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Rev. Biol. Trop. Blog Serie 5

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Existe una amplia diversidad de ecosistemas acuáticos continentales y costeros, que forman parte de los humedales, superficies inundables ya sea de forma permanente o intermitente. Los humedales son de los ecosistemas más productivos y proporcionan grandes servicios ecosistémicos al planeta. En estos ecosistemas, la interacción entre la matriz de agua y tierra crea hábitats para gran variedad de especies de animales y plantas.

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En 1971 se creó una convención destinada a la conservación de estos ecosistemas, la Convención de Ramsar, la cual define a los humedales como “extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de agua, sean estas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros”.

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Inicialmente su conservación iba encaminada a la gran relevancia que los humedales representan como sitios de descanso, alimentación y reproducción para las aves acuáticas. En la actualidad, se reconoce a estos sitios por sus aportes en términos de espacios para recreación, transporte, producción de energía, turismo, retención de nutrientes y fuentes de agua, prevención de inundaciones, regulación climática y producción de proteína animal (peces y mariscos). De esta manera, los humedales también contribuyen a satisfacer las demandas alimentarias de las comunidades aledañas y brindan aportes para el desarrollo económico local, al proporcionar un medio de vida a millones de personas en el mundo.

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Dentro de las bondades de los humedales, es extremadamente relevante su aporte en la captura y almacenamiento de carbono —esta característica hace que su adecuado manejo y conservación deba ser una prioridad—. La reducción de estos ambientes afectaría la dinámica de captación de carbono, teniendo repercusiones en la regulación climática y dejándonos a expensas de los efectos del cambio climático. Además, constituyen barreras naturales frente a huracanes y tempestades, disipando su energía y potenciales afectaciones.

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Se reconoce a estos sitios por sus aportes en recreación, transporte, producción de energía, turismo, retención de nutrientes y fuentes de agua, prevención de inundaciones, regulación climática y producción de proteína animal

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Lo altamente peligroso de disminuir la cobertura de humedales (p. ej., al secarlos para agricultura), es que lejos de continuar siendo nuestros aliados, en estos casos se convierten en nuestros enemigos, pues en lugar de capturar y almacenar carbono, pasan a ser fuentes liberadoras.

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En los últimos años, estos diversos y vitales ambientes han sido altamente reducidos, cerca de un 64 % ha desaparecido, debido principalmente a la expansión de la agricultura, ampliación de espacios urbanos y, sin dejarla de lado, la creciente contaminación.

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Acciones de manejo sustentable, educación ambiental, políticas públicas encaminadas a la conservación y prácticas agrícolas en armonía con los humedales, son solo algunas de las medidas urgentes que debemos tomar para mitigar y reducir las afectaciones hacia estos ecosistemas.

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Sin duda, educarnos sobre su importancia, modificar hábitos de consumo y adoptar estrategias y técnicas de producción más amigables con el ambiente, son tres acciones en pro del sostenimiento de los humedales y de los servicios de los cuales somos beneficiarios.

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Roxana Margarita López-Martínez

Programa de Pós-graduação em Oceanografia Biológica, Instituto de Oceanografia, FURG

Rio Grande, RS, Brasil

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Imágenes

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Personas en bote de remo navegando el sitio Ramsar “Laguna El Jocotal”, El Salvador. Fuente: Raúl Ernesto López

Persona en bote de motor, en el sitio Ramsar “Laguna de Olomega”, El Salvador. Fuente: Wilfredo Antonio López

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Publicado: 25 de noviembre, 2019. Serie 5.

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Serie de Blogs de la Revista de Biología Tropical. 2019

Universidad de Costa Rica

Edición gráfica: Alonso Prendas Vega

Edición científica: Luis E. Vargas-Castro

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