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Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075, Vol. 69(Suppl. 2): S15-S28, October 2021 (Published Oct. 30, 2021)
Notas sobre los factores naturales y culturales en el desarrollo sociopolítico
prehispánico en el extremo noroeste de Guanacaste, Costa Rica
Luis Hurtado de Mendoza
1
; https://orcid.org/0000-0001-9004-0150
Guillermo E. Alvarado
2
; https://orcid.org/0000-0001-7082-4994
1. Centro de Información para el Desarrollo (CID), Turrialba, Cartago, Costa Rica; lhurtado40@yahoo.com
2. Centro de Investigaciones Ciencias Geológicas, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica;
galvaradoi@ice.go.cr
Recibido 30-I-2021. Revisado 28-IV-2021. Aceptado 10-VI-2021.
ABSTRACT
Notes on natural and cultural factors in the pre-Hispanic sociopolitical development
of the northwest of Guanacaste, Costa Rica
Introduction: Interdisciplinary studies on ancient occupation patterns and the development of human society
in the Orosí Volcano region are few. Environmental data are included in archaeological studies of specific sites,
mainly to illustrate the likely availability of local subsistence resources, with little regard for biodiversity linked
to altitude and an array of different geomorphic areas. Effects surging from volcanic activity and tectonics are
largely dispensed. Incidence of all these natural phenomena is rarely considered as agents of sociopolitical
changes.
Objective: Herein a search is performed in order to detect and illustrate instances of the relationship between
sociopolitical change detected by archaeology and diverse natural and cultural factors as described by other
scientific disciplines.
Methods: A sample of 111 cultural components in archaeological sites were examined in terms of their geo-
graphical location, ecological context and chronological position along the periods of the cultural sequence in
the Guanacaste region.
Results: As settlement models, the archaeological data are confronted with diverse natural and cultural factors
looking for their potential incidence as agents for sociopolitical change. Instances of relationship are examined
and their apparent effects are evaluated for each period, both in preceramic and ceramic times.
Conclusions: Both soil quality and climate are identified as important factors for change and development. Yet,
largely salient are distinct cultural factors, namely the exchange of products, agriculture and migration processes.
Key words: Guanacaste; sociopolitical development; archaeology; population patterns; change factors.
Hurtado de Mendoza, L., & Alvarado, G. E. (2021). Notas
sobre los factores naturales y culturales en el desarrollo
sociopolítico prehispánico en el extremo noroeste de
Guanacaste, Costa Rica. Revista de Biología Tropical,
69(Suppl. 2), S15-S28. https://doi.org/10.15517/rbt.
v69iS2.48739
https://doi.org/10.15517/rbt.v69iS2.48739
La información arqueológica disponible
para la región noroeste del Pacífico de Costa
Rica, ilustra una historia ocupacional que se
remonta a tiempos de la finalización del Pleis-
toceno, 13 ka AP. Se distingue una secuencia
de períodos definidos por cambios en la confi-
guración de la cultura material y en los niveles
de integración sociopolítica de los pobladores.
En perspectiva subregional, y a la fecha de este
trabajo, la zona de influencia desde la bahía
Santa Elena hasta el volcán Orosí no presen-
ta evidencia concreta de ocupación humana
durante el período Paleoindio; ofrece indicios
de los períodos Arcaico y Formativo; pero sí
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revela poblamiento importante y de variable
magnitud a lo largo de los dos últimos milenios
de la secuencia cultural prehispánica.
En este trabajo se trata de explorar la rela-
ción de estos cambios con factores naturales
y culturales en tres escalas: global, regional
y local. Se distinguen tres zonas ecológicas
y geomorfológicas: bosques de montaña en
correspondencia con el volcán Orosí-Cacao;
plataformas volcánicas en correspondencia con
el bosque tropical seco dominante y el litoral
marino, en correspondencia con las bahías
Santa Elena y de Salinas (Fig. 1), en razón de
sus recursos para la subsistencia, distribución
de asentamientos y como posibles rutas de
migración. Dicha restricción geográfica obe-
dece a cumplir con la delimitación impartida
por el suplemento especial de la Revista Bio-
logía Tropical del cual forma parte este trabajo
(Naranjo-Elizondo & Cortés, 2021) para tratar
diversos aspectos biológicos, pero contar con
un marco de referencia en otros aspectos de
las ciencias, como la Geología de Holoceno
y la Arqueología. Para ello se conjugan datos
de diversas disciplinas: Vulcanología, Paleo-
ecología, Zoología, Lingüística y Arqueología,
por lo que está dirigido a lectores en diversos
campos. El presente trabajo expone de modo
sinóptico los estudios arqueológicos dentro del
área demarcada (Fig. 1), quedando en el enten-
dido que se expresa una visión particular de los
autores, quienes a su vez están conscientes que
se requieren de más investigaciones de detalle
en cada campo.
Trabajos anteriores: Se tiene noticias de
un trabajo arqueológico pionero realizado por
las décadas finales del siglo XIX en el área del
Fig. 1. Sectores arqueológicos en la zona del litoral del golfo de Santa Elena hasta el volcán Orosí, en el extremo norte
de Guanacaste: 1) Tigre (ladera montañosa), 2) Orosí, 3) Río Dimas, 4) La Cruz, 5) Cuajiniquil (Plataformas volcánicas y
llanuras aluviales), 6) Bahía Salinas, 7) Bahía Cuajiniquil, 8) Santa Elena (litoral marino).
Fig. 1. Archaeological sectors in the coastal area from the Gulf of Santa Elena to the Orosí Volcano, in the north of
Guanacaste: 1) Tigre (mountainous slope), 2) Orosí, 3) Río Dimas, 4) La Cruz, 5) Cuajiniquil (Volcanic plataforms and
alluvial plains), 6) Bahía Salinas, 7) Bahía Cuajiniquil, 8) Santa Elena (coast).
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presente estudio (Flint, 1882), pero sus resulta-
dos no han encontrado difusión reciente. Para
efectos del registro arqueológico en la zona
del volcán Orosí, es adecuado empezar con las
investigaciones en el valle del Sapoá (Lange,
1971; Lange, 1972; Lange, 1983). Por los mis-
mos años y algo después, se realizaron estudios
en Cuajiniquil (Sweeney, 1975) y se inició el
Proyecto Arqueológico La Cruz, con el patro-
cinio del Museo Nacional de Costa Rica (Gue-
rrero, 1992; Sánchez, 2013). Más reciente es el
trabajo de planificación para la gestión de los
recursos arqueológicos del cantón de La Cruz
(Herrera, 2019), el cual presenta un inventario
de sitios arqueológicos, de los cuales una pro-
porción importante cuenta con posicionamiento
cronológico relativo y registro de petroglifos.
Finalmente, con base en el mencionado regis-
tro, se realizó un análisis de los petroglifos
para establecer su pertenencia en los diversos
períodos de la secuencia cultural en la región
de Guanacaste (Hurtado de Mendoza, 2020).
Aunque todavía incipiente, el estudio de
petroglifos en la zona del volcán Orosí, se
muestra promisorio para establecer pautas de
relación interétnicas, con potencial para ras-
trear procesos migratorios. El examen prelimi-
nar de una colección de petroglifos del cantón
de La Cruz (Herrera, 2019) presenta una clara
dicotomía estilística. Una de estas es abstracta,
antigua y autóctona. La segunda es abstracto-
naturalista, relativamente reciente y de origen
en culturas mesoamericanas (Hurtado de Men-
doza, 2020). En otras palabras, los petroglifos
que presentan motivos y composiciones identi-
ficables como propios de las culturas mesoame-
ricanas, son testimonio de la presencia física de
sus autores, también de origen mesoamericano.
Por lo tanto, resulta valioso el potencial de esta
evidencia para estudiar orígenes, rutas, destinos
y fechas de ocurrencia de procesos migratorios.
Otras colecciones (Herrera, 2017; Künne &
Baker, 2016) principalmente la registrada en
el sitio El Pedregal, son motivo de atención
y permanecen bajo investigación, por lo que
en un futuro cercano se espera contar con una
información abundante, que puede cambiar o
soportar las conclusiones acá expresadas.
Estudios geológicos de detalle de la región
son presentados por Alvarado y Denyer (2019).
Desde el punto de vista paleovertebradológi-
co, sobresale el hallazgo de un molar de una
mastodonde cerca de Las Ánimas, La Cruz
(Alfaro, 1911), que fue asignado a un Cuviero-
nius hyodon (Alvarado, 1986; Laurito, 1988).
Desgraciadamente, se desconoce el contexto
estratigráfico del hallazgo.
El registro geológico-vulcanológico de
eventos volcánicos recientes es muy exiguo,
pero inicia con los trabajos de Melson, Sáenz
y Fernández (1986) y se enriquece con apor-
tes posteriores (Alvarado & Denyer, 2019;
Alvarado, Vega, Chaves & Vásquez, 2004) y
con una compilación crítica por parte de Alva-
rado (2021). Información acerca de suelos se
encuentra en términos genéricos para la región
de Guanacaste, en los trabajos de Alvarado et
al. (2001) y Alvarado et al. (2014). Los autores
focalizan su interés en los suelos de origen
volcánico y discuten aspectos de su fertilidad.
La información lingüística se enfoca en el
trabajo de Constenla (1994) y de Ibarra (2020),
quienes identifican las lenguas Chorotega y
Nicarao, así como su filiación lingüística con
lengus chibchenses en la zona del volcán Orosí.
MATERIALES Y MÉTODOS
La información arqueológica fue exami-
nada para conformar una lista de sitios que
cuentan con datos de localización geográfica
y posición cronológica. La localización pro-
porcionó la relación del sitio respecto de zonas
ecológicas, ecosistemas y de los recursos natu-
rales de uso potencial por los pobladores en la
antigüedad. La ubicación cronológica de los
sitios, tuvo el propósito crítico de asociarlos
con los diferentes períodos de la secuencia
cultural prehispánica. Se tuvo en cuenta la
estructura del sitio en componentes de diferen-
tes períodos, con base en la identificación de la
cerámica, sea por tipos o por fases. Se utilizó
como referencia el modelo estratigráfico y
cronológico (Tabla 1) propuesto en Cuajiniquil
(Vázquez et al., 1994) y algunas enmiendas
posteriormente propuestas (Sánchez, 2015).
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También se contó con una serie actualizada de
los sitios arqueológicos registrados en el cantón
de La Cruz (Herrera, 2019). En algunos sitios
con registro gráfico de petroglifos, se aplicó
un modelo innovativo de datación relativa,
ahora disponible (Hurtado de Mendoza, 2020).
Resulta claro que la cronología es determinada
por los datos disponibles de la temporalidad
relativa de la cerámica y petroglifos en los
sitios arqueológicos. Esta perspectiva diacróni-
ca es enriquecida con la aplicación de controles
cronométricos obtenidos en los diversos cam-
pos de estudio. Eso sí, se recalca que mucho
de lo investigado hasta el momento por los
diversos autores acá citados, fue con objetivos
y técnicas de investigación variadas, incluso
TABLA 1
Cronología cultural en la región de Guanacaste, Costa Rica
TABLE 1
Cultural chronology in the Guanacaste region, Costa Rica
Años AC-DC Revisada (Sánchez, 2015) Cuajiniquil (Vázquez et al., 1994) Pre Cuajiniquil
1550
Ometepe 1350-1550 DC Policromo Tardío
1300 Ometepe
Sapoá Sapoá 800-1350 DC Policromo Medio
800
500 Bagaces Bagaces 300-800 DC Policromo Antguo
Bicromo en Zonas
Tempisque
Tempisque 500 AC-300 DC
0
-300
Orosí Tardío Formativo
Orosí 2000-500 AC
-800
Orosí Temprano
-1500
Megalayense -2200 Arcaico Tardío
Arcaico 8000-2000 AC
Norgripense -6200
-8000 Arcaico Temprano
Paleoindio ¿10000-8000 AC
Groenlandense -9700
Pleistoceno -11000 Paleoindio Tardío
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en su filosofía y perspectiva o línea de acción
preferencial del investigador.
De hecho, la fuente principal de infor-
mación arqueológica fue el plan de gestión
de Herrera (2019), pero se complementó con
otros trabajos. La lista compilativa de sitios
de Herrera (2019) se construyó en buena
parte con base en el registro “orígenes” del
Museo Nacional. Desgraciadamente, como es
de esperarse, dicha información revela una alta
proporción de sitios que no tienen nombre o no
presentan datos de edad relativa ni caracteriza-
ción de materiales arqueológicos, de manera
que no pudieron incluirse para los fines de
nuestro trabajo. Sin embargo, se pudo construir
una “historia ocupacional” con base en una
muestra de más de un centenar de unidades
(componentes) arqueológicos, datados median-
te la evidencia cerámica y de petroglifos.
Con la finalidad de explorar la posible rela-
ción de los sitios arqueológicos con la diferentes
disponibilidades de los recursos naturales en los
ecosistemas en el área de estudio, se consideró
geomorfológicamente tres tipos de ambientes:
las laderas cordilleranas; las llanuras aluviales y
plataformas volcánicas y, finalmente, el litoral
marino. En esos tres tipos de ambientes, la pre-
cipitación pluvial, el microclima, el desarrollo
de suelos y la disponibilidad de recursos ali-
menticios varía. Lo mismo que la posibilidad de
recursos para la lítica de uso cotidiano, donde
en su mayoría proviene de las lavas de los
volcanes, desde donde posiblemente también
extraían las arcillas por meteorización de anti-
guas coladas de lava.
La exploración de potenciales relaciones
entre los asentamientos humanos y posibles
agentes de cambio, esta se realizó teniendo en
cuenta una serie de factores naturales y cultura-
les, cuyos posibles efectos se distinguen como
una jerarquía que surge del nivel de incidencia
y alcance geográfico: global; regional; y local.
Los de nivel global afectan cientos de kilóme-
tros lineales en el caso de las costas o cientos de
kilómetros cuadrados en el caso de otros even-
tos, mientras que el regional afecta solo una
porción del territorio, correspondiendo el nivel
local a efectos muy focalizados, por lo general
de decenas de kilómetros cuadrados o menos.
La Tabla 2 resume listas de factores factibles o
potenciales en la región de Guanacaste.
RESULTADOS
Proceso ocupacional humano: La mues-
tra de sitios registrados de esta zona volcánica
TABLA 2
Factores potenciales de cambio sociocultural que pudieron tener alguna influencia en la zona de estudio
TABLE 2
Potential factors of sociocultural change that could have some influence on the study area
Escala de incidencia Factores naturales Factores culturales
Global Paleoclimas
Pequeñas edades de hielo
Extinciones
Nivel del mar
Niño-Niña
Migraciones
Regional Tectonismo
Sismicidad
Huracanes
Sequías
Tsunamis
Migración
Guerra
Intercambio comercial
Influencia cultural
Epidemias
Local Vulcanismo
Deslizamientos
Inundaciones
Huracanes
Variación climática
Incendios forestales
Agricultura
Alfarería
Artesanía
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incluye un total de 111 componentes culturales
en sitios arqueológicos de la secuencia ocupa-
cional regional. No se conoce sitios del período
Paleoindio y solamente hay un probable sitio
del período Orosí Tardío. En este segundo caso
no se informa de evidencia cerámica alguna, lo
cual parece ser el resultado de una inadecuada
asignación al período Tempisque, de la cerá-
mica clasificada como “Fase Lomas-B”. No se
ha corregido tal situación debido a la ausencia
de detalle en los datos proporcionados por los
investigadores. Si la ausencia de ocupación en
el período Orosí Tardío es confirmada, sería
una anomalía respecto del patrón ocupacional
regional en Guanacaste, que debiera ser expli-
cada (Fig. 2). Sin embargo, resulta claro que
las respuestas explicativas para estas aparentes
anomalías o cambios en el proceso ocupacional
podrían requerir de escrutinio acerca de las
características ecológicas de la zona y también
de la historia antigua que se infiere del registro
arqueológico, o al menos ese es el ejercicio que
se pretende realizar de modo sinóptico. Ayuda
también la información que esté disponible en
los campos de la etnohistoria y la lingüística.
Lo que sigue es una revisión de tales fuen-
tes, con el propósito de valorar correlaciones
potenciales. Claramente, habrá que esperar a
nuevas excavaciones e investigaciones siste-
máticas, para contar con una mayor cantidad
de información que aclare lo anterior o simple-
mente llene el vacío de información referente
a la ocupación.
El examen preliminar de las cifras en la
Tabla 3 y Tabla 4, también revela el patrón
general ocupacional en el área de estudio.
Las cantidades son exiguas en los períodos
más antiguos, mientras que presentan marcado
incremento en los períodos Tempisque y Baga-
ces. Luego sigue una gradual disminución en
los períodos Sapoá y Ometepe. En términos
generales, este patrón muestra alta afinidad
con el que se conoce para toda la región de
Guanacaste (r-Pearson = 0.98). Sin embargo,
es notable en la región bajo análisis, el des-
equilibrio numérico entre los asentamientos
de las tierras altas y bajas. La desproporción
es extrema, con ventaja de 10:1 en favor de
las tierras bajas. Esta situación es anómala
respecto del patrón ocupacional regional. La
conversión de los datos absolutos a porcenta-
jes, para facilitar comparaciones, revela otros
detalles discrepantes, esta vez locales, entre los
procesos ocupacionales en las tierras altas y las
Fig. 2. Historia arqueológica en la zona del volcán Orosí, por períodos. A) precerámicos (Paleoindio y Arcaico); B) cerámico
tempranos (Orosí Temprano y Orosí Tardío); C) intermedios (Tempisque y Bagaces); y D) cerámico tardíos (Sapoá y
Ometepe). La base de datos tomada en Herrera (2019), entre otras publicaciones.
Fig. 2. Archaeological history in the area of the Orosí Volcano, by periods. A) preceramics (Paleoindian and Archaic); B)
early ceramic (Early Orosí and Late Orosí); C) intermediate (Tempisque and Bagaces); and D) late ceramic (Sapoá and
Ometepe). According to Herrera (2019), among other publications.
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tierras bajas. Una de estas es la anacrónica ocu-
rrencia de los picos de poblamiento en las dos
zonas altitudinales. El de las tierras bajas tiene
lugar en el período Tempisque y precede al de
las tierras altas en el período Bagaces. Otra dis-
crepancia, es la regularidad de la declinación
de la ocupación en las tierras bajas, durante los
períodos Sapoá y Ometepe, mientras el proceso
equivalente en las tierras altas aparece atenua-
do en tiempos Ometepe.
Factores naturales y culturales: La zona
bajo análisis se encuentra en el extremo norte
de la región de Guanacaste. Está coronada por
los volcanes Orosí (1487 m) y Cacao (1680
m). Presenta tres geoformas principales: 1) el
litoral marino con acantilados, rías, playas y
albúferas, presentes en las bahías de Salinas,
Junquillal y Cuajiniquil dentro del golfo de
Santa Elena; 2) planicies volcánicas del inte-
rior; y 3) las faldas y farallones cordilleranas
(Fig. 3). En el mismo orden, se suceden cuatro
zonas de vida (sensu Holdridge, 1987): Bosque
seco Tropical; Bosque húmedo Tropical tran-
sicional a Premontano; Bosque muy húmedo
Premontano; y Bosque muy húmedo Montano
Bajo. Los sitios arqueológicos registrados están
distribuidos en el piso altitudinal Tropical (tie-
rras bajas) y el Premontano (tierras altas).
En la región en estudio se observa un
dominio ocupacional de las tierras bajas y, en
estas, un rol principal de la geoforma de las
plataformas volcánicas del interior. El rol de
las tierras altas es exiguo y acusa importancia
limitada cuando se le compara con el litoral
costero marino. Esta distribución corresponde
TABLA 4
Distribución de sitios arqueológicos en el Cantón de La Cruz por ecozonas
TABLE 4
Distribution of archaeological sites in La Cruz, Guanacaste by ecozones
Geoforma Descripción Zona de Vida Sitios (n) Sitios (%)
Tierras Altas Faldas cordilleranas BmhP 14 12.7
Tierras Bajas
Litoral Bahía de Salinas BsT 8
15.5Litoral Bahía Cuajiniquil BsT 5
Litoral Península Santa Elena BsT 4
Tierras Bajas
Planicie Dimas BhT<P 36
71.8Planicie La Cruz BhT<P 34
Planicie Cuajiniquil BhT<P 9
Totales: 110 100.0
Referencia: Herrera (2019), Apéndice 14.3, 14.4 (con adaptaciones).
BmhP: Bosque muy húmedo Premontano; BsT: Bosque seco Tropical; BhT<P: Bosque húmedo Tropical transicional a
Premontano (sensu Holdridge, 1987).
TABLA 3
Distribución de sitios arqueológicos desde el litoral hasta el volcán Orosí por períodos
TABLE 3
Distribution of archaeological sites from the coast to the Orosí Volcano by periods
Zona Altitudinal Paleoindio Arcaico
Orosí
Temprano
Orosí
Tardío
Tempisque Bagaces Sapoá Ometepe n %
Tierras Altas 0 0 0 0 2 4 2 2 10 9.0
Tierras bajas 0 2 4 0 33 26 22 14 101 91.0
Totales 0 2 4 0 35 30 24 16 111 100.0
% 0.0 1.8 3.6 0.0 31.5 27.0 21.6 14.4 100
Nota: Las asignaciones a períodos está consignada con base en datos de cerámica y petroglifos.
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con un escenario geomorfológico que tiene sus
orígenes en procesos tectónicos y volcánicos
de gran antigüedad. Encima de una base de
ignimbritas de superficie plana datada en >
1400 ka, se desarrolló una etapa que inició
con el colapso de algunos conos por causas
tectónico-volcánicas. Siguió una larga etapa,
que dio lugar a nuevos conos, asociada con
coladas de lavas, erupciones explosivas y el
colapso parcial de algunos edificios eruptivos.
Sus productos son identificados como coladas
de lavas y de ignimbritas (un tipo de roca piro-
clástica), así como avalanchas de escombros
volcánicos y flujos de detritos volcánicos. La
cadena montañosa dio lugar a sistemas de dre-
naje que diseccionaron fuertemente las laderas
de los volcanes y depositaron sedimentos en
los valles del piedemonte y en las plataformas
de ignimbritas de las tierras bajas del inte-
rior. También dejaron pequeños lagos y zonas
pantanosas en terrenos de drenaje deficiente.
La mayor extensión de las tierras bajas, sin
embargo, preservó la topografía básica plana
de las rocas ignimbríticas, caracterizada por
serranías de poca elevación, diseccionadas por
ríos y quebradas de aguas intermitentes, típicas
Fig. 3. Rasgos geomorfológicos y geológicos relevantes. A) Relieve costero típico de la península de Santa Elena.
Acantilados y playas pequeñas de cantos rocosos y arenas. Vegetación pobre en variedad con suelos poco aptos para la
agricultura y limitadas fuentes de agua dulce. B). Vista panorámica de la bahía de Salinas y punta Descartes, así como la
playas Pochote y Papaturro, desde el acantilado fila Cortinas en La Cruz. C) Vista panorámica del volcán Orosí; en primer
plano la planicie producto de la plataforma de ignimbritas con pobre desarrollo de suelos. D) Perfil de suelos (oxisoles)
desarrollados sobre aluviones y lahares meteorizados; sobre ellos, un suelo húmico (andisol). Se presume que esta localidad
fue datada por Melson et al. (1996).
Fig. 3. Relevant geomorphological and geological features. A) Typical coastal relief of the Santa Elena Peninsula. Cliffs and
small beaches of rocky pebbles and sands. Vegetation poor in variety with soils unsuitable for agriculture and limited sources
of fresh water. B) Panoramic view of Salinas Bay and Punta Descartes, as well as Pochote and Papaturro beaches, from the
Cortinas cliff in La Cruz. C) Panoramic view of the Orosí Volcano; in the foreground, the plain product of the ignimbrite
platform with poor soil development. D) Profile of soils (oxisols) developed on alluvium and weathered lahars. Above them,
a humic soil (andisol). It is presumed that this locality was dated by Melson et al. (1996).
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del clima subhúmedo de la región. A su vez,
estas serranías aíslan la faja costera en la cual
predomina la llamada “cortina” (fila Cortinas
o Las Cortinas), un escarpe prominente de
acantilados de 100-200 m, labrados por la ero-
sión regresiva en ignimbritas y coladas de lava
distanciado a 2 km o más del litoral. A sus pies
se han desarrollado pequeñas llanuras fluvio-
marinas, rías, playas y albúferas (Fig. 3).
La historia reciente de actividad volcá-
nica presenta un panorama de relativa calma.
Se tiene registro de un flujo de detritos en el
volcán Cacao, no datado, descrito como una
avalancha polimíctica con bloques de lava
andesítica y hummocks, generada por una una
avalancha originada en el colapso parcial del
volcán Cacao, dejando un cráter de 2.5 km de
diámetro. Descendió el megadeslizamiento por
la Quebrada Grande hasta 16 km cubriendo un
área de 52 km
2
. No se cuenta con datos acerca
de su antigüedad. El período cultural más anti-
guo identificado corresponde con el Arcaico,
del cual la única evidencia proviene del extre-
mo norte, cercano al antiguo cono del cerro El
Hacha (volcán extinto). Por lo tanto, ninguno
de estos eventos parece tener relación directa
con la evidencia arqueológica.
También, en el volcán Orosí se dice que de
allí nacieron corrientes de lodo volcánico que
cuentan con fechas de radiocarbono calibradas
señalando el lapso de años 4200-3400 AC
(Melson et al., 1986). Sin embargo, Alvarado
y Denyer (2019) no encuentran depósitos de
lahares sobreyacientes recientes, tan solo sue-
los de cenizas húmicas sobre aluviones y laha-
res muy meteorizados, por lo que se requieren
de nuevos estudios para verificar la supuesta
existencia de lahares holocenos. No obstante, la
fecha de este presunto evento es interesante en
cuanto coincide con el fin del período Arcaico
y el inicio del período Orosí Temprano, y en tal
caso las cenizas de hace unos 6000 años, que
desarrollaron suelos negros (Alvarado & Den-
yer, 2019), tuvieron que enriquecer los suelos
regolíticos y litosoles de las faldas del Orosí y
Cacao, favoreciendo el posterior desarrollo de
la agricultura (Fig. 3).
Los únicos cuatro sitios arqueológicos de
este período se encuentran en los llanos del
interior, en los distritos de La Cruz y Santa
Elena. Con base en la cerámica identificada
de estos cuatro sitios se asignaron al período
Bagaces (Herrera, 2019). Sin embargo, todos
estos sitios tienen petroglifos que atestiguan
ocupación aún más antigua que la aportada
por la cerámica, en correspondencia con en el
período Orosí Temprano. Las rocas utilizadas
como medio para los grabados presentan hue-
llas de meteorización que conceden apoyo a
la edad estimada de los grabados (Hurtado de
Mendoza, 2020).
Un aspecto sobresaliente a nivel regional
surge de una importante concentración de
petroglifos en la falda oeste del volcán Orosí.
Destaca el conocido sitio El Pedregal, el cual
se encuentra en la ecozona de las Laderas cor-
dilleranas. Se extiende por altitudes de 500-600
m s. n. m., en terrenos cubiertos de bloques de
lava de diverso tamaño, muchos de los cuales
exhiben grabados. Actualmente se encuentran
bajo estudio, pero se intuye que representan a
los diferentes períodos de la secuencia cultural
cerámica. De manera preliminar, los arqueó-
logos Ellen Hardy & Ricardo Vázquez (c.p.
2016), informan que los grabados incluyen
figuras zoomorfas, geométricas, antropomor-
fas, espirales. Muchos de los motivos zoomor-
fos miran hacia el lago de Nicaragua, mientras
los antropomorfos miran hacia el volcán Orosí
(Künne & Baker 2016). Por su parte, la arqueó-
loga Anayensy Herrera (2017), considera que
el sitio fue un santuario y lugar de peregrinaje.
La incidencia de la actividad volcánica,
poco frecuente y limitada en sus efectos a las
faldas cordilleranas, no parece corresponder
con la monotónica escasez de asentamientos
en las tierras altas, a lo largo de toda la historia
cultural de la zona volcánica del Orosí. Tal
vez, la explicación resida en otros aspectos
típicos de la topografía abrupta de este sector
de la faja cordillerana y en los suelos pobres.
En la perspectiva popular, el conjunto de vol-
canes conformado por el Orosí, Cacao y otros
relictos, forman un macizo “inexpugnable”
de relieve muy accidentado, de empinados
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farallones, profundas encañadas, cascadas y
cráteres colapsados.
En lo que respecta al litoral oceánico,
resulta sorprendente la poca importancia otor-
gada por los antiguos pobladores. Por lo menos
un 15.5 % de los sitios registrados se encuentra
en ambientes costeros, vinculados con recursos
del mar, riscos, playas y albúferas en las bahías
del golfo de Santa Elena. Se agrega, a modo
de sorpresa, la tendencia también anómala,
que acusa preferencia por las plataformas de
ignimbrita del interior, en donde se concentra
el 71.8 % de los sitios arqueológicos. Esta con-
dición es opuesta al patrón general que otorga
importancia principal a los recursos costeros en
el resto de la región de Guanacaste.
Confirman esta situación, los datos resul-
tantes de una serie de prospecciones arqueo-
lógicas llevadas a cabo en la bahía de Salinas
y el valle del Sapoá en los años 1969-1970
(Lange, 1983). Allí se registró un total de 113
sitios en tres ecozonas: 1) el valle del Sapoá en
el área de Dimas; 2) la faja costera de la bahía
de Salinas; y 3) las tierras intermedias entre el
valle y la bahía. El valle rindió un 74 % de la
muestra; las tierras intermedias 6 %; y el litoral
de la bahía 2 %. Esos trabajos no abarcaron las
tierras altas cordilleranas. En todo caso, resultó
evidente la marcada dicotomía desfavorable
para el litoral y sus recursos. Cinco de los sitios
costeros están en planicies de inundación salina
y otros cinco presentan concheros. Otros doce
sitios se encuentran apartados de la bahía hacia
el interior y encima de los acantilados.
Ninguno de los 10 sitios costeros, propia-
mente, acusa evidencia de ocupación temprana,
iniciando en el período Tempisque y continuan-
do hasta el fin de la secuencia prehispánica.
Los sitios de la sal siguen esta tendencia pero
son abandonados en los períodos Sapoá y Ome-
tepe. Los sitios más importantes están ubicados
cerca de las desembocaduras de las quebradas
y ríos que desaguan en la bahía, destacando las
quebradas Estero Real, Balsa y el río Salinas.
En contraposición, cabe mencionar el caso
del sitio Las Marías en la bahía Cuajiniquil,
el cual tiene concheros y estuvo dedicado a
la extracción de sal a lo largo de los cuatro
últimos períodos: Tempisque, Bagaces, Sapoá
y Ometepe. Además, del reconocido aprove-
chamiento de los recursos marinos y costeros
(Herrera, 2008; Herrera, 2019; Lange, 1983).
En la península Santa Elena los suelos son
muy pobres para agricultura por estar desa-
rrollados sobre las rocas ígneas ultramáficas
(peridotitas-serpentinitas), en un relieve muy
irregular y de las pocas nacientes de agua en
dicho sector, generando un paisaje de aparien-
cia árida (Fig. 3).
En cuanto a la predominancia de hallazgos
en las plataformas volcánicas del interior, se
pueden exponer dos argumentos. Uno tiene
que ver con la relación de la actividad agrícola
con suelos algo más fértiles, los cuales son
más conspicuos en donde los ríos discurren e
inundan sus vegas. En las prospecciones de
los años 1969-1970 (Lange, 1983) se registró
22 sitios en estos lugares, conformando un
apreciable 20 % del total. En los casos en que
se logró establecer cronología, se insinúa per-
sistencia ocupacional en los cuatro períodos
mencionados. En la nomenclatura pre-Cuaji-
niquil, estos fueron designados: Bicromo en
Zonas, Policromo Temprano, Policrome Medio
y Policromo Tardío.
Los tipos de ambientes considerados de
particular importancia, en las plataformas de
ignimbrita del interior, corresponden con la
descripción de la llamada Meseta de Santa
Rosa, conformada por ignimbritas por depó-
sitos locales de suelos residuales, coladas de
lava meteorizadas y avalanchas de escombros
volcánicos (Alvarado & Denyer, 2019). Se
intuye que algunas de las arcillas de estos depó-
sitos fueron materia prima adecuada para la
producción de cerámica, una mercancía versátil
multiuso que se tornó indispensable en el modo
de vida de los pueblos antiguos.
Los arqueólogos registran vasijas cerá-
micas, jades sociales y otros artefactos que
afianzan la noción de que Guanacaste es un
área de “influencia mesoamericana” (Willey,
1971). Sin embargo, existen dificultades en la
determinación del número de migraciones, su
temporalidad, rutas de ingreso y de dispersión
en el territorio. La efectividad de la influencia
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externa es también intrigante. Los inmigran-
tes no parece haber conducido a formas de
centralización de la población, no hay sitios
de tamaño excepcional y tampoco muestran
estructuras monumentales.
El principal criterio para distinguir rangos
sociales, al parecer inobjetable, se observa en
las prácticas funerarias, complejidad de las
tumbas y la composición de los ajuares ofren-
darios. Huellas de alteración corporal en vida
de ciertos individuos y tratamientos específicos
pos-mortem, también sugieren diferenciación
social y étnica (Vázquez et al., 2002). Los
petroglifos no dejan de ser conspicuos, por lo
que se les describe en algunas oportunidades,
pero no se les relaciona con procesos sociales
(Herrera, 2019; Hurtado de Mendoza, 2020).
Además, no se les encuentra susceptibles de
clasificación ni de datación y no se les aso-
cia con tradiciones estilísticas ni se intenta
determinar su relación o probable origen en
otras regiones.
En la zona del volcán Orosí ha surgido
recientemente un registro de petroglifos que
han sido analizados para resolver algunas de
las deficiencias mencionadas en párrafos ante-
riores. Se trata de una muestra de 21 especíme-
nes provenientes de seis sitios arqueológicos
(Herrera, 2019). Algunos de estos presentan
dos composiciones atribuibles a diferentes
períodos, sugiriendo el reúso del medio pétreo.
Los sitios están distribuidos en las tres zonas
ecológicas que se reconocen en el área de estu-
dio. Se identifica pertenencia a dos tradiciones
culturales, una abstracta de origen autóctono y
antigua relación con el suroeste de Nicaragua
y el Caribe costarricense; la otra es abstracta-
naturalista, de origen mesoamericano (Fig. 4;
Tabla 5). Por su tamaño, la muestra disponible
no puede reclamar representatividad estadísti-
ca, pero sugiere algunas reflexiones, dignas de
explorar en futuras oportunidades.
DISCUSIÓN
El presente estudio aporta un tratamiento
regional, multisitio, trascendiendo la tendencia
generalizada de estudiar sitios arqueológicos
individuales con una perspectiva más amplia,
que otorga la posibilidad de aportar otros tipo
de observaciones más integrales. En compa-
ración, los estudios más frecuentes de sitios
individuales, generan conocimiento detallado,
pero en cierta medida aislado.
Otra ventaja metodológica, presentada acá,
es el apego al uso de datos cuantitativos,
agregando así una dosis de objetividad a las
interpretaciones. Aunque claramente, la base
Fig. 4. Sitio El Pedregal. Petroglifo 7, Localidad 4 (el más
grande de unos 70 cm de longitud). Tradición Abstracta-
Naturalista de América Central. Composición de dos
motivos: 1) antropomorfo; 2) abstracto, con círculos líneas
cortas en serie y el símbolo Maya del agua. La técnica de
elaboración incluye líneas delgadas y gruesas, escisiones y
el uso de la doble línea para otorgar amplitud a las formas.
Edad relativa en el período Sapoá (800-1350 DC). Imagen
tomada de Hurtado de Mendoza, Masterson, Morales &
Morales. (1988).
Fig. 4. El Pedregal archaeological site. Petroglyph 7,
Location 4 (the largest, about 70 cm in length). Abstract-
Naturalist tradition of Central America. Composition of
two motifs: 1) anthropomorphic; 2) abstract, with circles
and short lines in series, and the Mayan symbol of water.
The elaboration technique includes thin and thick lines,
splits and the use of the double line to give breadth to the
forms. Relative age: Sapoá period (800-1350 AD). Image
taken from Hurtado de Mendoza, Masterson, Morales &
Morales (1988).
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TABLA 5
Cantidad y clasificación de petroglifos teniendo por fuente a Herrera (2019) y por criterios de clasificación
a Hurtado de Mendoza (2020)
TABLE 5
Quantity and classification of petroglyphs in the study area according to Herrera (2019), with the classification
criteria according to Hurtado de Mendoza (2020)
Período
Zonas ecológicas Origen o relación étnica
Litoral
Marino
Planicie
volcánica
Ladera
Cordillerana
Autóctono Mesoamericano Indeterminado
Ometepe 2 0 0 1 0 1
Sapoá 8 1 0 4 5 0
Bagaces 6 1 1 1 6 1
Tempisque 0 0 0 0 0 0
Orosí Tardío 1 0 0 1 0 0
Orosí Temprano 3 0 0 3 0 0
Totales: 20 2 1 10 11 2
Referencia: Herrera (2019), Apéndice 14.9.I
de datos siempre adolecerá de quedar algu-
na investigación no consultada o de recién
publicación. Gracias a la expresión numérica
de los asentamientos, período por período, se
logra definir un perfil de cambios en la historia
ocupacional humana de la zona bajo estudio.
Se puede apreciar la dimensión relativa de
tales cambios, donde resulta posible inferir
que, durante el período Tempisque, ocurrió un
incremento notable de la población, masivo en
las tierras bajas y exiguo en las tierras altas.
Esta distinción no sería posible en ausencia de
cifras, aunque igualmente, se está condicionado
a una muestra aún baja. En el caso de compro-
barse esta diferencia, cabe suponer que exis-
tieron factores diferentes que afectaron a las
zonas ecológicas respectivas. Tal posibilidad
es menor si un estudio depende únicamente de
información cualitativa.
La incorporación de la línea de evidencia
que ofrecen los petroglifos, como criterio com-
plementario de la cerámica, ayudó a determinar
la edad relativa de sitios arqueológicos. Siendo
artefactos inmuebles en la mayoría de casos,
no admiten la posibilidad de ser tratados como
mercancía que se pueda trasladar de un lugar a
otro, como ocurriría con las piezas cerámicas y
los jades sociales. La alternativa es que sea el
artesano el que se moviliza, identifica una roca
adecuada y ejecute el grabado in situ.
Hasta el momento se desconoce cuándo
fue la última actividad eruptiva de los volcanes
Orosí y Cacao. Sin lugar a dudas, las futuras
investigaciones arqueológicas aportarán infor-
mación que apoyarán, en parte, las conclusio-
nes generales acá aportadas, o redireccionarán
hacia nuevas líneas de evidencias de desarrollo
y ocupación prehispánica.
Declaración de ética: los autores declaran
que todos están de acuerdo con esta publica-
ción y que han hecho aportes que justifican
su autoría; que no hay conflicto de interés de
ningún tipo; y que han cumplido con todos los
requisitos y procedimientos éticos y legales
pertinentes. Todas las fuentes de financiamien-
to se detallan plena y claramente en la sección
de agradecimientos. El respectivo documento
legal firmado se encuentra en los archivos de
la revista.
AGRADECIMIENTOS
Se reconoce el esfuerzo y tiempo de los
revisores que ayudaron a mejorar el contenido
del presente trabajo.
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RESUMEN
Introducción: El estudio interdisciplinario de los patrones
de ocupación y desarrollo de la sociedad humana en tiem-
pos prehispánicos es tenue en la zona del volcán Orosí.
El contexto ambiental es usualmente descrito para ilustrar
patrones de subsistencia, sin mayor propósito de establecer
formas de relación con los cambios que se vislumbran en la
composición sociopolítica de los pobladores.
Objetivo: En este trabajo, se explora la posibilidad de
ilustrar instancias de relación entre los cambios que detecta
el registro arqueológico, con potenciales factores naturales
y culturales, según se destacan en los aportes de otras dis-
ciplinas científicas.
Métodos: Una muestra de 111 componentes culturales
identificados en sitios arqueológicos fue examinada en
cuanto a su localización geográfica en diversos ecosistemas
y su posición cronológica, respecto de los períodos cultura-
les definidos en la región de Guanacaste.
Resultados: Los componentes arqueológicos se confron-
tan con diversos factores naturales y culturales que habría
incidido como agentes de cambio. Se analizaron las ins-
tancias de relación y se valoraron sus efectos por períodos,
cubriendo tiempos precerámicos y cerámicos.
Conclusiones: Se identifica como agentes naturales de
cambio a la calidad de suelos, el tipo de clima, pero, ante
todo, destacan los procesos culturales como el intercambio
de productos, desarrollo de la agricultura y los movimien-
tos migratorios de la población.
Palabras clave: Guanacaste; desarrollo sociopolítico;
Arqueología; patrones poblacionales; factores de cambio.
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