La iniciación masónica en los dibujos animados

 

Masonic Initiation in Cartoons

 

Alma Celia Galindo Núñez

Universidad Autónoma de Aguascalientes; México

alma.celia@gmail.com

 

Marco Antonio García Robles

Universidad Autónoma de Aguascalientes, México

marcogarciarobles@gmail.com

 

Recepción: 1 de octubre de 2018/Aceptación: 30 de noviembre de 2018.

doi: https://doi.org/10.15517/rehmlac.v10i2.34732

 

Palabras clave

Iniciación; francmasonería; dibujos animados; mitos; cultura popular.

 

Keywords

Initiation; Freemasonry; Cartoons; Myths; Pop Culture.

 

Resumen

El presente artículo da cuenta de la presencia del tema masónico, particularmente de los rituales de iniciación, en los dibujos animados. En el texto se habla del imaginario popular con respecto a las logias y a las personas adscritas a las mismas, la forma en que se muestra en las producciones audiovisuales norteamericanas y algunas temáticas relacionadas con las prácticas masónicas, como las pruebas para los profanos, la exclusión de la mujer, el consumo de alcohol y las prebendas que perviven en la masonería según la percepción social.

 

Abstract

This article gives an account of the presence of the Masonic theme, particularly its initiation rituals, in cartoons. The text deals with the popular imaginary regarding lodges and the people belonging to them. Also, it describes the way in which it is shown in American audiovisual productions as well as how it deals with some topics related to masonic practices, such as tests designed for the profane, the exclusion of women, the consumption of alcohol and the perks that survive in Freemasonry according to society’s perception.

 

Introducción

 

Masonería e imaginarios populares

Como es conocido, las diversas formas de francmasonería han suscitado diversas acogidas e interpretaciones en el imaginario popular, dependiendo de la época y el lugar en el que se hayan implantado logias con trabajos ordinarios, desde el rechazo por considerarla satánica o contraria a los gobiernos, hasta el prestigio por formar parte de ella, principalmente en sociedades anglosajonas.

Particularmente en Iberoamérica, de tradición cristiana, o, mejor dicho, católica, la percepción de las sociedades iniciáticas ha estado ligada a teorías de la conspiración o de actividades contrarias a la religión. También es persistente la vinculación de la masonería con los próceres de las independencias latinoamericanas, aun cuando en casos como el mexicano no se ha obtenido el testimonio documental de su pertenencia a taller masónico alguno, aunque existen los relatos de la masonería primigenia en México, que siguen en debate desde la historiografía. También, en el caso de este país, era común escuchar menciones de que para ser presidente de la República uno de los requisitos fundamentales era el de estar iniciado en la orden de la escuadra y el compás, mismo precepto aplicado para el ascenso social en los gobiernos emanados de la fuerza política hegemónica hasta entrado el siglo XXI, el Partido Revolucionario Institucional[1].

Es un hecho que la producción audiovisual estadunidense posee un alto nivel de distribución global y que la cultura de naciones como la mexicana se ha visto influida por sus programas y películas, prácticamente desde la entrada de la televisión a mediados del siglo XX. Así pues, son varias las generaciones que recibieron una “educación” mediática que incluyó dibujos animados, entre los que se colaron alusiones veladas a la francmasonería.

En el prólogo de 300 años: masonerías y masones. 1717-2017, Ricardo Martínez Esquivel aborda los casos específicos de Los Simpson, donde el conocido personaje de Homero es iniciado en la logia de los Magios (Stonecutters); el capítulo donde Bob Esponja es introducido al rito de los Cefalópodos, y el caso de la logia de los Búfalos Mojados en Los Picapiedra, de la que son miembros los protagonistas de la serie animada, Pedro Picapiedra y Pablo Mármol[2].

 

Imagen 1

“La cadena de unión”

Fuente: Ilustración de Pepe Martínez.

A estos ejemplos se pueden sumar emisiones como aquella en la que Pinky y Cerebro, caracteres de la Warner Brothers, en el episodio 39, ingresan a una sesión del club E.L.L.O.S. (Esplendorosas Llamas La Organización Secreta, T. H. E. Y. en su versión en inglés), aparentemente en alusión al Club Bilderberg de líderes mundiales, luego de efectuar extraños saludos, caricaturizando de manera clara los “signos” y “tocamientos” propios de los grados masónicos. Una producción contemporánea que incluye personajes aparentemente relacionados con sociedades secretas es Gravity Falls, donde el tío Stanley Pines porta un fez similar al de los Shriners, y aparece un extraño personaje llamado Bill Clave (Bill Cipher, en inglés), un triángulo con sombrero de copa y un solo ojo, parecido sin duda al “ojo que todo lo ve” de los templos masónicos o el que encabeza la pirámide del sello de los Estados Unidos (imagen 2).

 

Imagen 2

Cortinillas de apertura y cierre en la serie Gravity Falls.

Fuente: http://es.gravityfalls.wikia.com/wiki/Archivo:Gravity_Falls_Opening_Ending.png

 

Como se mencionó, el abordaje de las sociedades secretas en los cartoons, toma como uno de sus temas principales el de la iniciación, quizá porque en la cultura popular es un asunto llamativo, dado el misterio que rodea la participación en las reuniones de estos grupos. Por supuesto, en las realizaciones televisivas la trama entra al género de comedia, parodiando o quitando lo solemne de los rituales masónicos con fines de entretenimiento, condimentando además las historias con aspectos lúdicos asociados a las tenidas, como son los ágapes aderezados con alcohol y la convivencia fraternal más allá de lo litúrgico.

 

Propuesta metodológica

La propuesta metodológica es de corte exploratorio-descriptiva. Por un lado, tomando como género los dibujos animados que, si bien no son algo nuevo, han sido estudiados muy poco desde la perspectiva cultural. Las investigaciones al respecto se han orientado hacia el estudio de las audiencias, principalmente enfocándose en las infantiles.   

La muestra objeto de esta investigación se compone de cuatro distintos dibujos animados: Betty Boop y Bimbo en los Talkartoons, Los Picapiedra, Los Simpson y Bob Esponja. La matriz se presenta a partir del análisis descriptivo de los capítulos donde los protagonistas o personajes recurrentes atraviesan, de manera explícita, un proceso de iniciación para pertenecer a un grupo secreto. Los capítulos se retoman como unidades culturales de observación para establecer semejanzas y diferencias entre los procesos de iniciación dentro de los dibujos animados, de manera que las interpretaciones de estos productos mediáticos presenten un análisis de las relaciones con el rito de iniciación masónico y otros elementos de las creencias comunes.

En cuanto al aspecto histórico, se citan liturgias y manuales del siglo XIX, cotejando lo relativo a la ceremonia masónica para que las personas en condición de “profanos” adquieran la calidad de “aprendices”. Las referencias están tomadas de fuentes de los ritos de York, nacional mexicano y escocés. También se da cuenta de textos antimasónicos, como se verá enseguida.

 

La iniciación en fuentes masónicas y antimasónicas

Una de las ceremonias emblemáticas de las sociedades secretas es la iniciación, aunque otras tradiciones culturales cuentan con sus propios “ritos de paso” estudiados desde la antropología. En el caso de la francmasonería, las pruebas de ingreso han sido motivo de especulación desde hace siglos y quizás uno de los principales motivos de su proscripción en ciertos lugares y momentos históricos, principalmente por su asociación con actividades conspirativas contra el orden establecido, incluyendo el religioso.

Uno de los autores más referidos en la investigación histórica de las logias y sus integrantes, es el abate Agustín Barruel, quien, en sus Memorias para servir a la historia del jacobinismo, critica esta sociabilidad moderna, al opinar que atenta contra el trono y el altar. En su libro, que tuvo gran difusión en Latinoamérica y que sirvió incluso como argumento para prohibir las sociedades secretas en México, relata su propia ceremonia de iniciación que tuvo efecto, según dice, en contra de su voluntad:

 

Hasta aquí solo había observado yo juegos, puerilidades y ceremonias burlescas, a pesar del tono de gravedad que afectaban; pero no les habían desagradado mis respuestas. Sobrevino al fin, esta pregunta, que con toda gravedad me hizo el Venerable: “¿Estáis dispuesto, hermano, a ejecutar todas las órdenes del Gran Maestre de la masonería, aun cuando recibáis órdenes contrarias de parte de un rey, de un emperador o de cualquiera otro soberano que sea?... mi respuesta fue: No.

[…] Aún se volvió más seria entre el Venerable y yo; no se rendía, y volvía a hacer su pregunta para abrumarme y arrancarme un . Al fin, me sentí abrumado; tenía los ojos vendados, arranqué la venda, la eché a tierra, y dando un golpe con el pie, respondí un No, acompañado con todo el acento de la impaciencia[3].

 

El autor refiere que en la misma tenida recibió los grados de compañero y maestro, así como los métodos de identificación entre los hermanos. Consigna, asimismo, algunos detalles de los rituales propios de otros grados de la masonería, aunque en este caso, no aclara haberlos experimentado:

 

Cualquiera masón que quiera ser admitido a estas altas logias escocesas, como también a todos los demás grados masónicos, lo primero que ha de saber es que hasta aquel momento ha vivido en la esclavitud. Este es el motivo porque se le admite delante de los hermanos como un esclavo, llevando una cuerda al cuello y pidiendo que le rompan sus lazos[4].

 

Ahora bien, dependiendo del rito y la jurisdicción masónica, se conocen diversos protocolos para la iniciación masónica, en algunos casos, con interrogatorios y pruebas previas a la ceremonia en el templo, que tienen como finalidad el conocimiento a profundidad del profano (persona no iniciada); en otros, con actividades físicas e intelectuales que llevan a un nivel de “quiebre” de la parte emocional o psicológica del aspirante a masón. Esto se conoce por relatos específicos, puesto que no necesariamente forman parte de procedimientos aprobados o registrados en un manual, sino, más bien, de tradiciones particulares de ciertas logias. Así, por ejemplo, se conocen detalles del proceso iniciático del poeta Rubén Darío, que tuvo lugar en Managua, en 1908, a través de una cita de Dionisio Martínez Sanz, testigo del hecho:

 

Con todo esto, nos dábamos gusto los traviesos y armábamos una serie de obstáculos para someter a los profanos a una serie de pruebas, al parecer tan ridículas, pero tan necesarias a la parte simbólica y filosófica de la masonería. 

Para la iniciación de Darío, por tratarse de personalidad tan respetable, hicimos las menos diabluras posibles. Pero sí, armamos un cerrito que, por un lado, tenía escalones de piedras labradas, y por el otro, piedras irregulares rodadizas. Ayudado por los expertos, subió Rubén, con los ojos vendados, el lado de los escalones; y al descender por la parte opuesta, las piedras se corrieron, se rodaron, el cuerpo que parecía que iba a dar a un abismo. Una voz dijo: ‘Dejadle que se despeñe; que se acabe de una vez este pecador’; pero otra rectificó inmediatamente: ‘Detenedle; todavía se puede salvar’. 

Claro. Todo estaba bien dispuesto, y no pasó a más que recibir un gran susto el nervioso novato postulante[5].

 

En la parte ritualística se puede encontrar una amplia diversidad en las formas y alocuciones propias de la iniciación, dependiendo del rito, época y lugar, aunque en general se conservan algunos elementos, como los “viajes” a los que se somete al aspirante a masón al interior del templo, incluyendo la parte previa de estancia en algún lugar tétrico, prueba que algunos llaman de “tierra” y que tiene por objeto la reflexión sobre la muerte. Sin embargo, han existido formas de masonería que desestiman tanto los tradicionales retos anteriores a la ceremonia, como los excesos que aparentemente se podían cometer durante las sesiones masónicas, a fin de privilegiar el significado de las “pruebas simbólicas” del aire, agua y fuego. Este es el caso de la explicación incluida en una liturgia del Rito Nacional Mexicano de 1869:

 

…os debería preguntar si estabais dispuestos a sufrir las pruebas materiales que allí se juzgan como indispensables, y satisfecho de vuestra respuesta mandaría que hicierais tres viajes, en los cuales hubierais encontrado, en el primero, diversos obstáculos y tropiezos, y el silencio habría sido interrumpido por voces extrañas y un ruido extraordinario. En el segundo viaje, el ruido de las armas habría sido terrible, y vuestro brazo habría sido sumergido tres veces en el agua; y, por último, en el tercero, se os habría hecho sentir el efecto del fuego. Nosotros omitimos todo esto, porque las luces del siglo y el progreso las hacen parecer innecesarias, y mucho más en un país libre como México…[6].

 

Existen videograbaciones en línea que muestras aspectos de las tenidas o películas que se realizaron con fines de propaganda antimasónica que proporcionan referencias más o menos exactas de las ceremonias, como es el caso del mediometraje francés de 1943 Fuerzas Ocultas[7], donde se muestra la iniciación de un político francés, con el que se pretendía evidenciar la corrupción entre miembros de las sociedades secretas en el gobierno[8].

Una de las imágenes más socorridas para aludir la ceremonia de ingreso a la francmasonería es la forma en que se dispone el atuendo del candidato antes de darle entrada al templo, que encontramos descrita en el manual o “monitor” de Duncan, una guía del rito de York editada originalmente en 1866:

 

Se quitará el abrigo, los zapatos y las medias, también el chaleco y la corbata; y ahora sus pantalones: aquí hay unos pantalones interiores para usted. Ahora deslizará su brazo izquierdo fuera de la manga de su camisa, y lo colocará a través del frente de su camisa, para que su brazo y su pecho estén desnudos. El diácono ahora ata un pañuelo o un capuchón sobre sus ojos, coloca una zapatilla en su pie derecho, y luego pone una cuerda, llamada de remolque, alrededor de su cuello, dejando que cuelgue hacia atrás[9].

 

Una variación sustancial con respecto a otras tradiciones masónicas —al menos las predominantes en México— es que, en el rito de York, antes de que al candidato a obtener el grado de aprendiz masón se le despoje de la venda en los ojos y abra estos a “la luz”, se le exige un jurar arrodillado, con menciones a Dios y con un beso al libro de la ley, en este caso, La Biblia. Posteriormente, se procede a vestir nuevamente al recipiendario para luego colocarle el mandil, instruirle en los toques, signos y palabras secretas de reconocimiento, y celebrar su ingreso en logia. En el caso del rito escocés antiguo y aceptado, el postulante tiene que hacer dos juramentos y ratificarlos en su consagración, lo que incluye la advertencia de castigos en el caso de revelar lo acontecido en el templo[10].

 

Aproximación a los discursos masónicos de iniciación

 

Masonería e iniciaciones en los dibujos animados

La masonería en los medios de comunicación ha estado presente debido a su carácter secreto y a su participación en diferentes procesos sociales y políticos. De manera que, “los asuntos relacionados, clara o veladamente, con las logias francmasónicas han tenido y siguen teniendo —al menos en España y otros países europeos y americanos—, un considerable atractivo”[11]. La cultura popular se ha inspirado en múltiples mitos, creencias e imaginarios, para incorporar en diversos bienes culturales mediáticos como películas, novelas, series, e incluso dibujos animados, referentes simbólicos que representan la tradición masónica.

En cuanto a los dibujos animados, es uno de los géneros audiovisuales con más éxito desde la llegada de la televisión. Se reconoce como un género que se adapta al idioma popular y combina el contexto en el que se desarrolla. Como técnica de creación audiovisual, la animación tiene la capacidad de narrar cualquier tipo de historia, y, por tanto, puede ser dirigida al público infantil, así como al público adulto, siendo uno de los primeros géneros presentes en los horarios estelares de las principales cadenas de televisión[12].

Al mismo tiempo, la animación es considerada costosa y de difícil producción. Por esta razón, son pocos los países en el mundo que tienen la capacidad de realizar y exportar este tipo de contenidos[13]. Los principales países productores son los Estados Unidos de América y Japón, que han desarrollado dos grandes tradiciones: los dibujos animados, conocidos también como cartoons y el anime[14].

La mayor parte de los dibujos animados se importan y, en consecuencia, reflejan la cultura y los modos de vivir de los países de donde provienen. En México, donde la producción de animación es poca, la mayor parte de las series animadas que se transmiten son importadas y poseen una mayor influencia de la cultura norteamericana[15].

Así, el contenido de este género ha contribuido a la institucionalización cultural de la sociedad como reproductora de ideas y significados dominantes de otra cultura, que ha sido apropiada por las audiencias y que modifica la realidad para generar significados propios. Desde una mirada intersemiótica[16], el contenido y la traducción que se hace de las creencias sobre el tema masónico se ubica como parte de la narrativa y se manifiesta en las estructuras formales de un capítulo animado; es decir que se evidencia incluso desde la elección del título, pero está presente en el género, los personajes, el uso del lenguaje verbal, la elección de planos, la organización de la narrativa, entre otros. De esta manera, se conciben como unidades estructurales que retoman la ideología masónica para plasmarla en el plano sustancial del contenido. Se identifican, por ejemplo, elementos estratégicos como el uso de cierta música, la elección de inicios y finales de cada historia, los roles de género de los personajes como parte de los procesos de iniciación, entre otros que más adelante se describen a detalle.

Por su parte, desde la teoría de recepción, Guillermo Orozco expone que la televisión reproduce patrones culturales que a través del televidente se crean como nuevos significados que participan en las determinaciones dominantes[17]. Este proceso se realiza por diversos mecanismos de significación que permiten desdoblar los códigos de significación dentro de los contenidos audiovisuales, los cuales de manera cultural encodifican la realidad y permiten significados múltiples a partir de los marcos culturales que poseen las audiencias. Esto, en última instancia, significa que la representación de lo real es el reflejo de los significados existentes combinados con las interpretaciones que las audiencias puedan generar.

Finalmente, la producción de significados depende del uso común de códigos y de la selección de los códigos según el contexto de referencia específico. Esta conjunción conforma “una manera de percibir y conferir sentido a la realidad que se va universalizando”[18].

El discurso dentro de los medios de comunicación no solo tiene un componente ideológico de los contenidos y de los receptores, sino al mismo tiempo, ideologizado acorde a los procesos culturales, socio-histórico[19]. En este sentido, los dibujos animados y su interpretación están sujetos a los procesos de producción y distribución, pero también a los de consumo que contienen sus propios bienes simbólicos; por lo tanto, la propuesta es generar desde una perspectiva semiótica de la cultura un análisis de la representación masónica dentro de los dibujos animados, enfocándonos en el rito de iniciación.

 

Bimbo y Betty Boop en los Talkartoons

Es muy probable que el primer dibujo animado sonorizado de la historia con referencias masónicas sea “La iniciación de Bimbo” (Estados Unidos, 1931)[20], emisión de la serie de cortometrajes unitarios llamados Talkartoons y que tiene como protagonista a Bimbo, quien en algunas producciones de los estudios Fleischer aparece como novio de la famosa Betty Boop (imagen 3)[21].

En la sinopsis del corto animado en blanco y negro, de 6 minutos y 29 segundos de duración, Bimbo es invitado a una sociedad secreta y “obscura”, a lo que se rehúsa, por lo que unas figuras con túnica le dificultan la salida de un lugar lleno de trampas alucinantes[22]. La música contiene un estribillo cantado por los integrantes del grupo, quienes llevan una vela apagada sobre sus cabezas, que dice “wanna be a member?” (“¿quieres ser miembro?”), y ante cada respuesta negativa es sometido a una nueva prueba. La narrativa visual es muy surrealista, pues como en muchos cartoons de la época, los objetos parecen tener vida y las leyes de la física se rompen, llevadas al absurdo.

 

Imagen 3

Fotograma de “La iniciación de Bimbo”

Fuente: Captura de pantalla de https://youtu.be/iAThMCwckS8

 

A pesar de que las situaciones mostradas en la animación —originalmente hecha para ser exhibida en salas cinematográficas— fueron pensadas con el fin de provocar hilaridad, se advierten algunos elementos propios de algunos pasajes litúrgicos de iniciación, como la presencia de figuras de calaveras con las tibias cruzadas o esqueletos humanos completos que en algunos casos pueden encontrarse en los “cuartos de reflexión”, usualmente un lugar obscuro que asemeja un sótano con las paredes pintadas de negro, donde dependiendo del rito o modalidad masónica se colocan diversas leyendas y objetos simbólicos[23].

En el citado corto también aparecen puertas pequeñas, que en algunas ceremonias se simulan cuando el candidato a iniciarse entra al templo, o el encuentro del profano ante un espejo. Quizá lo que más se encuentra fuera de contexto es la aparición al final de Betty Boop, quien le vuelve a preguntar si quiere ser integrante de la sociedad secreta, a lo que Bimbo contesta afirmativamente, para cerrar con una coreografía con réplicas por decenas del citado personaje femenino, que están detrás de los misteriosos individuos con túnica.

Llama la atención que, en los primeros segundos del cortometraje, el personaje principal camina tranquilamente por la calle, para caer en una alcantarilla donde inicia la trama, cuya tapa es asegurada por un ratón con un gran candado. El citado roedor tiene grandes semejanzas con el emblemático Mickey Mouse, creación de Walter Elias Disney, a quien se le atribuye pertenencia a la masonería, aunque es más certero ubicarlo como integrante de una organización DeMolay auspiciada por esta institución, que sí lo incluye en su Salón de la Fama[24].

 

Los Simpson y los magios

Los Simpson es un programa animado que sigue la vida de Homero, un trabajador de la planta nuclear; Marge Simpson, una dedicada ama de casa; sus hijos Bart, Lisa y Maggie, y todos los personajes de la ciudad de Springfield, en Estados Unidos. Es una serie animada creada en 1989 por Matt Groening. En sus comienzos Los Simpson era una serie de cortometrajes animados dentro de otro programa de televisión, y el 17 de diciembre obtuvo su propio programa[25]. Se estima que hasta el 2001 la serie había sido vista por más de 60 millones de espectadores en más de setenta países[26]. Hasta el día de hoy, la serie sigue produciéndose, cuenta con más de 630 capítulos y se transmite cada semana, por la cadena Fox; a la fecha de edición de este texto, acumula 29 temporadas.

La referencia al rito de iniciación se incluye en el capítulo doce de la sexta temporada[27]. La trama consiste en que Homero Simpson descubre que dos de sus compañeros de trabajo gozan de privilegios en la planta nuclear, como sillones vibradores, sodas gratis de la máquina expendedora y excelentes lugares de estacionamiento. Después de investigar descubre que ambos pertenecen a una antigua sociedad secreta: los Magios (Stoncutters en su versión en inglés).

Por los motivos anteriores, Homero trata de unirse a dicha sociedad, de la que descubre que, para ser miembro, debe ser hijo de un magio o salvarle la vida a uno de ellos. En una de sus cenas familiares descubre que el abuelo es un miembro, por lo que solicita entrar en la logia. Como requisito de admisión, Homero es sometido a una serie de pruebas de iniciación. La primera es un acto de fe, que consiste en saltar vendado de los ojos desde un sexto piso. En el capítulo vemos que el líder de los Magios empuja a Homero desde un peldaño pequeño con la finalidad de que los miembros se rían. Sin embargo, el suelo se rompe y Homero finalmente sobrevive a una caída de seis pisos, añadiendo elementos cómicos dentro de la serie.

El segundo ritual se conoce como “cruzando el desierto” y consiste en que el futuro miembro es golpeado por siete magios con las paletas en la parte del trasero. Le siguen las pruebas “el ojo que no parpadea”, “el desastre de Hesperus” y “la nalgada en el trasero hinchado”, que son exactamente el mismo ritual que “cruzando el desierto” (imagen 4).

 

Imagen 4

La prueba de “cruzando el desierto” de los magios

Fuente: Captura de pantalla de https://youtu.be/tQAJj5I2Biw

 

Al pasar estas pruebas, Homero como miembro de la logia debe jurar con una mano en el libro de los Magios repitiendo las siguientes palabras: “Y pido ante el pergamino sagrado que si revelo los secretos de los Magios se me hinche el estómago y se me caiga todo el cabello de la cabeza, así sea” (imagen 5).

 

Imagen 5

Juramento de Homero para ingresar a la fraternidad de los magios

Fuente: Captura de pantalla de https://youtu.be/I005qR4z0JI

 

Lo anterior manifiesta dos sentidos identitarios de las logias francomasónicas. El primero: enuncia la ritualización del juramento como parte de la sociedad y, el segundo: hace referencia al secretismo de la logia. Sin embargo, es notorio que dentro de este juramento se incorporan elementos de humor cuando Homero pronuncia estas palabras, dado que es un personaje que tiene el estómago hinchado y es prácticamente calvo. Finalmente, y como resultado del conjunto de pruebas, Homero se integra a la logia de los Magios con el número 908.

La logia de los Magios está compuesta exclusivamente por hombres y se incluye en su lista por varios personajes de la serie que tienen puestos importantes, como el magante Charles Montgomery Burns o Krusty “el payaso”, que es una celebridad dentro de Springfield. Pero a su vez existen otros miembros que no necesariamente están relacionados con el poder, como Carl o Lenin. En el capítulo se muestran algunas de las actividades que realizan dentro de la logia, como emborracharse a cualquier hora del día, jugar billar o póker, realizar cenas en grupos, entre otras. Estas características hacen sentido con la creencia relacionada a los grupos francomasónicos.

A la mitad del capítulo Homero destruye durante una cena “el pergamino Sagrado de los Magios”, por lo que resulta expulsado. Sin embargo, antes de irse, y debido a una marca de nacimiento en su cuerpo Homero es identificado como “El Elegido”, quien, según estaba predicho, llevaría a los Magios hacia la victoria.

Por un periodo, Homero es idolatrado por sus compañeros. Sin embargo, como líder, Homero decide cambiar el rumbo de los Magios, y comienza a realizar obras de caridad para ayudar a la comunidad. Al principio sus compañeros lo siguen, pero conforme el tiempo para la bebida, el billar y la diversión se ven comprometidos, comienzan a cansarse de Homero, e incluso piensan en matarlo. Finalmente, deciden deshacerse de él, dejando de ser Magios y creando una nueva sociedad, los No-Homers, sociedad en la que no es aceptado. En esta parte, es posible hacer una lectura de los componentes del capítulo que dejan evidencia de un discurso más satírico que cómico, el cual expone una crítica al sistema de poder y las construcciones ideológicas alrededor de los privilegios de este tipo de grupos.

Hacia el final del capítulo Homero se siente muy triste al abandonar su club secreto y decide formar parte de un club muy exclusivo: la familia Simpson, la cual tiene solo cinco miembros. En la parte final, la familia decide que para aceptarlo como miembro deben pegarle nalgadas con unas tablas, tal como hacían los Magios para aceptarlo. Homero llora mientras es golpeado, y exclama: “¡Espero que el club lo valga!”.

 

Los Picapiedra y los Búfalos Mojados

Los Picapiedra se centra en la historia de Pedro Picapiedra y Pablo Mármol (Fred Flintstone y Barney Rubble en inglés), un par de amigos que reflejaban la clase media de la sociedad estadounidense dentro de la ciudad ficticia de Piedradura, que se ambienta en la edad de piedra. Como personajes recurrentes se encuentran las esposas Vilma Picapiedra y Betty Mármol, así como los hijos de ambas parejas: Pebbles y Bam Bam, respectivamente. A pesar de ser una serie animada, las temáticas estaban dirigidas a público adulto, resaltando los conflictos laborales, la maternidad, la infertilidad, las complejas relaciones entre suegros y yernos, el consumismo, la ludopatía, entre otros.

La serie animada fue creada por William Hanna y Joseph Barbera y se estrenó por la cadena estadounidense ABC el 30 de septiembre de 1960. Se reconoce como la primera serie producida para el horario estelar[28]. Fue emitida hasta el 1 de abril de 1966 y tuvo un total de 166 episodios.

De manera recurrente Pedro Picapiedra y Pablo Mármol asistían a un club selecto masculino que se conoce como la logia de los Búfalos Mojados. En el capítulo en el que se hace referencia a la iniciación el líder indica que los iniciados deben soportar una tanda de azotes, una prueba de fuerza y otra de resistencia. Quienes pertenecen a los Búfalos Mojados deben ser personas buenas de corazón y fuertes. Los iniciados se denominan hermanos. 

 

Imagen 6

La prueba de las paletas

Fuente: Captura de pantalla de https://youtu.be/L5ShAU0xjjI

 

Según el reglamento está prohibido que cualquier mujer ponga un pie dentro de la logia, salvo durante la celebración de fiestas y en acontecimientos familiares. Tienen un atuendo especial que consiste en un gorro fabricado con pestañas de búfalo, teñido en azul y adornado con cuernos; se dice un saludo secreto y tienen una canción. En un episodio específico[29], Vilma y Betty reciben los golpes con las paletas de madera en el trasero (imagen 6), tras la osadía de disfrazarse como hombres para espiar a los maridos en sus actividades nocturnas con los cófrades de la prehistoria. De esta manera, los mismos elementos formales de la narrativa, como la música y los elementos estilísticos, son piezas clave para caracterizar a los Búfalos Mojados y la ideología que busca fidelidad hacia el imaginario que se tiene sobre la conformación de las logias.

 

Bob Esponja y la logia de los Cefalópodos

Bob Esponja (en inglés, SpongeBob SquarePants) es una serie animada estadounidense lanzada en 1999 y creada por Stephen Hillenburg. La serie se desarrolla en la ciudad de Fondo de Bikini (Bikini Bottom, en inglés) en el océano Pacífico. Bob Esponja es una esponja de mar rectangular de color amarillo que vive en una piña con su mascota, el caracol Gary. La serie tiene diversos personajes, como su mejor amigo, la estrella de mar Patricio; su jefe, don Cangrejo; su vecino, Calamardo, y Arenita, la ardilla que vive bajo el mar[30]. La trama gira en torno a Bob Esponja y sus aventuras en el trabajo, el hogar, la escuela y el juego. Este dibujo animado está dirigido a niños, principalmente de entre el grupo de dos y once años. Además de la serie animada, Bob Esponja cuenta con tres películas, videojuegos y otro tipo de artículos de promoción como tazas, camisetas, juegos de mesa, entre otros, que lo han convertido en un icono de la cultura popular actual.

En el capítulo 115 de la sexta temporada[31], Bob Esponja se muestra intrigado porque su amigo Calamardo se encuentra feliz sin dar explicaciones del por qué. Ante este hecho, Bob Esponja y Patricio deciden seguirlo para espiarlo y conocer el motivo de su felicidad. Lo que descubren ambos personajes es que Calamardo, en medio de una ceremonia de iniciación, es parte de logia de los Cefalópodos, una sociedad secreta exclusiva de moluscos masculinos que se reúnen el tercer miércoles del mes con sombrero y túnica para convivir con otras especies marinas similares a Calamardo. Desde el punto de vista narrativo, la pertenencia a la logia es de entrada excluyente a las otras especies marinas.

La ceremonia de iniciación se lleva a cabo en un recinto con forma piramidal a la cual solo se tiene acceso con un saludo especial. El rito de iniciación es explicado por el líder de la logia, quien dice: “Aquellos que quieren unirse a la logia deben enfrentar lo que más tememos: la anguila albina gigante” (imagen 7). Acto seguido se observa como un futuro integrante se acerca a una pequeña jaula para recibir una descarga eléctrica y convertirse en un digno hermano al que todos celebran después del rito.

Precisamente Bob Esponja y Patricio se unen a la celebración, lo que pone en evidencia su presencia clandestina. Sin ser conscientes del secretismo de la logia, el resultado de esta acción provoca que líder de la misma, apelando a la falta de honor de Calamardo, decida suspenderlo de por vida. Acto seguido, Bob Esponja y Patricio deciden crear su propia logia, dentro de la cual se retoman elementos de iniciación. Se observa en el capítulo que los tres personajes deciden someterse a la descarga de una medusa, reflejando, por un lado, la necesidad de pasar una prueba (que en las dos iniciaciones resulta dolorosa), y, por el otro, mostrando una narración paródica y cómica que hace referencia de manera intertextual a los discursos propagados sobre la cultura masónica.

 

Imagen 7

La prueba de la anguila albina gigante

Fuente: Captura de pantalla de https://bit.ly/2NVSpo6

 

A pesar de lo anterior, Calamardo insiste en volver a la logia de los Cefalópodos. Por lo tanto, Bob Esponja y Patricio idean un plan para asustar a los miembros de la logia con un calcetín, para que Calamardo salve a los miembros de la logia y lo dejen entrar de nuevo. A pesar de que el plan funciona, Bob Esponja y Patricio, se revelan y evidencian todo el engaño. Al final del capítulo, Calamardo es expulsado de nuevo de la logia de los Cefalópodos y es invitado por sus amigos a la logia de los Compañeros Emplumados, haciendo énfasis en la necesidad de pasar la iniciación nuevamente.

Al final del capítulo, Calamardo es expulsado de nuevo de los Cefalópodos y es invitado por sus amigos a la agrupación de los compañeros Emplumados, haciendo énfasis en la necesidad de pasar la iniciación nuevamente.

 

Machismo, alcohol y privilegios masónicos en los cartoons

 

Las “caricaturas” como también se les conoce en México a los dibujos animados, específicamente las que contienen pasajes de iniciación masónica, revelan algunos prejuicios o percepciones sobre los integrantes de las logias, pero también algunas realidades de las tradiciones de los ritos prevalecientes en el mundo. Lo anterior forma parte de la traducción inserta dentro del contenido a partir de ciertos conocimientos específicos que conforman elementos formales de composición y que pueden ser interpretados a partir de los terrenos semióticos que permite el análisis del lenguaje audiovisual.

La elección de los personajes, el sonido, la argumentación y otras formas del contenido permiten el reconocimiento de estos componentes. Así pues, por ejemplo, en Los Picapiedra, queda clara la exclusión a las mujeres propia del escocismo tradicional y de la tradición “regular” inglesa, fundamentada en las llamadas Constituciones de Anderson, que especifican como requisito para ingresar a la orden, el ser hombre “de honor y honesto”[32].

Vilma y Betty ostentan roles tradicionales de la mujer norteamericana de los años sesenta, cuando se emitió originalmente la serie animada, dedicada a las labores del hogar y excepcionalmente a trabajos propios de las “damas”. En uno de los tantos capítulos donde se muestra la logia de los Búfalos Mojados, las esposas de Pedro y Pablo tienen inquietud por saber qué es lo que hacen sus maridos, por lo que recurren a la argucia de disfrazarse de varones.

Menciona el teórico R. W. Connell que, históricamente, el concepto de masculinidad se ha construido de manera relativamente reciente de forma relacional, al oponerlo a la feminidad. Señala que “a las mujeres se les consideraba claramente distintas a los hombres, pero la diferencia residía en que se les consideraba representaciones incompletas o inferiores de un mismo carácter...”, y añade que, respecto a caracteres cualitativamente distintos entre los sexos, “esta noción acompañó a la ideología burguesa de las ‘esferas separadas’ del siglo xix[33].

En el tomo Exclusión (V) de la serie bibliográfica 300 años: Masonerías y Masones. 1717-2017, se hace énfasis en el estudio histórico de la masonería desde la perspectiva de género. Como dice el autor del texto introductorio, Guillermo de los Reyes, “la integración de las mujeres en la sociabilidad masónica creo un gran conflicto con la intolerancia de ciertas masonerías, particularmente las de tradición anglosajona”, que permanece y que podría definirse como “tolerante intolerante” o “fraternidad sin sororidad”[34]. Ciertamente, en ninguno de los episodios analizados aparecen mujeres como integrantes de una logia, lo que sin duda es un reflejo de la situación preponderante de la masonería en los EE. UU.

En cuanto al tema de la bebida en los ágapes o convivencias entre masones, habrá que remitirse a las propias Constituciones de Anderson, las cuales incluyen en una de sus páginas la “Canción del Aprendiz”, que con certeza se interpretaba tras la parte ritual de algunas reuniones de logia:

Vengan, preparémonos,

Nosotros los hermanos que somos;

Armados en esta feliz ocasión:

Bebamos, riamos y cantemos;

Nuestro vino tiene un manantial;

Aquí está la salud de un masón aceptado[35].

 

También es sabido, tras revisar diversidad de liturgias, que existen diversas ceremonias que incluyen brindis en los “ágapes” fraternales, como es el caso de las tenidas solsticiales o banquetes masónicos. Es necesario recordar también que la mítica creación de la masonería moderna, en 1717, tuvo origen en la reunión de varias logias que sesionaban en tabernas londinenses, aunque hay investigadores que dudan de esta versión, tras rastrear estos lugares de consumo de bebidas alcohólicas y viandas[36].

Así pues, no es extraña la versión irónica de Los Simpson, que incluye la convivencia masónica con canciones y tarros de cerveza, adicional a la presencia de personajes de diversos extractos sociales de Springfield, el mítico pueblo americano donde tiene lugar la serie, incluyendo la extraña participación de un alien o extraterrestre. Dicha ejecución vocal alimenta la teoría del complot masónico, pues se regodea de su poder para influir en diversos acontecimientos sociales. Bien lo dice la masonóloga María Eugenia Vázquez Semadeni:

 

La teoría de la conspiración puede definirse como la creencia de que una organización formada por individuos o grupos actúa subrepticiamente para alcanzar un fin malévolo. En un sentido más amplio, las teorías de la conspiración consideran que la historia está controlada por fuerza malignas o incluso demoniacas[37].

 

También sobre ese episodio en particular, llama la atención que el detonante fue una observación fortuita de Homero sobre alguno de sus amigos, que siempre llega temprano al trabajo en la planta nuclear pese a que sale después que el propio Simpson, descubriendo que ser magio le da el privilegio de viajar por una carretera exclusiva, razón por la que busca iniciarse en la logia mencionada. Por cierto, una exploración simple en la red social YouTube, arrojará teorías conspiratorias o illuminati sobre la serie animada, a la que se le atribuye el poder de predicción de múltiples sucesos contemporáneos.

           

Conclusión

 

La masonería, vista a través de los dibujos animados producidos en los Estados Unidos de América, muestra a una agrupación de personas de diferentes extracciones sociales que departen en logia desde la parte ritual hasta la lúdica, tomando elementos rituales de la orden para ironizar en las tramas que pueden enclavarse en el género de la comedia.

            Un tema recurrente en los cartoons es el de la iniciación de algún profano, quien es sometido a diversas pruebas físicas y psicológicas para ser admitido en los “trabajos” del templo, que pueden incluir ágapes con bebidas alcohólicas de por medio. Son notorias las exclusiones propias de la modalidad mayoritaria de la masonería en Norteamérica, el Rito Escocés con tradición inglesa, en el que teóricamente no se permite el ingreso de mujeres.

            Evidentemente, a diferencia de Iberoamérica, donde persisten prejuicios religiosos hacia la actividad masónica, en las “caricaturas” estadunidenses podemos apreciar una masonería “ligera”, más cercana a clubes sociales que a una orden iniciática o con actividades malévolas o de dominación mundial, con excepción del capítulo mencionado de Pinky y Cerebro, que por no incluir el tema de la iniciación no fue contemplado para su análisis. No obstante, se proporcionan indicios que en el imaginario popular pueden alimentar las teorías de complot o conspiración, particularmente por el episodio de los Magios en el caso de Los Simpson, donde en una mesa de festejo se puede apreciar tanto la presencia de un millonario dueño de una planta nuclear (que por cierto, de manera curiosa, tiene un grado de Stonecutter menor a su empleado, el amigo de Homero) como la de un personaje aparentemente extraterrestre, lo cual se puede asociar con los “reptilianos” o los illuminati, temas favoritos en las redes sociales cuando se realizan búsquedas sobre masonería.

Por otro lado, Moraes, desde un análisis antimasónico, refiere que en los dibujos animados se aprecia la parodia como crítica a la masonería, los masones y sus prácticas. Sin embargo, reconoce que no solo en los personajes de los dibujos animados, sino también en otro tipo de productos culturales, existen referencias simbólicas de los secretos, las ceremonias y los rituales que componen el discurso masónico en la cultura popular, que evidentemente “han contribuido a consolidar ciertos arquetipos y clichés de representación de las masonería y de las sociedades esotéricas en general que han ejercido enorme influencia en los espectadores, en especial, en el público infantil, el consumidor más habitual de este tipo de producciones audiovisuales”[38].

            Los ritos de iniciación descritos contemplan diversos elementos que determinan los modos en que se logra acceder a una sociedad secreta que se asume como logia. De manera que, mientras se puede considerar deseable pertenecer a estos grupos porque se exaltan los beneficios de pertenecer a una logia; al mismo tiempo, se evidencia que las formas de aceptación son exclusivas y se obtienen después de atravesar por un proceso. En los episodios referidos, estos implican que la pertenencia se obtiene tras la aceptación de ciertas condiciones como el azote, el secretismo y los juramentos.

            Otros elementos comunes que acompañan los episodios analizados son el vestuario y la música, los cuales se presentan como símbolos de legitimación, integración y consenso en cada una de las sociedades. La uniformidad del traje talar, así como el conocimiento del “himno” de cada logia se muestran como parte intrínseca de la colectividad y se consideran como parte de la construcción interpretativa que permiten la interacción y pertenencia a estas instituciones sociales.

Desde el punto de vista intersemiótico, es posible establecer una relación entre la elección de los elementos narrativos como una traducción del imaginario que se tiene sobre los grupos masónicos. La presencia de estos elementos dentro de los productos mediáticos se fundamenta en diversos códigos culturales seleccionados para significar y ser interpretados por los televidentes. Sin embargo, desde la teoría de recepción, la producción de creencias e imágenes colectivas sobre las sociedades masónicas son tan solo parte de los procesos subjetivos que son (re)significados a partir de las prácticas discursivas, narrativas y mediáticas de las personas que apropian estos dibujos animados. Por tanto, los imaginarios colectivos son producto de la apropiación cultural, histórica y política de un sujeto situado en un contexto determinado.

 

Bibliografía

 

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[1] Un libro que aborda el tema es el de Wenceslao Vargas Márquez, La Masonería en la Presidencia de México (Ciudad de México: Ediciones Surco de Letras, 2010).

[2] Ricardo Martínez Esquivel, Yván Pozuelo Andrés y Rogelio Aragón eds., 300 años: Masonerías y Masones. 1717-2017, tomo V, Cosmopolitismo (Ciudad de México: Palabra de Clío, 2017), 6-8.

[3] Agustín Barruel, Memorias para servir a la historia del jacobinismo (Perpiñán: imprenta de J. Alzine, 1827), 214-215. Se actualizó la ortografía, pero se dejaron las cursivas originales.

[4] Barruel, Memorias, 252.

[5] Jorge Eduardo Arellano, “Rubén Darío y su iniciación masónica en Managua”, Magazine Modernista, 12 de noviembre de 2010, http://magazinemodernista.com/2010/11/12/dario-y-su-iniciacion-masonica-en-managua/

[6] Primer Grado. Aprendiz del Rito Nacional Mexicano (Mazatlán: Tipografía de P. Retes, 1869), 10.

[7] Jean Mamy, Forces occultes (Francia, 1943). Ficha disponible en https://www.imdb.com/title/tt0189529/

[8]  El filme puede ser consultado en: https://youtu.be/Cj97xRZUfnE

[9] Traducción propia de “You will take off your coat, shoes and socks, also your waistcoat and tie; And now your pants: here are a couple of drawers for you. Now he will slide his left arm out of his sleeve-shirt, and place it through the boson of his shirt, so that his arm and chest are bare. The deacon now ties a handkerchief or cap over his eyes, places a slipper on his right foot, and then puts a rope, called cable-trailer, once around his neck, letting it drag back”. Malcolm C. Duncan, Duncan´s Masonic Ritual and Monitor or Guide to the three symbolic degrees of the ancient York Rite (Nueva York: David McKay Company: 1866), 28.

[10] En la actualidad es relativamente sencillo encontrar las liturgias masónicas en línea, aunque para certeza de las ceremonias usadas en México en el siglo xix, muy similares entre sí, puede consultarse: Liturgia del Primer Grado. Rito Escocés Antiguo y Aceptado, mandada observar por la Gran Logia del Distrito Federal a todas las logias de su jurisdicción (México: Tipografía de Eusebio Sánchez, 1899). (Omitimos las abreviaturas simples y tripunteadas).

[11] Ricardo Serna, “La masonería en el séptimo arte. Una aproximación al caso español”, REHMLAC+, 3, no. 1 (mayo- noviembre 2016): 71-86, https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/rehmlac/article/view/24287

[12] Paul Wells, “Smarter that the average art form. Animation in the television era”, en Prime Time Animation: Television Animation and American Culture, Carol Stabile y Mark Harrison eds. (Nueva York: Routledge, 2003), 15-32.

[13] Frederic Martel, Cultura Mainstream: cómo nacen los fenómenos de masas (Madrid: Taurus, 2011).

[14] Susan Napier, ANIME: from Akira to Princess Mononoke Experiencing Contemporary Japanese Animation (Nueva York: St. Martin’s Griffin, 2005).

[15] José Lozano, “Consumo y apropiación de cine y TV extranjeros por audiencias en América Latina”, Comunicar 15, no. 30: 62-72.

[16] Lauro Zavala, “La traducción intersemiótica en el cine de ficción”, Ciencia Ergo Sum 16, no. 1 (marzo-junio 2009): 50.

[17] Guillermo Orozco, Televisión y producción de significados (Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 1994), 27.

[18] Orozco, Televisión y producción de significados, 30.

[19] Orozco, Televisión y producción de significados, 32.

[20] Puede visualizarse en varias canales de YouTube, como en esta URL: https://youtu.be/iAThMCwckS8

[21] Referencia tomada de: www.fleischerstudios.com

[22] La sinopsis original puede encontrarse en www.fleischerstudios.com/filmography.html

[23] Por ejemplo, un reloj de arena, un gallo, elementos alquímicos, etcétera.

[24] Véase al respecto el sitio Web: https://demolay.org/halloffame/bio.php?id=17

[25]  Jonathan Gray, Watching with The Simpsons: Television, parody, and intertextuality (Londres: Routledge, 2012), 6.

[26]  M. Pinsky, The Gospel according to the Simpsons: The spiritual life of the world’s most animated family (Kentucky: Westminster John Knox Press, 2001), 2.

[27] Puede verse dicho episodio en: https://youtu.be/DAV7BAGHCA0

[28] Paul Wells, “Smarter that the average art form. Animation in the television era”, en Prime Time Animation: Television Animation and American Culture. Carol Stabile y Mark Harrison (eds.) (Nueva York: Routledge, 2003), 15-32.

[29] Puede verse en YouTube en la siguiente liga: https://youtu.be/L5ShAU0xjjI

[30] Lee Rice. “Sponge Bob Square Pants: Pop Culture Tsunami or More?”, The Journal of Popular Culture 42, no. 6 (2009): 1092-1114.

[31] Puede verse en Metatube en la siguiente liga: https://bit.ly/2NVSpo6

[32] James Anderson y Jean Théophile Désaguliers, The Constitutions of the Free-masons. Containing the History, Charges, Regulations, &c. of that most Ancient and Right Worshipful Fraternity (Londres: William Hunter for John Senex at the Globe, 1723), 58.

[33] R. W. Connell. Masculinidades (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2003), 104.

[34] Guillermo de los Reyes Heredia. “Exclusión” [introducción], en 300 años, tomo IV, Exclusión, 6.

[35] Traducción propia de:

COME let us prepare,

We Brothers that are;

Assembled on merry occasion:

Let’s drink, laugh, and sing;

Our Wine has a Spring

Here’s a Healt to an Accepted MASON.

Canción incluida en Dévrig Mollès, La invención de la masonería. Revolución cultural: religión, ciencia y exilios (Buenos Aires: Edulp, 2015), 78.

[36] Para ampliar este tema se puede consultar a Andrew Prescott, “En busca del Apple Tree: una revisión de los primeros años de la masonería inglesa”, en 300 años, tomo V, Cosmopolitismo, 168-191.

[37] María Eugenia Vázquez Semadeni, “La teoría de la conspiración masónica en Nueva España/México, 1738-1949”, en 300 años, tomo II, Silencios, 9.

[38] Diego Moraes, Antimasonería (1717- 2017) (Montevideo: Panguen Random House, 2017), 249.