Políticas civilizatorias, geografías
urbanas e inmigración china en San José,
Costa Rica (1873-1950)
Civilization, Urban Geographies, and
Chinese Immigration in San José,
Costa Rica (1873-1950)
LAI SAI ACON CHAN
Universidad de Costa Rica
Escuela de Lenguas Modernas
San José, Costa Rica
lai.acon@ucr.ac.cr
Resumen: Este artículo explora los vínculos existentes entre las medidas
higiénicas, policiales y de ordenamiento urbano de los gobiernos
liberales costarricenses, la segregación socio-espacial que inició con
la conformación de una élite agroexportadora y el surgimiento de un
corredor de comercios y residencias de inmigrantes chinos desde las
últimas décadas del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Es de notar
que las restricciones provocaron una dispersión de los chinos por al
menos tres pasajes en el casco central joseno, con lo cual no se llegó a
conformar orgánicamente un barrio chino.
Palabras clave: migración china, positivismo, oligarquía cafetalera,
segregación urbana, barrio chino.
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 1(2): 106-146, Julio-Diciembre 2022
DOI: https://doi.org/10.15517/riea.v1i2
Abstract: This article explores the links among the hygiene, surveillance,
and urban planning policies of the Costa Rican liberal governments, the
socio-spatial segregation that began with the rise of an agro-exporting
elite, and the emergence of a loosely delineated strip of businesses and
residences of Chinese immigrants from the last decades of the 19th
century to the mid 20th century. It is noteworthy that the restrictions
caused a centrifugal movement that landed the Chinese in at least three
areas in San José downtown, which detracted from organically developing
a Chinatown.
Keywords: Chinese migration, positivism, coee oligarchy, urban
segregation, Chinatown.
Citar como: Acon Chan, L. S. (2022). Políticas civilizatorias, geografías
urbanas e inmigración china en San José, Costa Rica (1873-1950).
Revista Internacional de Estudios Asiáticos, 1(2), 106-146. DOI
10.15517/riea.v1i2.50198
Fecha de recepción: 22-02-2022 | Fecha de aceptación: 15-06-2022
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Vol. 1(2): 106-146, Julio-Diciembre 2022.
Este estudio pretende trazar cómo fue la inserción de inmigrantes chi-
nos en la ciudad capital de San José, Costa Rica, desde las últimas décadas
del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, con el n de dilucidar los
patrones de concentración resultados de las reformas de los gobiernos li-
berales costarricenses. En un manuscrito anterior, estudié el surgimiento
de enclaves chinos en el litoral pacíco costarricense con el n de destacar
el aporte de las migraciones chinas al desarrollo socioeconómico de diver-
sas comunidades costeras, así como analizar patrones de desarrollo urbano
que permitían armar que los primeros barrios chinos auténticos de la
nación costarricense se fraguaron naturalmente debido a las migraciones
en cadena, al aglutinamiento de comerciantes y familias chinas en empla-
zamientos centrales en cada poblado y al establecimiento estratégico de
locales cerca de áreas de gran ujo comercial.1 En el caso del casco urbano
joseno, encontré otros patrones de concentración de dichos inmigran-
tes que deben analizarse a la luz del desarrollo y la expansión de San José
como la segunda capital costarricense al tenor de las nociones de orden
y progreso liberales. Estos patrones evidencian que, pese a que muchos
chinos vivieron dentro de los cuadrantes del casco, ello no necesariamente
propició un proceso de concentración étnica, situación que sí ocurrió en
Limón, Siquirres, Puntarenas, Cañas, Santa Cruz, Nicoya, Ciudad Cor-
tés y Abangares, entre otras ciudades del imaginario chino costarricense.2
Según su etimología en chino, los llamados barrios chinos deberían de-
nominarse calles en lugar de barrios (唐人街 tangren jie, en mandarín,
o tong yan gai, en cantonés). Estos barrios comenzaron con la aglomera-
ción de inmigrantes en unas pocas calles que posteriormente se fueron
expandiendo hasta formar una sola cuadrícula dentro del área urbana. En
1 Véase: Lai Sai Acón Chan, “Incidencia de la actividad comercial en el desarro-
llo urbano de algunas ciudades del imaginario chino en el Pacíco costarricense”,
en Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias, ed. por Ronald
Soto-Quirós, David Ibarra Arana y Lai Sai Acón Chan (México D.F.: Palabra de
Clío, 2021).
2 Véase más sobre el imaginario chino costarricense en: Acón Chan, “Incidencia
de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades del imagina-
rio chino en el Pacíco costarricense”, 308.
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San Francisco, California, los primeros comerciantes chinos ubicaron sus
establecimientos en la calle Sacramento, entre las calles Kearny y Dupont,
hacia 1848.3 Tres décadas más tarde, habían ocupado los doce cuadrantes
que actualmente conforman su núcleo. Este modelo fue replicado poste-
riormente conforme los inmigrantes chinos se trasladaron hacia la costa
este de los Estados Unidos; inclusive se puede encontrar en algunas ciuda-
des del mismo continente americano con distintas variantes. El elemento
aglutinador en enclaves de chinos de ultramar, surgidos durante el siglo
XIX y que aún se mantienen, fue la presencia de grandes grupos de inmi-
grantes que conformaron una comunidad y generaron una demanda de
servicios para satisfacer sus necesidades y las de la comunidad de acogida.
Molina et al. se reeren a estos como enclaves de inmigrantes, sitios donde
vive “una comunidad con condiciones económicas especícas y una di-
námica de cooperación/competencia”, la cual ocupa “nichos de mercado
especícos haciendo uso de sus recursos sociales y culturales para superar
las barreras impuestas a los recién llegados por la sociedad mayoritaria”.4
Para mencionar dos casos de gran concentración étnica en América,
mientras que la ebre del oro en California atrajo miles de trabajadores
chinos a partir de la década de 1850, la actividad agrícola, la extracción del
guano y la construcción del ferrocarril hicieron lo propio en Perú desde
1849.5 Sin embargo, en Costa Rica la situación fue muy diferente pues
las gestiones del barón alemán Alexander Von Bülow y de la Hacienda
3 Chin-yu Chen, “San Francisco’s Chinatown: A Socio-Economic and Cultu-
ral History, 1850-1882” (Doctoral Dissertation in History, University of Idaho,
1992), 27.
4 José Luis Molina, Luis Martínez Cháfer, Francesc Javier Molina-Morales y Mi-
randa J, Lubbers, “Industrial districts and migrant enclaves: a model of interac-
tion”, European Planning Studies 26, no. 6 (2018): 1163. [Traducción mía].
5 Véase Sucheng Chan, Asian America: An Interpretive History (NY: Twayne,
1992); Humberto Rodríguez Pastor, Presencia, inuencia y alcances: chinos en la
sociedad peruana 1850-2000 (Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Fondo Editorial, 2017); Diego Chou, Los chinos en Hispanoamérica (San José,
Costa Rica: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, 2002.; y Eugenio
Chang Rodríguez, Diásporas chinas a las Américas (Lima: Fondo Editorial de la
Ponticia Universidad Católica del Perú, 2015).
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Lepanto atrajeron apenas 77 chinos en 1855, mientras que, para la cons-
trucción del ferrocarril al Atlántico, el gobierno costarricense solo permi-
tió el ingreso de 653 individuos en 1873.6 Pero dentro de este panorama,
muchos chinos decidieron establecerse en Costa Rica, en particular en las
costas atlántica y pacíca en donde un buen número de ellos prosperaron
junto con sus nuevas comunidades de acogida y formaron importantes
enclaves étnicos desde nes del siglo XIX.7 Los chinos que habitaron en la
ciudad capital de Costa Rica, sin embargo, conforman un caso particular
de estudio por cuanto arribaron en una coyuntura histórica que instauró
los primeros gobiernos liberales costarricenses, cuyas reformas tendieron
a modernizar la capital según cánones europeos, a la vez que imponían
medidas para supervisar cuerpos, la disciplina social, la actividad lúdica y
las tradiciones populares, así como la observancia de las buenas costum-
bres y la moral.
Infracciones al orden social entre los migrantes
chinos
Varios individuos chinos del período 1873-1900 estuvieron involu-
crados en infracciones al orden social y la paz pública según consta en
documentos de los fondos Expedientes Judiciales y Secretaría de Policía
6 Archivo Nacional de Costa Rica (en adelante ANCR), Guerra y Marina 4659
y 8257.
7 Véase los siguientes títulos de mi autoría: “El papel del Círculo de Comerciantes
del Imperio Celeste en el desarrollo socioeconómico de los inmigrantes chinos de
Puntarenas, Costa Rica”, Revista de Lenguas Modernas 28 (2018): 443-456; “De
Puntalín a Guanacaste: El aporte de los inmigrantes chinos al desarrollo socioeco-
nómico de la ciudad de Caas, Costa Rica”, en Los chinos de ultramar: Diásporas,
sociabilidad e identidades, ed. Ricardo Martínez Esquivel (México D.F.: Palabra
de Clío, 2018), 157-182; “Inmigrantes chinos en la bajura guanacasteca de Costa
Rica: Historias de integración social y parentesco de algunos clanes familiares de
Puntarenas, Abangares y Nicoya”, Diálogos (Universidade Estadual de Maringa)
24, no. 1 (2020), 110-136, http://www.periodicos.uem.br/ojs/index.php/ Dialo-
gos/ar ticle/view/51950/751375149625.
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conservados en el Archivo Nacional de Costa Rica. En la mayoría de los
casos fueron acusados de conductas proclives al desorden social, aunque
en otros casos ellos eran no los ofensores sino las víctimas. Notable es
la cantidad de causas de 1873 a 1876, primeros aos de su estadía en el
país. La llegada de cientos de chinos con contratas pese a la Ley de Bases
y Colonización de 1862, que prohibía expresamente la colonización de la
“raza china”, la sublevación de chinos de los campamentos 3 y 5 de la III
división de la Compañía del Ferrocarril, acaecida en enero de 1874, y las
constantes fugas de estos chinos fueron algunos factores que forjaron en
la impronta colectiva sentimientos de rechazo y desconanza.8 También
pesaba sobre ellos la fama de insurrectos, suicidas y adictos a los opioides
que habían ganado en otros países americanos, donde fueron importa-
dos para realizar arduas labores en condiciones inhumanas o inseguras en
haciendas agrícolas, campamentos de ferrocarriles, minas y otros.9 Final-
mente estaba el antecedente de las muestras de antichinismo estadouni-
dense que desembocó en leyes de exclusión, prohibiciones, movimientos
de expulsión y hasta masacres durante la segunda mitad del siglo XIX.
Desafortunadamente, este antecedente se extendió a otros países y, sin
duda, debió inuir en la opinión pública costarricense.
La naturaleza de los actos y su incidencia parece reforzar los vínculos
entre los chinos y la dudosa reputación que les achacaban los medios de
comunicación nacionales, los políticos y la ciudadanía desde la década de
1870. No es coincidencia que los casos de infracciones que involucran
a los chinos comiencen el mismo año de la llegada de la segunda ola de
8 Véase Alonso Rodríguez Chaves, “Huelga de chinos: el gran conicto laboral
olvidado de Costa Rica”, Revista Espiga 10, no. 21 (2011): 93-108; Quendy Ber-
múdez, “Las leyes anti-inmigratorias y la inmigración china a Costa Rica”, Revista
Acta Académica 50 (2012): 69-92; Ronald Soto-Quirós, “Percepciones y actitudes
políticas con respecto a la minoría étnica en Costa Rica, 1897-1911”, Historia y
Espacio 32 (2009): 165-223.
9 Véase Benjamín N. Narváez, “Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba
y el Peru durante el siglo XIX”, en Los chinos de ultramar: represiones, resistencias
y resiliencias, ed. Ronald Soto-Quirós, David Ibarra Arana y Lai Sai Acón Chan
(México D.F.: Palabra de Clío, 2021); Chan, Asian Americans.
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inmigración china a Costa Rica y que se mantengan en incremento por
cuatro años. En 1879, el número de supuestas felonías aumenta nueva-
mente, pero éstas dieren de las faltas tipicadas en el cuatrienio 1873-
1876 en que los chinos en varias causas guran también como víctimas,
no solo como perpetradores, y que algunos de los infractores de los casos
del trienio 1879-1881 son otros chinos por igual. El discurso jurídico-le-
gal imperante en los primeros años de permanencia de los chinos en San
José parece reejar la opinión pública10 de que los extranjeros indeseables
tendían a contravenir la paz social con sus costumbres.
Cuadro 1
Infracciones al orden social que involucran chinos (1873-1881)
Provincia 1873 1874 1875 1876 1877 1878 1879 1880 1881 Total
Alajuela 001101011 5
Cartago 0 0 0 1 0 0 0 31 5
Guanacaste 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Heredia 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1
Limón 000001000 1
Puntarenas 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
San José 4 356238 12 9 52
Total 5 3 7 8 2 5 8 16 11 65
Fuente: elaboración propia basado en las series EXPJU 173, 9205, 6066, 9073, 6013, 8867,
6278, 19656, 11490, 7018, 6147, 1719, 7726, 621, 1389, 6595, 344, 6617, 6547, 6826,
8767, 6617, 11027, 35154, 6520, 6867, 7864, 1893, 7186, 8026, 3613, 8657, 4617, 31702,
34623, 43014, 4958, 2206, 2202, 6845, 4929, 5017, 8126, 42600, 3299, 8049, 2212, 6805,
334, 5295, 5296, 5304, 58403; SECPOL 7128, 8044, 1953, 10732, 1726, 3518, 1716; CSJ
4364; MH 26284; MG 55087; JYA 48400.
10 Que bueno sería”, La Chirimía, 31 de julio de 1886, 3-4; El Heraldo de Costa
Rica, 27 de abril de 1895, 2; “Gacetillas”, El Heraldo de Costa Rica, 30 de setiem-
bre de 1895, 2; Mariano Montealegre, “Los inmigrantes en Costa Rica”, La Repú-
blica, 31 de agosto de 1906, 2. Soto-Quirós retoma las fuentes citadas por Zaida
Fonseca Herrera y agrega otras más en su estudio.
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 113
En su pionera tesis de licenciatura sobre los chinos de Costa Rica en el
siglo XIX, Zaida Fonseca elabora un resumen de contravenciones que in-
volucran chinos durante las tres últimas décadas de ese siglo. El resultado
son 56 causas en las que guraban como parte ofendida contra 46 causas
en las que aparecían como ofensores.11 Del total de 111 expedientes, 61
fueron abiertos en la provincia de San José. La naturaleza de las contra-
venciones varía, siendo las de mayor incidencia el hurto y las lesiones,
mientras que las de mediana incidencia fueron las deudas, los embargos
y la adulteración, presumiblemente, de licor. Las causas de menor inci-
dencia eran el homicidio, las amenazas y el licor clandestino (producción
o expendio presumiblemente). En comparación con las causas legales de
individuos de la misma nacionalidad en otras provincias costarricenses,
los chinos de San José protagonizaron 53.5% de los casos, seguidos de los
de Limón, con 20.4%, y los de Puntarenas, con 14%.12
Por otra parte, Fonseca realiza una comparación entre la incidencia de
causas delictivas entre los chinos y su involucramiento en transacciones
legales que denotan crecimiento económico, tales como transacciones de
compra y venta de propiedades, otorgamientos de poder, anzas, confor-
mación de sociedades mercantiles, arrendamientos, hipotecas, prendas o
cancelaciones de deudas. Cabe destacar que el balance muestra marcadas
diferencias. Los chinos josenos realizaron solamente un 7.7% de tran-
sacciones comerciales del total de expedientes tanto contenciosos como
comerciales. En contraste, los chinos limonenses realizaron un 61.5% de
transacciones mercantiles y los puntarenenses, 56.8%.13 A primera vista,
esto puede apuntar a la auencia económica de los chinos de las costas
11 Zaida Fonseca Herrera, “Los chinos en Costa Rica en el siglo XIX” (Tesis de
Licenciatura en Historia, Universidad de Costa Rica, 1979), 78. Parece haber un
error en la sumatoria de los casos.
12 El Censo Nacional de 1883 esclarece la proporción de chinos que habría en las
provincias con más causas: 23.74% en San José, 29.68% en Limón y 14.6% en Pun-
tarenas. Para el censo de 1892, la proporción variaría en dos provincias: San José,
38.28%; Limón, 16% y Puntarenas, 14.85%; aunque no es tan dramática como
para justicar el alto índice de causas judiciales en la capital.
13 Fonseca Herrera, “Los chinos”, 79.
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atlántica y pacíca y, por ende, al aparente empobrecimiento de los chinos
josenos. Sin embargo, otros factores pueden haber mediado para que és-
tos últimos guraran menos en transacciones tendientes a dar fe de su
poder adquisitivo y guraran más en denuncias judiciales.
Una explicación plausible a la disparidad entre el porcentaje de infrac-
ciones y de transacciones de los chinos de San José es la jerarquización del
espacio público en la ciudad capital, la cual dio inicio durante la primera
mitad del siglo XIX, cuando surgió una élite social gracias a la agroex-
portación del café que se apropió de los mejores solares alrededor de la
primigenia Plaza de la Artillería, situada en los terrenos del actual Banco
Central.14 Su uso del suelo produjo una presión espacial que incidió en
el valor y la disponibilidad de propiedades en el casco urbano colonial,
a la vez que empujaba a las clases sociales menos favorecidas, inmigran-
tes y otros marginados a la periferia. Consecuentemente, en la siguiente
sección discutiré los vínculos entre ordenamiento urbano, políticas gu-
bernamentales y patrones de concentración de inmigrantes chinos en San
José, con el n de proveer una posible explicación de la alta incidencia de
infracciones al orden social entre los chinos josenos.
Reformas liberales y delimitaciones de geografías
urbanas internas
Durante la dictadura de Tomás Guardia (1870-1882) y los gobiernos
de Próspero Fernández y Bernardo Soto (1882-1889), surgió en el seno
de la clase oligárquica cafetalera un círculo de intelectuales, cientícos y
políticos denominado el Olimpo”, en referencia a los dioses de la mi-
tología griega. Sus objetivos eran impulsar la modernización del Estado
costarricense, civilizar a los estratos populares, delimitar la inuencia de la
Iglesia, promover procesos de formación de nación e identidad y producir
14 Véase Carolyn Hall, El café y el desarrollo histórico-geográco de Costa Rica (San
José, Costa Rica: Editorial Costa Rica y Universidad Nacional, 1976; Steven Pal-
mer, “Prolegómenos a toda historia futura de San José, Costa Rica”, Mesoamérica
17, no. 31 (1996): 181-213.
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 115
su propia cultura.15 Esta sería la etapa de los gobiernos liberales, los cuales
se apoyarían en la ideología y la losofía del positivismo para promulgar
leyes e institucionalizar “prácticas migratorias, laborales y sanitarias que
pretendían proteger la salud y la moral de la población. Se implementa-
ron una serie de medidas que imponían criterios de higienización basados
en los conocimientos médicos y jurídicos positivistas que se venían de-
sarrollando en los países europeos”.16 Todo ello en nombre del espíritu
del progreso ordenado y la higiene pública tendientes a modernizar San
José. Aunque las reformas se comenzaron a aplicar a partir de la década de
1880, desde la década anterior se empezó a notar un acrecentamiento en
acciones con miras a vigilar y disciplinar,17 como se observó en el caso de
los chinos según lo denotan los expedientes judiciales y policiales discuti-
dos en el apartado anterior.
Según Florencia Quesada Avendaño, el concepto de progreso propio de
la ideología liberal incluyó “la construcción de servicios modernos, redes
urbanas de tecnología, infraestructura y comunicaciones, nueva arquitec-
tura pública y privada, para mejorar la higiene y el ornato”.18 Así, durante
todo el período liberal (1870-1930) San José comenzó a transformarse
paulatinamente. Se construyeron cloacas y cañerías, se articuló una red
tecnológica de alumbrado eléctrico, telégrafos y teléfonos, se dotó a la ciu-
dad de otros signos de modernidad como tranvías, estaciones de ferroca-
rriles, parques y plazas nuevas, calles más amplias en el centro y bulevares
como el Paseo de las Damas y el Paseo Colón.
15 Álvaro Quesada Soto, Los unos y los otros: identidad y literatura en Costa Rica
1890-1940 (San José, Costa Rica: Editorial de la Universidad de Costa Rica,
2002), 34-35.
16 Roxana Hidalgo, Historias de las mujeres en el espacio público en Costa Rica
ante el cambio del siglo XIX al XX (San José, Costa Rica: Facultad Latinoamerica-
na de Ciencias Sociales, 2004), 28.
17 Véase más en: Juan José Marín Hernández, “Las faltas y felonías en Costa Rica
por regiones durante 1880-1940”, en Delito, poder y control en Costa Rica. 1821-
2000, ed. por Juan José Marín Hernández y José Daniel Gil Zúiga (San José,
Costa Rica: Sociedad Editora Alquimia 2000, 2011).
18 Florencia Quesada Avendaño, La modernización entre cafetales. San José, Costa
Rica, 1880-1930 (Finlandia: Instituto Renvall, 2007), 84.
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También se ensanchó la cuadrícula de origen colonial, pero esto impli-
có la reubicación de la población, con lo cual se dio, en palabras de Merce-
des Flores González, una delimitación de geografías urbanas.19 Las clases
acomodadas se ubicaron hacia el norte (Amón, Otoya y Aranjuez), el este
(González Lahmann) y el oeste (Paseo Colón). Las clases populares en los
barrios del sur (La Puebla y sus posteriores ramicaciones) y del noroeste
(Paso de la Vaca, Rincón Cubillos y alrededores de la Penitenciaría Cen-
tral).20 “Las representaciones de suciedad y fealdad, adjudicadas a los po-
bres y marginados de la geografía urbana, vericaban rasgos de dominio
e intolerancia tan intensos, que prácticamente apelaban a su desaparición
del paisaje”, como indica Flores González.21 De ahí que, al ensancharse la
cuadrícula, se realizó una redistribución de las clases que desguraban el
paisaje urbano según los cánones positivistas de progreso.
Se debe recordar que, al contrario de Cartago –la capital colonial de la
provincia de Costa Rica–, San José surgió al calor de las Reformas Borbó-
nicas destinadas a dispersar una población muy reticente a reubicarse. Así
surgieron otros núcleos de población como Villa Vieja (actual Heredia),
Villa Hermosa (actual Alajuela) y Villa Nueva (actual San José).22 Por lo
tanto, la villita que se fundó en la Boca del Monte bajo la advocación de
San José hacia 1737 atravesó varios procesos de formación hasta que los
liberales crearon las condiciones propicias para transformarla en una ciu-
19 Hidalgo, Historias de las mujeres, 30.
20 Raúl García Fernández y Laura Paniagua Arguedas, “De la Puebla a La Carpio:
segregación y exclusión en la ciudad de San José”, Diálogos Revista Electrónica de
Historia, número especial (2008): 1488 y 1493.
21 Mercedes Flores González, “Cuando se quiebra el imperio de la razón: inter-
pretación psicosocial sobre los malestares de la feminidad en Costa Rica (1890-
1910)” (Tesis de Maestría en Psicología, Universidad de Costa Rica, 2002), 26.
Citada en Hidalgo, Historias de las mujeres, 30.
22 Palmer, “Prolegómenos, 189-190; Quesada Avendaño, La modernización, 25-
31.
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 117
dad moderna de acuerdo con estándares europeos.23 Inevitablemente, en
el proceso impulsaron regímenes visuales de dominación, consistentes en
calibración, obliteración y simbolización de formas de organización so-
cial e ideológica. Terry Smith aduce que prácticas que involucran mapear,
medir extensiones topográcas o vigilar a los ciudadanos son en realidad
instrumentos de la mirada civilizadora cuyo n es renar, controlar y or-
denar.24
Cuando los chinos comenzaron a integrarse a la sociedad costarricen-
se como chinos libres, se encontraron no solo con la incomprensión y
la intolerancia racial de Occidente, sino también con la segregación so-
cio-espacial, así como con la parafernalia liberal y sus discursos de orden
y progreso. Dado que los barrios acomodados fueron delimitados para
uso de la oligarquía y los extranjeros de origen caucásico o de abolengo, es
más probable que los chinos buscaran mimetizarse con la clase proletaria
23 Es de notar que algunos de los principales artíces de la modernización de San
José procedían de Europa o Estados Unidos, o habían sido enviados allí a for-
marse profesionalmente. Quesada Avendaño y Fernández Ramírez mencionan a
algunos: el alemán Franz Kurtze, primer Director General de Obras Públicas; el
ingeniero civil Mariano Montealegre Fernández, formado en Marischal College
de Escocia; el ingeniero-arquitecto italiano Francesco Tenca; el ingeniero civil Ni-
colás Chavarría, formado en la Universidad Católica de Lovaina; el ingeniero-ar-
quitecto Jaime Carranza, graduado del Instituto Tecnológico de Hamburgo; el
ingeniero-arquitecto Lesmes Jiménez Bonnel, formado en la Universidad Cató-
lica de Lovaina; el ingeniero italiano Rodolfo Bertoglio; el arquitecto catalán Luis
Llach; el arquitecto y escultor suizo italiano Lorenzo Durini, y el ingeniero-arqui-
tecto José Fabio Garnier, formado en la Universidad de Bolonia, entre otros; véase
La modernización, Pasado construido y Los muros hablan. En un relato del alemán
Francisco Rohrmoser se hace un recuento de personas destacadas de las colonias
alemanas, inglesa e italiana que poblaron San José; véase: Luko Hilje Quirós, “La
vida cotidiana en San José a mediados del siglo XIX. Remembranzas de don Chi-
co Rohrmoser”, Revista Herencia 23, no. 2 (2010): 25-47.
24 Terri Smith, “Visual Regimes of Colonization: Aboriginal Seeing and Euro-
pean Vision in Australia”, en The Visual Culture Reader, 2 ed. (London: Rout-
ledge, 2002), 483.
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de San José mientras buscaban medios para escalar social, económica o
geográcamente sin llamar la atención de las autoridades, especialmente
si se trataba de los que habían arribado con contratos, o bien, no poseían
aún los medios económicos para introducirse en el comercio. Los pocos
que lo lograron se insertaron con servicios de hospedaje y de alimentación
módicos, lugares frecuentados por prostitutas y sujetos pendencieros,
entre otros personajes de la urbe josena de las últimas dos décadas del
siglo XIX. Los hoteles de chinos, otros hoteles baratos y las fondas “se
localizaban en los barrios popularesy constituían el 66% de los lugares
usados para ejercer la prostitución.25 Los libros de ronda de la policía jose-
na aludían a los hoteles de chinos, entre otros locales que promovían el
lenocinio, como sitios que
reunían […] todas las características de un lupanar, como eran tener un -
mero determinado de prostitutas, además de entretener a los clientes, tener
cuartos para comerciar en el propio local, recibir un pago por parte del pa-
trón, el burdelero o un chulo; y tener diferentes espacios para jugar, comer,
bailar y, desde luego, ‘retozar’.26
En este contexto, no es de extrañar la incidencia de las supuestas felo-
nías atribuidas a los chinos instalados en San José desde 1873, las cuales
en parte pudieron relacionarse con la mala reputación que habrían gene-
rado con sus actividades económicas. En la edición del 31 de julio de 1886
del periódico La Chirimía se denunciaba que “para escapar de la justicia
los chinos acostumbraban comunicar la fonda con su casa u otro edicio,
como ocurre en San José en que el Hotel de José Apao se comunica con
la fonda china inmediata al teatro”.27 Además de Apao, el chino Atico
25 Marín Hernández, “Las faltas y felonías”, 82.
26 Juan José Marín Hernández, La tierra del pecado, entre la quimera y el anhelo:
historia de la prostitución en Costa Rica, 1750-2005 (San José: Librería Alma Ma-
ter y Sociedad Nueva Cultura, 2006), 75-76.
27 Que bueno sería”, La Chirimía, 31 de julio de 1886, 3-4. El único teatro que
operaba en esa década era el Teatro Municipal, fundado por el presidente Juanito
Mora en 1850. Este estaba localizado en la llamada Calle del Teatro, actual calle 4.
Hilje Quirós lo ubica en la esquina frente al costado suroeste de las ocinas cen-
trales del Banco de Costa Rica, véase “La vida en San José”, 35. Patricia Fumero
Vargas lo ubica en la propia esquina del banco; véase Teatro, público y estado en San
José 1880-1914: una aproximación desde la historia social (San José, Costa Rica:
Editorial de la Universidad de Costa Rica: 1996), 50.
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 119
Pelón poseía otro mal llamado “hotel de chinos”. También hay evidencia
de que el chino Allao poseía una fonda.28 Juan José Marín Hernández
argumenta que los chinos fueron vigilados, pues existía la creencia de
que además del comercio sexual vendían drogas como el opio. Las causas
abiertas por o contra estos individuos datan de la década de 1880, perío-
do en que los chinos iniciaban su inserción en las dinámicas mercantiles
de la capital. Si bien no fue la regla, esta información denota que había
personas con capacidad monetaria dentro del grupo. Siendo así, es inevi-
table reexionar sobre los factores que impulsaron a estos tres individuos
a situar sus establecimientos de dudosa reputación en zonas deprimidas.
Según Marín, una serie de medidas decimonónicas de control social sur-
gieron en paralelo a las políticas civilizatorias de distintos gobiernos y a la
institucionalización de la policía en Costa Rica, impulsadas por distintas
ideologías. Las más pertinentes a este estudio son: el dominio de las ideas
sobre raza nacional e impedimento de entrada a otras razas (1862-1897),
el dominio de la tesis bacteriana (1850-1920) y el control de costumbres
y la raza (1890-1940).29
En el contexto de las medidas para limitar el ingreso de los chinos,
“razadespreciada, destacan la Ley de Bases y Colonización de 1862, así
como el Decreto Ejecutivo No. 6 del 20 de mayo de 1897. La primera reza
en el Artículo 1, inciso 3: “No se permitirá la colonización de razas africa-
na y china; y en caso de que se considere necesario, se impedirá o limitará
la introducción al país de individuos que pertenezcan a ellas.” El discurso
del decreto ejecutivo no es menos represivo pues prohíbe la inmigración
de individuos de nacionalidad china que traten de ingresar después de su
fecha de emisión. Eran medidas extremas pero lógicas como parte de la
reacción temerosa de la clase política y la prensa ante una posible invasión
de las hordas amarillas profetizadas en tantas ilustraciones que circularon
en el imaginario social de n de siglo y que surgieron a partir de la ideolo-
gía europea del “peligro amarillo”.30
28 Renato Quesada Castro, Elementos de Turismo: Teoría, clasicación y activi-
dad, 2 ed. (San José, C.R.: EUNED, 2010), 427.
29 Ver la Ilustración No. 2: Contexto general del desarrollo de la policía entre
1575-1950 en Marín Hernández, “Las faltas y felonías”, 44.
30 Para una explicación detallada de este concepto, véase: Joaquín Beltrán Anto-
lín, “¿Peligro amarillo? El imaginario de China en Occidente entre la geopolítica
y la globalización”, Inter Asia Papers 59 (2018): 1-42.
120 Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 1(2): 106-146, Julio-Diciembre 2022.
En la icónica imagen alegórica de Hermann Knackfuss que representa
a las naciones europeas lideradas por el Arcángel enfrentándose a un dra-
gón chino montado por un Buda que se cierne sobre las ruinas en llamas
de las ciudades europeas, se exhorta a Europa a unirse como una “alianza
occidental” y resistir las fuerzas del Oriente naciente, revelando “aprehen-
sión no solo del poder potencial de China sino del poder real y creciente
de Japón”.31 Más tarde surgieron representaciones pictóricas en contextos
de masivas inmigraciones chinas a ultramar, que sin duda resumieron las
ansiedades sociales de la época al respecto. En otra ilustración32 de un pul-
po amenazante con la cabeza de un individuo de rasgos fenotípicos asiá-
ticos, se observan representaciones de las tres ansiedades sociales aludidas
por Marín Hernández en su estudio sobre faltas y felonías del período
1880-1940 y que se relacionan con las percepciones sobre los chinos de
San José: la inmigración ilícita, las enfermedades transmisibles y la urgen-
cia de controlar las costumbres y las razas con el n de mantener el orden
público.
En la sociedad costarricense nisecular, surgieron numerosas reaccio-
nes a ese trasfondo internacional de las migraciones chinas a ultramar, que
permiten comprender el poco espacio que tenían los inmigrantes chinos,
al menos en San José, para ascender en la escala social y eventualmente ad-
quirir propiedades en barrios más aburguesados pues, aunque las medidas
de control y ordenamiento se crearon para todo el país, el gobierno tenía
interés en “invertir en la capital porque era la representación material y
simbólica de todo Costa Rica”.33 En consecuencia, las políticas para regu-
lar delitos, enfermedades y otras anomalías fueron ejecutadas con mayor
31 Wendy Gan, “Mr. Wu and the Rearticulation of the ‘Yellow Peril’”, English
Literature in Transition, 1880-1920 55, no. 2 (2012): 441-459. Véase: Hermann
Knackfuss, “Völker Europas, wahrt eure heiligsten Güter (Peoples of Europe,
Guard your Dearest Goods)” [“¡Naciones de Europa! ¡Únase en defensa de su fe y
su hogar”], 1895 [Traducción mía].
32 Véase: Phillip May, “The Mongolian Octopus - His Grip on Australia”, The
Bulletin, 21 de agosto de 1886.
33 Quesada Avendaño, La modernización, 76.
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 121
rigor en San José por ser el escenario primordial donde se libraron las
primeras batallas contra lo que las autoridades consideraron como des-
composición social y perversión humana. Los chinos de la capital fueron
los más sujetos a las regulaciones sanitarias y morales por su condición de
foráneos dañinos e indeseables, lo cual remite nuevamente a la necesidad
de vigilar y controlar a través de un discurso jurídico legal que ya describí
en el apartado anterior. Entre los políticos liberales destacaron dos fuertes
reacciones contra el grupo étnico chino. Una de Balvanero Vargas, Go-
bernador de Limón en 1896: “raza asquerosa é inmoral que nada produce
ocasionado sí el daño de dedicarse á adquirir dinero para sacarlo fuera de
nuestro suelo… raza perniciosa y devoradora”.34 Y otra del Jefe político
del municipio de Cañas en 1901: “raza profundamente egoísta, pulpo de
cien brazos, esponja inmensa que absorve (sic) nuestras innumerables ri-
quezas”.35
Los medios de comunicación nacionales tampoco contribuían a pintar
una imagen digna y justa, por el contrario, alimentaron los miedos al “pe-
ligro amarillo” con reportes sobre su supuesta antropofagia, su corrupti-
bilidad, su propensión a la enfermedad y su mendicidad:
En 1886, un grupo de costarricenses al quejarse ante don Bernardo Soto, le
piden al presidente que haga el favor de ‘quitarles de encima una epidemia,
que se llamaban los chinos’. […] Alegan que éstos padecían de enfermedades
incurables, que habían obligado al país a fundar un Hospital de Sanidad y
que eran amorales. [...] un médico encontró en la sopa la articulación de un
dedo humano.36
Se ha descubierto un crimen atroz… dos chinos fabricantes de tamales han
sustituido la carne de cerdo por la de nios!! Se dice en el público que una
seora almorzaba pacícamente una maana, cuando entre la maza (sic) del
tamal encontró el dedo meñique de un desgraciado chiquitín, el cual los in-
fame (sic) no le quitaron ni la uña.37
34 ANCR, Fomento 4685, . 91-92.
35 ANCR, Gobernación 25783, f. 88.
36 Zaida Fonseca, “Los chinos en el siglo XIX”, 64. Texto original adaptado de
“Qué bueno sería”, La Chirimía, 31 de julio de 1886, 3.
37 “Los chinos”, La Prensa Libre, 15 de abril de 1896, 2.
122 Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 1(2): 106-146, Julio-Diciembre 2022.
Hablábamos en uno de nuestros números pasados de esas muchachas –que
al contacto con la raza asiática se tornan pálidas y verdosas…signos inequívo-
cos de una transfusión de humores corrompidos…y decíamos que la miseria
y la suciedad…engendran la lepra, a través de mil derivaciones silíticas.38
No podemos exigir del inmigrante dinero, pero si salud y buenas costum-
bres… Ya otras veces ha sucedido que… los coolies y los chinos… nos inun-
dan de asquerosas enfermedades y de crímenes espantosos…alguno que otro
ejemplar entre los habitantes del Asilo de leprosos; de la isla de San Lucas; y
pidiendo una limosna por el amor de Dios.39
Dos vietas recopiladas por Elías Zeledón Cartín sobre la San José de
antaño mencionan algunas características de los barrios marginales de
San José que explican, en parte, el mecanismo de control que se ejerce al
simbólicamente connar en estos espacios a las clases proletarias, extran-
jeros indeseados y otros grupos disidentes. La posibilidad de ascender en
la escala social se limita en un círculo vicioso, en el que por lo menos los
chinos capitalinos se encontraron sobreviviendo en condiciones de riesgo
social, con propensión a impulsar sus índices de supuesta criminalidad,
endilgarles reputaciones de infames y limitar las opciones laborales, impi-
diéndoles la deseada movilidad que algunos debieron encontrar en otras
provincias. Para el periodista e historiador Francisco Núñez, a principios
del siglo XX, la Puebla era
[l]a zona peligrosa, el refuego que se decía, estaba del lado sur […]. Allí había
un escándalo a cada rato y un herido al día, cuando menos. Por un quítame
esas pajas, se liaban los más fuertes. A veces hasta sin motivo, por el único
afán de saber cuál de los dos pegaba más seguido, levantando ‘chichotas’.
[...]. El sitio era peligroso. Hasta los chicos de los alrededores de eso que se
llamó La Puebla, se reunían para marchar con piedras y palos para atacar a los
de El Carmen y La Catedral.40
La Puebla era también, según el profesor Macabeo Vargas Castro, “re-
sidencia o zona de tolerancia para las muchachas alegres, nido de alegres
38 “Ya es tiempo,” Otro diario, 21 de enero de 1886, 1.
39 Mariano Montealegre. “La inmigración en Costa Rica”, La República, 31 de
agosto de 1906, 2.
40 Francisco María Núñez, “El San José romántico, bullanguero y peleador de
principios de siglo”, en Del viejo San José, comp. Elías Zeledón Cartín (San José,
C.R.: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2004), 138-139.
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 123
guitarras, marimbas y acordeones las noches de los sábados y los domin-
gos, con uno que otro apualeado”.41
Finalmente, la loable labor de Zeledón Cartín de recopilar relatos so-
bre la vida cotidiana en la San José de antaño ilustra otro ángulo de los
distritos de Hospital y Merced, donde pululaban “tipos fachendosos,
pintorescos, majaderos y hasta chistosos”,42 que hoy día denominaría-
mos indigentes. Eran estos “tipos legendarios a quienes los muchachos
casi no dejaban pasar dándoles apodos y hasta palos”.43 Personajes como
Chichiponches, Palomo, Bolaños, Ñor Biscoró, don Tranco, Cambimba,
Venancio, Pespuntes, Perra, Cosita, Tololo, a Ajonas, Facundo, Patincho
y Azulito quedaron grabados en la memoria colectiva josena como por-
dioseros, dementes o individuos excéntricos. Vargas calculaba su número
en unos cincuenta, cuyas vidas transcurrían pidiendo limosnas, haciendo
mandados por una moneda o exhibiendo conductas inauditas. También
estaba un grupo de mujeres de edad madura, quienes se habrían jubilado
del ocio más antiguo del mundo: Ña Fustes, La Tranvía y Chepa las olas.
Así, entre zonas rojas y barriadas populares, personajes variopintos de la
peculiar vida urbana capitalina y las realidades de la clase subordinada,
los chinos se fueron integrando con sus actividades económicas a las di-
námicas de diferenciación espacial en el paisaje urbano de San José hasta
que se fueron conformando algunos puntos de mayor concentración ét-
nica, sin dar origen denitivo a lo que podríamos llamar un barrio chino.
Eso sí, sin olvidar las medidas de renamiento, control y ordenamiento
de las élites agroexportadoras; su mirada atenta vigilando desde cada obra
41 Macabeo Vargas Castro, “Nombres viejos y curiosos de los barrios y vecindades
de San José”, en Del viejo San José, comp. Elías Zeledón Cartín (San José, C.R.:
Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2004),143.
42 Macabeo Vargas Castro, “Un falso Víctor Hugo y otros tipos de las calles jose-
nas”, en La vida cotidiana en la San José de antaño, comp. Elías Zeledón Cartín
(San José, C.R.: EUNED, 2014), 487
43 Macabeo Vargas Castro, “Los viejillos del San José de ayer”, en La vida coti-
diana en la San José de antaño, comp. Elías Zeledón Cartín (San José, C.R.: EU-
NED, 2014), 477. Ver también Guillermo Tristán Fernández, “Patincho”, 465, en
la misma antología.
124 Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 1(2): 106-146, Julio-Diciembre 2022.
monumental que habían creado para modernizar la capital, pero también
como recordatorio de su preponderancia.
Los inmigrantes chinos en el Censo municipal de
San José de 1904
Al iniciar la nueva centuria, fueron pocos los cambios en los procesos
de delimitación de geografías. Sin embargo, son notorios los cambios de-
mográcos del grupo chino: para 1883 se contabilizaban 52 y para 1892
ya eran 67,44 pero en 1904 se reducirían a 32. El Censo municipal de San
José de 190445 revela la presencia de catorce chinos en el distrito de Mer-
ced, ocho en Catedral, ocho en Hospital, uno en Carmen y uno en Cen-
tral, aunque éste último parece ser un error. Desde la década de 1890, las
mismas élites que se habían apropiado de los solares más céntricos de la
capital iniciaron un éxodo hacia el noreste y el oeste. San José se extendía,
pero la jerarquización del espacio se mantenía, de modo que las clases po-
pulares se ramicaban, siempre hacia el sur, suroeste y noroeste. Confor-
me se dio un crecimiento demográco, los originales barrios de San José
se expandieron hasta convertirse en cuadrantes.
Consecuentemente, para cuando el censo se efectuó, ya la ciudad tenía
cuatro distritos en el casco central. Mientras que Merced y Hospital al-
bergaron a los sectores menos favorecidos en barrios populosos, de pobre
infraestructura y servicios públicos diferenciados o cercanos a burdeles,
clubes nocturnos y otros garitos, los terrenos en los distritos de Catedral
y Carmen se cotizaron bien, el primero por haber albergado a las familias
principales y a sus negocios desde las primeras décadas del siglo XIX; el
segundo, por acoger las nuevas residencias de la clase oligárquica en sus
postrimerías.
44 Ver el Cuadro No. 1. Costa Rica. Chinos en censos nacionales. 1864, 1883,
y 1892, según cantones en Soto-Quirós, “Percepciones y actitudes políticas”, 4.
45 ANCR, Censo Municipal de San Jose, 1904. https://repositorios.cihac.fcs.
ucr.ac.cr/repositorio/handle/123456789/216
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 125
Diagrama 1
Distribución de inmigrantes chinos en los distritos del casco central de San
José, Costa Rica según el Censo municipal de 1904.
Fuente: elaboración propia con la base de datos del censo según el CIHAC. Nota No. 1:
Luis Celón, el carbonero enfermo no pudo ser ubicado pues fue registrado en “Central”.
Nota No. 2: Paisano es un vocablo que se usa en Costa Rica para referirse a los chinos. En
el caso del núcleo familiar, es probable que Yee Ham lo utilizara para referirse al estatus de
Chacón, Achón y Jum Tou como vecinos de su mismo poblado en China con quienes no
tenía una relación de parentesco.
De los catorce chinos domiciliados en Merced, trece eran hombres sol-
teros que laboraban como lavanderos. El hombre restante estaba registra-
do como pordiosero. Merced comprende el punto cero, en donde origi-
nalmente estuvo la primera Iglesia de la Merced, el Palacio del Congreso,
la Plaza de la Artillería, la Casa de la Moneda y el primer Cuartel de la
126 Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 1(2): 106-146, Julio-Diciembre 2022.
Villa Nueva de San José de la Boca del Monte. También acomodó a varias
familias de la clase oligárquica antes de que el casco central se dividiera en
los barrios de Merced (hacia el norte) y Carmen (hacia el sur).46 Dentro
de este distrito se construyó, como parte de una política liberal de ordenar
e higienizar la capital, el Mercado Municipal para reubicar las ventas de
la plaza central (actual Parque Central), pero también surgieron barrios
y cuarteles habitados por el proletariado desde el siglo XIX tales como
Paso de la Vaca, Rincón de Cubillos y las inmediaciones de la Peniten-
ciaría Central.47 Es decir, el perl de los chinos censados corresponde al
perl de los sectores obreros, empobrecidos o excluidos de la población
general que se ubicaron en Merced y Hospital.48 Este sector, aduce Luis
Guillermo Salazar Palavicini, concentró la mitad de los solares y el 40% de
las viviendas de la cuadrícula josena de 1860 a 1880.49 Se caracterizaba
por propiedades relativamente baratas y una evolución de precios mode-
46 Con el ensanche la cuadrícula de origen colonial, surgieron dos distritos más.
Carmen se reubica hacia el noreste, Merced hacia el noroeste. Mientras tanto, la
nueva nomenclatura de los distritos del sur acoge a Hospital hacia el suroeste y
Catedral hacia el sureste. Fernández Ramírez explica cómo el original distrito del
Carmen se reubicó. Véase: Pasado construido, 40-45.
47 La primera cárcel pública de la ciudad de San José data de 1855 y se situó al
suroeste del cruce de la actual Calle 14 con la Avenida central. Según Fernández
Ramírez, “era en realidad el ala derecha del edicio destinado al Hospital San Juan
de Dios, donde se habían reunido además las funciones de lazareto, manicomio,
orfanato y cárcel”. Por su insalubridad, estrechez e inseguridad, se construyó la Pe-
nitenciaría Central en “una pequeña colina al norte de la ciudad, bordeada en tres
de sus ancos por el río Torres”. “Penitenciaría Central: de pulguero a castillo”. La
Nación digital. 28 de setiembre de 2014, https://www.nacion.com/viva/cultura/
penitenciaria-central-de-pulguero-a-castillo/GB4K5G73VNB2PKOX2RME-
KLKEQ4/story/.
48 Para conocer más acerca de la segregación urbana en dichos distritos véase: Pa-
niagua y Arguedas, “De la Puebla a La Carpio”, 1493.
49 Luis Guillermo Salazar Palavicini, “Formación del espacio social de la ciudad
de San José, proceso de apropiación del territorio urbano (1870-1930)” (Tesis de
Maestría en Sociología, Universidad de Costa rica, 1986), 131.
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 127
rada. Además, albergó, en especial, al sector artesano-labrador, así como el
sector jornalero-asalariado.50
Los chinos registrados en el otro distrito marginal –Hospital– tenían
condiciones opuestas. Mientras que uno fue registrado como “arrimado”,
sin ocupación aparente, otro como jornalero y dos como criados con o-
cio de lavanderos, tres de ellos eran comerciantes con poder adquisitivo y
otro lavandero es registrado como jefe en el mismo domicilio de los cria-
dos lavanderos. Uno de los comerciantes, conocido como Atico Pelón,
aparece en una variedad de fuentes –censos y guías comerciales– que in-
dican que poseía pulpería y hotel en Cartago, tienda en Limón y un hotel
en San José, era honrado, hablaba espaol bien y tenía un hijo llamado
Jesús Aguilar Pelón.51 Emilio Panine es anotado como dueño de la casa
donde aparece domiciliado y Pedro Montero como agricultor, albañil y
comerciante. De este último se registró un expediente matrimonial y cer-
ticaciones eclesiásticas que indican que habitó en Alajuelita, Tucurrique
y Heredia antes de domiciliarse en el casco central de la ciudad capital.52
Antes de que el distrito emergiera con el nombre actual, albergó el sec-
tor de salud de la capital, así como la cárcel y los cementerios, pero tam-
bién el caserío de la Puebla. Con el crecimiento demográco, comenzó la
expansión hacia del sur de otros vecindarios de clase obrera como Pací-
co y Los Ángeles, donde hay evidencia de la existencia de un núcleo de
chinos más tardío que pobló el área, especialmente con la conclusión del
tramo Puntarenas-San José del ferrocarril en 1910. Esta obra de infraes-
50 Salazar Palavicini, “Formación del espacio social de la ciudad de San José”, 138.
51 Bureau of the American Republics, International Union of American Re-
publics, Commercial Directory of the American Republics (Washington: Gover-
nment Printing Oce, 1897), 634-635; República de Costa Rica. Ministerio de
Fomento. Dirección General de Estadística y Censos (DGEC). Censo Comercial.
Año 1915 (San Jose: Imprenta Nacional, 1917); Quesada Castro, Elementos de
Turismo, 427; ANCR, Estadísticas y Censos 155.
52 Archivo Histórico Arquidiocesano Bernardo Augusto Thiel, Fondos Anti-
guos 283, folios 254-262; certicado de bautismo No. 254, Juana Casimira Mon-
tero Benavides, 7 de mayo de 1881.
128 Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 1(2): 106-146, Julio-Diciembre 2022.
tructura facilitó las migraciones internas de chinos desde las provincias
de Puntarenas y Guanacaste. Los lavanderos y comerciantes censados en
el distrito de Hospital en 1904 probablemente jaron sus residencias o
negocios en locaciones más céntricas para asegurar la auencia de clientes.
Efectivamente, Salazar Palavicini indica que en este sector el comercio cre-
ció con respecto a otros usos del suelo, aunque los proyectos de vivienda
popular también se dispararon.
Por su condición de extranjeros no deseables y su ocupación, los chinos
no habrían tenido cabida en el exclusivo distrito del Carmen, donde ex-
cepcionalmente fue censado un chino. Sin embargo, los datos revelan que
era el cocinero de una familia estadounidense de apellido Merry.53 Los dis-
tritos del Carmen y Catedral albergaron la mayor cantidad de joyas arqui-
tectónicas y obras monumentales –muchas aún en pie– que atestiguan el
poderío de los liberales: el Teatro Nacional, la Catedral, el Palacio Epis-
copal, la antigua Universidad de Santo Tomás, el Colegio de Señoritas, la
antigua Biblioteca Nacional, el Templo de la Música, el edicio Metálico,
la Fábrica Nacional de Licores, el Paseo de las damas, el Parque nacional
con su monumento a la Campaña de 1856 y la Estación del ferrocarril al
Atlántico. La opulencia de muchos de estos inmuebles, estratégicamente
colocados en el eje central capitalino y en dirección al noreste, se consti-
tuyó en testimonio visual y teatro político desde donde las élites liberales
iniciaron procesos continuos de renamiento, control y mantenimiento
del orden. Así, la ciudad se convirtió en el escenario donde se demuestra
el dominio y autoridad de la oligarquía, pero también donde se educó
a las clases populares para perpetuar sus prácticas de calibración y sim-
bolización. Aunque los comerciantes chinos hubieran tenido el capital
para adquisiciones inmobiliarias en Carmen, no habrían podido ingresar
al exclusivo círculo social de los liberales.
Los ocho chinos censados en el distrito de Catedral tampoco parecen
corresponder al perl esperado pues los datos del censo no indican auen-
53 William Merry sirvió como Ministro Plenipotenciario de Estados Unidos en
Costa Rica de 1897 a 1911. Véase: Bulletin of the Pan American Union, vol. 34
(January-June 1912), 667-668.
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 129
cia económica. El jefe del núcleo familiar, Francisco Yee Hum es registra-
do como barrendero. Los otros son su esposa, tres primos y tres paisanos,
aparentemente sin ocupaciones jas. Sin embargo, otras fuentes indican
que desde 1896 había actividad económica de un Francisco Yee Ham, co-
nocido como Chico chino, propietario de un negocio de lavandería en
Cuesta de Moras.54 Si es la misma persona, entonces su domicilio en un
distrito inalcanzable para la clase proletaria, empobrecida o marginal sería
más plausible pues su aparente ocupación como comerciante indica que
poseía ciertos medios económicos. El plano de Gallegos55 y las remem-
branzas de Chico Rohrmoser56 ubican a algunos de los principales vecinos
residiendo o manejando sus establecimientos comerciales en el actual dis-
trito de Catedral, pero conforme se amplió el distrito surgió una mezcla
de barrios burgueses y barrios populares. En La Soledad y La Dolorosa
convivían “habitantes muy heterogéneos”.57 Mientras que alrededor de
las iglesias se congregaron residencias que denotaban opulencia, hacia el
sur se ubicaron pequeñas industrias de sastrería, zapatería, ebanistería, he-
rrería, de fabricación de jabón, velas, licores, cigarros y otros.58 Regresan-
do a los ocho individuos chinos del censo de 1904, Tali Toi aparece tres
aos después como contribuyente scal en el Censo Comercial de 1907
con una lavandería josena que probablemente adquiriera de su primo
Francisco. Su nombre se transforma en o se transcribe como Chale Toy
esta vez, y reincide en el Censo Comercial de 1915 reinventado como un
comerciante exitoso con pulpería, tienda, taquilla y venta de cerveza en
54 La Patria, 17 de mayo de 1896, 1; ANCR, Protocolos Notariales 2337; y
ANCR, Expedientes Judiciales 1005.
55 Véase el plano en: https://www.sinabi.go.cr/biblioteca%20digital/mapas/
Mapas%20y%20planos%20de%20San%20Jose.aspx#.YFV_XMKw4
56 Hilje Quirós, “La vida en San José”.
57 Yanory Álvarez y Dennis Gómez, San Jose de antaño. Distrito Catedral (1890-
1940) (San Jose, Costa Rica: Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, Centro
de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, 2000), 54.
58 Álvarez y Gómez, San Jose de antaño, 54.
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una locación fuera de la Región Central: Turrialba.59 Finalmente, está el
caso suelto del chino enfermo censado erróneamente en el inexistente dis-
trito de Central, quizás en alusión a la ubicación del Hospital San Juan de
Dios sobre Avenida central.
Reconstruyendo las zonas chinas en San José:
exclusión e inclusión
La ubicación de los chinos en distintas zonas parece ser resultado de la
presión social por el espacio capitalino. Los procesos de jerarquización y,
posteriormente, de segregación urbana parecen haber provocado un mo-
vimiento centrífugo que dispersó a los chinos por diferentes áreas del cas-
co central. Así, durante la primera mitad del siglo XX hubo varios puntos
de menor concentración de chinos, consistentes, por lo general, con la de-
limitación que entrevió el censo de 1904. Un grupo de establecimientos
comerciales se ubicaba en el casco central capitalino; otro núcleo mayor-
mente residencial, en los barrios del Pacíco, Los Ángeles y La Dolorosa
y un último grupo, en las cercanías de la antigua Penitenciaría. Distintos
directorios comerciales de la ciudad de San José y de Costa Rica, así como
testimonios de descendientes de inmigrantes chinos han habilitado la si-
guiente reconstrucción parcial de dichos puntos. Los directorios, guías
o anuarios comerciales ofrecen datos muy interesantes, especialmente al
considerar su transparente propósito de promocionar al país como una
Suiza centroamericana y a San José como una ciudad moderna y habitada
por una clase oligárquica cafetalera a cargo de las principales industrias y
que detentaba el poder político de la nación. Esa parecía ser la denición
del “pura vidadecimonónica nisecular que se necesitaba vender en el
exterior para atraer inversiones y turismo e incentivar el orden y progreso
positivista.
59 República de Costa Rica. Ocina Nacional de Estadística, Censo comercial. El
31 de diciembre de 1907. Comercio é industrias patentadas. Anexo á la Memoria
de Fomento de 1907 á 1908 (San Jose: Tipografía Nacional, 1908); y República
de Costa Rica. Ministerio de Fomento. Dirección General de Estadística y Censos
(DGEC). Censo Comercial. Año 1915 (San Jose: Imprenta Nacional, 1917).
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 131
Consecuentemente, los pocos comerciantes chinos –hoteleros, fonde-
ros y lavanderos– de la ciudad capital fueron excluidos del Directorio de
la ciudad de San José (1890) y del Commercial Directory of the Americas
(1897). Mientras que en el primero se menciona a todas las personas de
cierta importancia de la capital y se anuncian algunos de los estableci-
mientos de dichas personas, en el último aparece una extensa lista de co-
merciantes chinos de Limón, Puntarenas y Cartago, algunos de los cuales
reinciden en la Memoria de Relaciones Exteriores de 1896 al realizar ge-
nerosas donaciones de dinero al gobierno costarricense desde las colonias
chinas de dichas comunidades.60 El único comerciante chino de San José
en el Directory es Atico Pelón, pero solo se registran su hotel y su abaste-
cedor en Cartago, probablemente debido a la asociación de los hoteles
chinos josenos con el bajo mundillo. Inclusive los comerciantes chinos
del censo de 1904 tampoco aparecen en la Guía Directorio de la Ciudad
de San José (1905) o el Trade Directory of Central American and the West
Indies (1915).
Sería hasta que se publicaron las Guías Comerciales de Costa Rica
(1926) y (1928-1929) que se documentó la actividad económica de los
inmigrantes chinos establecidos en San José, pese a su inserción temprana
desde la década de 1880 con los hoteles chinos” de Apao y Pelón y la
fonda de Allao. Las guías anuncian a Antonio Alán como fabricante de
jabón sobre la Calle 12 Norte y la Avenida 1 Oeste, así como a los lavan-
deros Luis Ching, sobre Calle 8, entre Avenidas 3 y 5, y a Hop Lee, sobre
la Calle 6 Norte.61 Todos estaban ubicados en el Distrito de Merced, que
ya he indicado como uno de los distritos de menor auencia económica
del casco urbano. A diferencia de los comerciantes chinos de provincia del
mismo período, se dedicaban a actividades minoritariamente asociadas
con el grupo étnico chino costarricense. Las lavanderías de chinos fueron,
60 República de Costa Rica, Memoria de Relaciones Exteriores, Justicia, Gracia,
Culto y Benecencia (San Jose: Tipografía Nacional, 1898), 122-126.
61 Manuel Saavedra, Guía comercial de Costa Rica (San José, Costa Rica: Impren-
ta La Tribuna, 1926), 71 y 73; Manuel Saavedra, Guía comercial de Costa Rica
(San José, Costa Rica: Imprenta Borrasé Hnos, 1929-1929), 98 y 104. En esta guía
Ching y Lee anuncian sus servicios de lavandería en la misma dirección, lo que
indica una posible constitución de sociedad o competencia desleal.
132 Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 1(2): 106-146, Julio-Diciembre 2022.
de hecho, más omnipresentes en otros países.62 Se hubiera esperado una
incidencia similar, pero probablemente las políticas gubernamentales de
higienizar la capital construyendo lavaderos públicos para que las mujeres
pobres pudieran ganarse un sustento, y las contrataciones de sirvientas
en las residencias de la oligarquía contribuyeron a la disminución de las
lavanderías de chinos, hasta que desaparecieron completamente del pai-
saje joseno.
Las guías de Saavedra también anuncian dos Centros Chinos: uno
sobre Calle 10, Avenidas 5 y 7, al sureste del icónico edicio art déco de
la Botica Solera (1926) y el otro sobre Calle 14 Sur y Avenida 14 Oeste
(1928-1929), en las inmediaciones de la Estación al Pacíco.63 Pese a estar
ubicados, uno en el norte y el otro en el sur, estaban en sectores popula-
res de la capital, al igual que los establecimientos de Alán, Ching y Lee.
Testimonios de descendientes de algunos inmigrantes chinos de provincia
indican que además del Club Chino de Puntarenas (ocialmente estable-
cido en 1909), existían otros clubes chinos que fungían como pensiones64
y salas de juego donde socializaban los paisanos durante sus visitas a la
capital. Es posible presumir que también ofrecían un servicio de comidas
de origen chino para saciar el paladar de los inmigrantes. Lo que no se
puede precisar es el grado de autenticidad de los alimentos pues no queda
claro aún si para la década de 1920 existían tiendas que importaban ingre-
dientes tradicionales en San José. De dicha década tampoco he logrado
encontrar evidencia documental ni testimonial de la existencia de restau-
rantes chinos en el país, pero ya para 1934 aparece un primer estableci-
miento propiedad de José Siu en Puntarenas y para 1935 se encuentra el
62 Sucheng Chan argumenta que, para nes del siglo XIX había alrededor de
4000 lavanderos en California, es decir, 11% de los chinos con empleo. Aunque la
lavandería se destacó como una de las actividades pioneras que posibilitó las mi-
graciones internas hacia la costa este de los Estados Unidos, también contribuyó
a generar una imagen del grupo como una etnia inferior y, consecuentemente,
tendió a coartar sus aspiraciones de ascenso social. Chan, Asian Americans, 33-34.
Es muy posible que sabiendo esto, los pocos lavanderos del país se volcaran a otras
actividades económicas menos jerarquizadas como el comercio.
63 Saavedra, Guía comercial 1926, 55; Saavedra, Guía comercial 1928-1929, 91.
64 En Costa Rica, las pensiones son establecimientos de alojamiento con tarifas
módicas, por lo general, para estadías largas.
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 133
primer restaurante chino de la ciudad de San José.65 En el Directorio gene-
ral ilustrado de la ciudad de San José (1944) se anuncian el Restaurante y
Cantina Cantón, de Antonio Apuy Chan, el Restaurante y Cantina Gran
Oriente, de José Atán W. y Herminia Lao de Lí y el Restaurante Asia, de
Melisandro Acón Kuo.66 Pese a que no eran locales contiguos tenían en
común que estaban sobre o en las inmediaciones de la Avenida Segunda,
una vía de gran tránsito vehicular y peatonal.
Las memorias de Juan Chan Rojas, sobrino de Apuy, contribuyeron
a parcialmente recrear la experiencia de integración de los chinos en la
capital.67 Su padre ingresó por Puntarenas en la década de 1930 junto con
otros paisanos, entre ellos su tío, que decidieron probar suerte en San José.
Se instalaron en un cuarto de un club chino donde dormían hacinados
sin mucho qué comer. A su tío Antonio le gustaba cocinar, así que él se
encargaba de preparar los alimentos que recolectaban o compraban entre
todos. Los compañeros le propusieron montar un local de comida chi-
na con los ahorros colectivos del grupo. Así nació el primer Restaurante
Cantón en un local pequeo junto a las ocinas de la Prensa Libre. Gustó
tanto a los comensales costarricenses que se vieron en la necesidad de reu-
bicarse en el local sobre Avenida Segunda, en lo que podría denominarse
como una zona de concentración de comerciantes chinos en San José. Allí
se encontraban estos primeros tres servicios de alimentación –junto con
65 Cantina, refresquería y hostería La Luna ofrece el famoso plato Chap Suy”
contiguo al Teatro Sun Yat Sen del puerto de Puntarenas. Heraldo de Puntarenas,
febrero de 1934; el Restaurante Asia anuncia el “Chop Suey único y legítimo”,
preparado por expertos cocineros chinosen su local a un costado del BCR y
junto al Bazar Chino, en pleno corazón de la capital. La Tribuna, 5 de setiembre
de 1935, 3. Es de suponer que ese bazar contiguo importó, entre otra mercadería,
ingredientes chinos para preparar las carnes rostizadas y el pescado relleno que
anunciaba Melisandro Acón Kuo. La disponibilidad de ingredientes podría haber
contribuido a la apertura de más establecimientos de comida china en el casco
central.
66 Rogelio Montagné Carazo, ed., Directorio general ilustrado de la ciudad de San
José (San José, Costa Rica: Imprenta Nacional, 1944), 113, 163-164.
67 Juan Chan Rojas, comunicación personal, 9 de marzo de 2018.
134 Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 1(2): 106-146, Julio-Diciembre 2022.
un bazar chino que no aparece en la guía– a los cuales posteriormente se
unirían otro restaurante y un almacén en la década de 1950. El restaurante
China se ubicó 350 metros al este del Cantón, al costado sur del Teatro
Nacional, ofrecía comida auténtica con ingredientes tradicionales y era
muy apetecido por los chinos de provincia que visitaban la capital.68 El
Almacén Alán y Alán, era propiedad de Antonio Alán, el industrial jabo-
nero, y de su hijo Emilio Alán Asing.69 Ubicado sobre Avenida Segunda,
entre Calles 6 y 8, era un establecimiento amplio de dos pisos y una estéti-
ca moderna, muy visitado por la clientela.
Finalmente, hay que incluir la talabartería de Antonio Chan, quien
en el directorio de 1944 anunciaba sus establecimientos en el Mercado
Central, sito cerca de los restaurantes chinos. Los hijos de Casirio Chan
Tonsi, alias Vicente Quirós, relatan que su progenitor llegó a Puntarenas
probablemente en la década de 1930 junto con Manuel Penkin Jiménez.70
Se formó un núcleo de cinco chinos que vivieron juntos mientras se esta-
blecían. Uno de ellos era “Too” Quirós (nombre con el que era conocido
Antonio Chan), propietario de esa talabartería en donde Casirio adquiría
sandalias y mochilas para los nios. Su relato también conrma la exis-
tencia de los clubes chinos josenos y sus funciones como pensiones y
salas de juego. Casirio, por su parte, contribuyó con el paisaje alimentario
introducido por los chinos de varias maneras cuando se instaló en Ba-
rrio Pinto, un vecindario popular del este de San José: elaboraba pasta de
wantán a máquina y pascones para colar deos o verduras que los paisa-
nos encargaban para sus restaurantes. Posteriormente, comenzó a vender
comida en su casa a solicitud de los vecinos que no podían resistirse a los
olores que emanaban de su cocina. Esto lo animó a abrir un restaurante
en la década de 1950, al costado norte de Plaza González Víquez, donde
ahora hay un restaurante y cantina llamado Mey Lin.
68 Luis Fernando Sánchez Orozco, comunicación personal, 9 de marzo de 2018.
69 Alfredo Alán Sánchez, comunicación personal, 5 de octubre de 2019.
70 Flor y José Vicente Martínez Oporto y Sandra Quirós Martínez, comunicación
personal, 16 de julio de 2015.
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 135
El éxito comercial de los restaurantes chinos y su aceptación en la so-
ciedad costarricense parece haber efectuado un cambio en el casco central
de San José y en las percepciones sobre el grupo étnico. Algunos de los
restaurantes albergaron también pensiones para clientes chinos y algunos
clubes chinos o salas de juego se establecieron en las inmediaciones del
Parque Central cuando la norma anteriormente era establecerlos en zonas
más alejadas del centro en donde podían burlar la vigilancia policial. No
se sabe qué tan conspicuos eran esos servicios de hospedaje y centros de
recreación para la población costarricense pero lo cierto es que los chinos
comenzaron a posicionarse y a visibilizar sus actividades en las vías más
céntricas de la capital para mediados de siglo y con ello adquirieron cierto
grado de respetabilidad, por cuanto hasta magistrados, políticos y emba-
jadas se contaban entre su clientela.71 Debe considerarse que entonces las
inmediaciones estaban pobladas de ocinas administrativas como el Con-
greso, la Corte de justicia, la Ocina de migración y la Policía.
Las pensiones de chinos atrajeron dos poblaciones: estudiantes e in-
migrantes. Había inujos de inmigrantes nuevos que llegaban constan-
temente por vía aérea, así que se hospedaban en esas pensiones con sus
coterráneos mientras buscaban un nicho.72 Los inmigrantes “viejos” de
provincia llegaban a la capital a abastecerse de mercadería e ingredientes
chinos para sus comidas, realizar trámites o simplemente reencontrarse
con allegados.73 Los descendientes de estos inmigrantes eran enviados a la
capital para obtener un título de secundaria y hasta una profesión que les
permitiera subsistir. Muchos terminarían por trasladarse a San José, de-
jando atrás sus comunidades natales y las calles chinas de su infancia y ju-
ventud. Cuatro testimonios permiten conocer las experiencias en dichas
pensiones. Juan Chan Rojas, quien se crió en el Restaurante Cantón en la
década de 1940, relata que la pensión contaba con 30 habitaciones y que
los inquilinos eran por lo general chinos de Limón, Guanacaste y Punta-
renas. Rogelio Chin Fong fue enviado a San José para cursar estudios en
71 Juan Chan Rojas, comunicación personal, 9 de marzo de 2018.
72 Jorge Acón Alan, comunicación personal, 10 de marzo de 2018
73 Luis Fernando Sánchez Orozco, comunicación personal, 9 de marzo de 2018;
y Camilo Wong,
136 Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 1(2): 106-146, Julio-Diciembre 2022.
el Liceo de Costa Rica también en la misma década.74 Vivió en la Pensión
Asia, donde conoció chinos de Limón que, para permitirle participar en
los juegos de azar, lo obligaban a hablar en cantonés. Ofelia Chan también
cursó estudios en el Colegio de Señoritas en la década de 1950.75 Cuando
ella y sus hermanos requerían dinero para gastos escolares o menudencias
recurrían a los dueos del Cantón, quienes a n de mes se entendían con
su padre Guillermo Chan Wong. Enrique y Emanuel Ajoy cuentan que
su abuelo Rafael gustaba mucho de jugar naipes.76 Consecuentemente,
cuando visitaba San José, se hospedaba en la Pensión Asia y jugaba con
Penkin Jiménez, entre otros paisanos.
Imagen 1
Puntos de concentración de chinos en San José centro (1880-1950).
Fuente: elaboración propia en My Maps: https://www.google.com/maps/d/u/0/edit?mi-
d=15-Uz8HERHNMsqggdWf0lWrMN1Ucueieo&usp=sharing
Nota: Los puntos marcados en amarillo corresponden a lugares mencionados en este ma-
nuscrito, mientras que los puntos en púrpura corresponden a negocios chinos de la actuali-
dad (que no aparecen en Google Maps) y que, por lo tanto, no son relevantes a este estudio.
74 Rogelio Chin Fong, comunicación personal, 30 de agosto de 2018.
75 Ofelia Chan Cerceo, comunicación personal, 5 de octubre de 2020.
76 Enrique y Emanuel Ajoy, comunicación personal, 8 de marzo de 2018.
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 137
Recapitulando, he logrado establecer que un primer punto de concen-
tración de inmigrantes chinos en San José se ubicó en el casco urbano,
sobre todo en las inmediaciones de la Avenida Segunda y tuvo un carác-
ter eminentemente comercial. Otra zona de concentración adquirió un
carácter más residencial y se localizó en las inmediaciones de la Estación
al Pacíco, Barrio Los Ángeles y Barrio La Dolorosa, en dirección al su-
roeste. La ubicación era ideal para miembros de la comunidad china de
Puntarenas, quienes frecuentemente conmutaban del Puerto a San José.
Existían pensiones para estudiantes de provincia también en las inmedia-
ciones. Enrique Ajoy recordaba la pensión de Ofelia Achón, donde re-
sidieron descendientes de inmigrantes chinos. Alfredo Alán también la
recuerda pues su hogar estaba precisamente a tres cuadras de la pensión.
Su abuelo, el industrial jabonero, había adquirido una casa a menos de
cinco cuadras al sur del mercado. También había una pulpería en la esqui-
na norte y, en la próxima cuadra, vecinos de origen chino. A dos cuadras
de los Alán se ubicaba la residencia y clínica dental del Dr. Adolfo Chen
Apuy Espinoza. Este segundo punto de concentración de la comunidad
china del Pacíco se extendía hacia el oeste por las Avenidas 10, 12 y 14,
donde se ubicaban la Cantina y Pulpería Los Ángeles, de José Cob Ch.,
sobre el cruce de Calle 12 y Avenida 12, y un abastecedor que Luis Wong
adquirió del propietario de la Pulpería El Acorazado España, sobre Calle
4 y Avenida 10. También sobre la Avenida 14 con Calle 14 se ubicó uno
de los dos Centros Chinos anunciados en las guías de Saavedra. Y muy
cerca de la Estación de Pacíco se ubicaba la residencia de la familia López
Sánchez.77 Es de notar que parte del primer punto de concentración y
el segundo punto, en su totalidad, estuvieron localizados en el distrito
Hospital, en el cual Salazar Palavicini indica un mayor uso del suelo para
comercio y viviendas populares.78
77 Foto López era el estudio fotográco de los hermanos López Chan en Puntare-
nas. Por otro lado, Hermelinda Sánchez pertenecía a la familia de Jacobo Sánchez
del Almacén Quong Tai Chong.
78 Salazar Palavicini, “Formación del espacio social de la ciudad de San José”, 131.
138 Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 1(2): 106-146, Julio-Diciembre 2022.
La tercera área de concentración étnica estuvo ubicada en las inmedia-
ciones de la Penitenciaría Central, en el Distrito Merced. Aquí he localiza-
do el segundo club chino, según las guías de Saavedra, y las residencias de
Chan Winting, conocido como José Chan,79 y Domingo Chan. Mientras
que el primero hizo su fortuna entre el pueblo minero de Miramar y Es-
parza con sus comisariatos, el segundo hizo lo propio entre Miramar y El
Pozo, actual Ciudad Cortés, con establecimientos de expendio de produc-
tos básicos. José era el tío de Domingo y aunque terminaron viviendo en
poblaciones alejadas del Pacíco costarricense, cuando su fortuna se los
permitió, adquirieron una casa cada uno en un área inmediata al Paso de
la Vaca y la Penitenciaría. Dos testimonios dan fe de que “vivían cerca del
club chino”.80 Precisamente, de José Chan se decía que era muy acio-
nado a los juegos de azar. Ambos comerciantes eran personajes preemi-
nentes y de gran fortuna en sus comunidades. Sin embargo, escogieron
adquirir bienes raíces en barrios josenos de perl más bien popular. Lo
interesante es que coincidieran en la escogencia residencial. La nieta de
Domingo Chan recuerda las visitas de José Chan a Puerto Cortés. Es de-
cir, mantuvieron los vínculos por décadas y lo lógico es que buscaran vivir
en el mismo vecindario cuando se retiraron.
No se puede descartar que, además de estos dos comerciantes y de los
inquilinos de las pensiones, debió haber otros inmigrantes chinos habi-
tando en las inmediaciones, creando una zona más de convergencia de
inmigrantes chinos en la capital. En particular, Alfredo Alán comentó
que su abuelo materno, Manuel Sánchez Chan, había adquirido una casa
cerca del club chino del norte. Manuel era el hijo mayor de Jacobo Sán-
chez, uno de los grandes comerciantes y lántropos de Puntarenas, junto
con José Chen Apuy. La familia poseía el almacén Quong Tai Chong,
el Hotel Miramar y el Teatro Sun Yat Sen. Alán relata que ese club era
una casa de madera de dimensiones medianas, quizás de unos cien metros
cuadrados, donde los paisanos recibían posada, compartían alimentos y se
entretenían jugando mah jong.
79 Chan Winting es el abuelo del astronauta Franklin Chang Díaz.
80 Delia Chan Amador, comunicación personal, 5 de marzo de 2020. Giselle
Chang Vargas, comunicación personal, 5 de marzo de 2020. La primera es nieta
de Domingo y la segunda, de José.
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 139
Debe recordarse que los clubes chinos eran, sobre todo, sitios de sociali-
zación para los inmigrantes. Los icónicos mensajes auspiciosos colocados
en la entrada del Club Chino de Puntarenas eran indicativos del tipo de
ambiente que estos espacios debían ofrecer a sus comensales.81 Eran luga-
res de esparcimiento para toda la familia, pero los centros sociales de San
José fungieron más como refugios para hombres solteros o inmigrantes
con esposas costarricenses. Solo en estos sitios se debieron sentir como en
familia según la concepción tradicional de zijiren (自己人, uno de noso-
tros). Muchos provenían del mismo poblado o la misma región en Can-
tón, descendían del mismo ancestro común, hablaban el mismo dialecto
o habrían compartido las mismas cargas mientras trataban de labrarse una
posición socioeconómica en la sociedad costarricense.
Conclusiones
La concentración espacial de distintos grupos de inmigrantes chinos
en los distritos de Hospital, Merced y Catedral desde nes del siglo XIX
hasta mediados del siglo XX reeja los vínculos existentes entre reformas
liberales de orden y progreso, delimitaciones de geografías urbanas y pro-
cesos de integración de los inmigrantes chinos a la ciudad capital de San
José, Costa Rica.
Al contrario de las comunidades provinciales en donde sí se desarrolla-
ron calles chinas, según la proverbial frase en chino que da origen etimoló-
gico a los llamados barrios chinos, en el casco joseno el proceso de reterri-
torialización de la tierra ancestral tuvo que ser negociado constantemente
a través de distintos períodos, dando como resultado no una sola cuadrí-
cula dentro de un distrito joseno, sino al menos tres pasajes donde, en
un mismo período, se ubicaron negocios y residencias de individuos o
familias de origen chino.
Efectivamente, el mapeo de comerciantes y residentes chinos de la ciu-
dad de San José revela una extraordinaria concentración en un corredor
81 Véase: Lai Sai Acón Chan, “El papel del Círculo de comerciantes del Imperio
Celeste en el desarrollo socio- económico de los inmigrantes chinos de Puntare-
nas, Costa Rica”, Revista de Lenguas Modernas 28 (2018): 443-456.
140 Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 1(2): 106-146, Julio-Diciembre 2022.
urbano que va desde Avenida 7 hasta Avenida 20 y de Calle 14 a Calle 5.
Es decir, catorce cuadras de norte a sur y 10 cuadras de oeste a este. Sin
embargo, los niveles de concentración de residentes y comerciantes chinos
se aprecian especialmente sobre la Calle 6 y sobre la Avenida Segunda y
son consistentes con el uso del suelo en los distritos Hospital y Merced.
La tendencia de comercios y áreas residenciales con población china
se mantuvo en los distritos ubicados al oeste de la Calle central, mientras
que en los distritos del este hubo una mínima presencia de chinos, que lo
perpetuó los procesos de segregación socio-espacial iniciados con los pri-
meros ensanches de la cuadrícula de origen colonial y los movimientos de
la clase oligárquica al distrito del Carmen, Paseo Colón y los vecindarios
aburguesados del distrito de Catedral.
También hubo cambios fundamentales en las formas de subsistencia
de los chinos de San José. Sin obviar el hecho de que muchos de los inmi-
grantes servían como asalariados al inicio de su experiencia en la capital,
fueron notorias algunas transformaciones en el perl ocupacional a través
de las décadas: hoteleros y fonderos de mala reputación en una primera
etapa, lavanderos en una segunda etapa y, por último, propietarios de res-
taurantes o pensiones y pulperos en una tercera etapa. Recuérdense los
hoteles de José Apao y Atico Pelón y la fonda de Allao (1880-1900), las
lavanderías en Cuesta de Moras y alrededor del mercado central (prime-
ras décadas del siglo XX), los establecimientos de comida china sobre la
Avenida segunda y las pulperías en las Avenidas 10 y 12 (1930-1950). Hoy
en día, ese variado perl profesional que desarrollaron los comerciantes
chinos josenos se especializó, dando origen a un paisaje alimentario que
primordialmente asocia a los chinos con establecimientos que sirven pla-
tillos chinos (restaurantes, sodas, cafeterías o ventas de comida para llevar)
o establecimientos de mercadería china o productos de consumo básico
(almacenes, tiendas, abastecedores y pulperías),82 que han conformado un
paisaje imperdible e indispensable para la sociedad costarricense.
82 Véase: Lai Sai Acón Chan, “Desterritorialización y paisajes alimentarios: histo-
rias de consumo y subsistencia entre los inmigrantes chinos de Costa Rica, 1870 a
1950”, en Los chinos de ultramar: sabor, cultura alimentaria y prácticas culinarias,
ed. Ivonne Campos Rico y Ricardo Martínez Esquivel. México D.F.: Palabra de
Clío, 2020.
Lai Sai Acon | Políticas civilizatorias 141
Sin duda, los expedientes judiciales y policiales, los registros del cen-
so de San José de 1904, los censos comerciales y las guías-directorios de
actividad comercial, así como los testimonios de descendientes, han sido
útiles para determinar las andanzas del grupo étnico chino y su posicio-
namiento social, geográco y económico en la capital para mediados del
siglo XX. Aun los inmigrantes chinos de provincia que se trasladaron a la
capital, pese a su inmensa opulencia, se mantuvieron dentro de los límites
simbólicos impuestos. Algunas consideraciones que pudieron inuir son
el valor de las propiedades céntricas, especialmente aquellas propiedades
pertenecientes a las familias josenas de abolengo, la disponibilidad de
propiedades contiguas y los lazos de anidad entre los chinos, factores
que requieren un estudio de mayor profundidad que el que ofrezco en
este artículo.
Fuentes primarias
Archivo Histórico Arquidiocesano Bernardo Augusto Thiel.
Fondos Antiguos 283.
Archivo Nacional de Costa Rica
Congreso 962.
Corte Suprema de Justicia 4364.
Estadística y Censos 155.
Expedientes Judiciales 1005, 173, 9205, 6066, 9073, 6013, 8867, 6278,
19656, 11490, 7018, 6147, 1719, 7726, 621, 1389, 6595, 344, 6617,
6547, 6826, 8767, 6617, 11027, 35154, 6520, 6867, 7864, 1893,
7186, 8026, 3613, 8657, 4617, 31702, 34623, 43014, 4958, 2206,
2202, 6845, 4929, 5017, 8126, 42600, 3299, 8049, 2212, 6805, 334,
5295, 5296, 5304, 58403.
Fomento 4685.
Gobernación 25783 y 55087.
Guerra y Marina 4659 y 8257.
142 Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 1(2): 106-146, Julio-Diciembre 2022.
Hacienda 26284.
Juzgados y Alcaldías 48400.
Protocolos Notariales 2337.
Secretaría de Policía 7128, 8044, 1953, 10732, 1726, 3518, 1716.
Biblioteca Nacional de Costa Rica. Hemeroteca.
El Heraldo de Costa Rica
El Heraldo de Puntarenas
La Chirimía
La Prensa Libre
La República
Otro Diario
Fuentes primarias impresas
Bureau of the American Republics, International Union of American
Republics, comp. Commercial Directory of the American Republics.
Washington: Government Printing Oce,1897.
Department of Commerce-Bureau of Foreign and Domestic Commerce.
Trade Directory of Central America and the West Indies. Washington:
Government Printing Oce, 1915.
Gallegos, Nicolás. “Plano que representa el interior de la ciudad de San
José, capital de la República de Costa Rica, ao de 1851”. San José:
Litografía Nacional, 1851. https://www.sinabi.go.cr/biblioteca%20
digital/mapas/Mapas%20y%20planos%20de%20San%20Jose.aspx#.
YqexJulKi8E
Montagné Carazo, Rogelio. Directorio general ilustrado de la ciudad de
San José. San José, Costa Rica: Imprenta Nacional, 1944.
Peralta, Genaro. Guía Directorio de la Ciudad de San José. San José, Costa
Rica: Imprenta Lehmann, 1905.
República de Costa Rica. Memoria de Relaciones Exteriores, Justicia,
Gracia, Culto y Benecencia. San José: Tipografía Nacional, 1898.
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