de las familias, y con ellas, un cambio en la subjetividad política de niños y niñas, al reconocer que son los contextos y todos los instrumentos en su entorno, los que determinan el tipo de percepción que se genera desde la experiencia, y es desde allí, en donde los niños y las niñas reconfiguran su posición ante el otro y lo otro.

Las dinámicas familiares se vieron transformadas por las medidas impartidas desde el Gobierno Nacional y regional, en el que los confinamientos sometieron a los integrantes a compartir en un mismo espacio: tiempo, funciones, responsabilidades y obligaciones, lo que generó dentro de los ambientes familiares conflictos y frustración; sin embargo, dentro de este estudio, la mayoría de los hallazgos mostraron como pese a la dificultad de adecuarse a esos nuevos cambios, las familias intervenidas lograron de forma creativa crear estrategias que facilitaron la convivencia a partir de la distribución de deberes como tareas domésticas y apoyo a niños y niñas en sus procesos escolares.

Según lo evidenciado, estas transformaciones estuvieron acompañadas por elementos lúdicos, en donde los padres, las madres, las tías, los tíos o los abuelos y las abuelas, a través del juego lograban disminuir la ansiedad y el estrés desencadenados por los encierros prolongados, para posterior a ello (las niñas, los niños y demás integrantes) realizaran deberes como barrer, hacer la tarea, cuidar a los niños y niñas más pequeños, entre otros.

Los niños y las niñas encontraron diferentes posibilidades en medio de la pandemia, como el juego, las pijamadas con familia, la creatividad de los padres, madres y cuidadores para extender nuevas maneras de establecer vínculos, de acompañar su proceso educativo y de transformar las relaciones familiares. Algunos de los participantes expresan que sentían a sus padres más presentes durante la pandemia, debido a que la escuela ya no era una mediadora directa en los procesos de socialización, era solo un escenario provocador de acciones, pero fue la casa, el hogar, el escenario en el cual la escuela se pudo vivenciar.

Es decir, previamente a la pandemia los espacios escolares eran los que facilitaban escenarios de socialización, pero durante la pandemia fue el hogar el principal escenario, lo cual fue un disfrute y una experiencia divertida para algunos de ellos y ellas.

Sin embargo, la situación de la pandemia lo que permitió fue la intensificación de determinadas variables pre existentes en el hogar, mientras algunos expresan que el juego y las relaciones se vieron mediadas por el amor y la creatividad, otros expresaron que la violencia, la separación y la distancia se hicieron mucho más evidentes debido a la crisis de salud pública. Este es un tema que ha sido ampliamente abordado por Mèlich (2000, 2011), quien expone que la dificultad no es desencadenante de determinadas condiciones de las relaciones humanas, sino que las hace más evidentes y permite que salgan a la luz con toda su intensidad.

Los momentos de crisis que surgieron con la pandemia en escenarios familiares dieron origen situaciones ajenas a cada uno de las y los integrantes, generando cambios en sus realidades y cosmovisiones enmarcados en escenarios de vulnerabilidad; interpretaciones que demarcan el sentido de las acciones ejecutadas por cada uno de los individuos sometidos a entornos de estrés; es decir, en panoramas normales, las personas viven otro tipo de comportamientos más habituados, por los mismos factores que esa normalidad ha forjado en las personas, pero en panoramas estresantes, esas conductas cambian, aflorando acciones poco inusuales en ellos y ellas, acciones que pueden estar direccionadas hacia el conflicto, la depresión, el miedo, la violencia, entre otros.

En términos de la subjetividad política, se evidenció que los niños y las niñas fueron reconocidos por los cuidadores como sujetos políticos, lo que implicó trascender de reconocerlos solamente como sujetos de derechos y sujetos receptores de las decisiones de los adultos, hacia una validación de sus voces y sus acciones, como lo expresan algunas madres que plantean que durante la crisis de salud pública hubo diversas formas de participación de los niños y las niñas en la reconfiguración de la realidad familiar, desde el juego, desde sus acciones de aporte a la organización de las actividades cotidianas, entre otras.

Todos estos componentes, a su vez pueden dar origen a estrategias o herramientas que faciliten en los individuos manejar momentos de crisis a través del aprendizaje que dejan las experiencias vividas dentro de la convivencia encausada por la pandemia, creando nuevos elementos que los niños y las niñas asimilan para la construcción de su propia identidad, a partir del auge de nuevos valores, nuevas inteligencias, nuevas percepciones e interpretaciones que son aprehendidas, junto con habilidades y destrezas que son fundamentales en los procesos de subjetividad política de los niñas y los niños.

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1 Este estudio se hizo en el marco de la Maestría en Educación y Desarrollo Humano del CINDE y la Universidad de Manizales, Colombia.