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A partir del 2018, se instauró el 29 de noviembre como el Día Internacional del Jaguar para resaltar la importancia de conservar esta especie silvestre en su hábitat natural. El jaguar (Panthera onca) es el mamífero carnívoro más grande de América1, presentando un característico color amarillo con manchas en forma circular o de roseta cubriendo su cuerpo, además su vientre es blanco con manchas negras. De hábitos nocturnos, y también diurnos, en Costa Rica este animal se ubica casi exclusivamente en las áreas silvestres protegidas.
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La función de mayor importancia del jaguar en la naturaleza es la de actuar como “superdepredador”, siendo este un concepto con el que usualmente se denomina a aquellas especies cuya presencia en el ecosistema contribuye a regular las poblaciones de otros organismos presentes. Por tanto, la estabilidad se mantiene pues los recursos son suficientes para abastecer a las especies de diversos niveles tróficos y eso permite el correcto funcionamiento del ecosistema; su presencia es un indicador de buena salud en los sistemas naturales, de los cuales extraemos materia prima para elaborar alimentos y demás implementos que usamos los seres humanos para satisfacer nuestras necesidades.
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Actualmente, una de las mayores amenazas para el jaguar en su hábitat natural es la deforestación de los bosques para el establecimiento de zonas de pastoreo, como parte de la actividad ganadera de producción bovina. Así pues, con la disminución de su territorio ocurre una reducción en el número de presas disponibles e incrementa a su vez la competencia, por lo que este felino se ha visto presionado a buscar fuentes alternativas de alimento, como el ganado, para sobrevivir.
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La situación anteriormente descrita ha ocasionado que algunos propietarios en zonas como San Carlos, en la provincia de Alajuela, Costa Rica, y otras zonas rurales de Centroamérica, hagan uso de medidas que implican acabar con la vida del jaguar para salvaguardar sus intereses económicos, con lo cual se afecta negativamente a una especie cuya población mundial tiende a disminuir.
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Algunas organizaciones como la Fundación Panthera realizan esfuerzos para resguardar la seguridad del jaguar, trabajando en conjunto con los ganaderos y las comunidades rurales, mediante la elaboración y puesta en práctica de métodos ingeniosos para ahuyentar a los felinos del área de riesgo. Algunos de estos métodos son los collares con alarmas para el ganado, el alambre eléctrico de moderada intensidad y la introducción de búfalos de agua como forma natural de alejar a los jaguares por su instinto natural de atacar en grupo2.
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El crecimiento poblacional de los seres humanos ha llevado a que ambas especies vivamos con tan solo “una pared de por medio
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Sin embargo, y a pesar de los ya mencionados intentos, con dichas acciones solo se ha conseguido alejar en la mayoría de los casos a los jaguares de la zona de conflicto, más no se consigue evitar que estos regresen de nuevo. Tampoco se procuran medidas adicionales que garanticen mejores recursos para los felinos en lugares que se asemejen a su hábitat natural, ahora modificado por la actividad ganadera.
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Por otra parte, y desde una perspectiva más personal, cabe mencionar que medidas como la creación de corredores biológicos no son suficientes para garantizar la seguridad y permanencia de especies claves como el jaguar en los ecosistemas. Esto dado que el crecimiento poblacional de los seres humanos ha llevado a que ambas especies vivamos con tan solo “una pared de por medio”.
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Ahora bien, algunas personas están dispuestas a invertir dinero para conocer más sobre estos animales y poder observarlos en su hábitat natural, lo cual, aunado a un buen manejo de la especie como recurso natural —ligado a bases sólidas de educación ambiental, y ejecución de normas que regulen el alcance del impacto de las actividades productivas del sector agro en el ambiente— puede significar una forma de coadyuvar a la conservación de la especie a través del turismo sostenible.
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La propuesta anterior no debe suponer jamás el acoso o la persecución del jaguar en su hábitat natural para su uso como mercancía turística, sino que, por el contrario, deberá atañer a la educación ambiental como pilar central haciendo uso de registros fotográficos, de video y muestras orgánicas como huellas, pelo o heces; esto para fortalecer la afinidad hacia su conservación. De este modo, conociendo más a fondo a la especie, se garantizará un mejor futuro para la misma.
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Escuela de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Estatal a Distancia
San José, Costa Rica
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Imágenes
Jaguar, Panthera onca, en Perú. Crédito: eMammal (CC BY-NC-SA 2.0)
Molde de huella de jaguar. Fotografía de Luis Mario Calderón Soto
Ganado bovino. Fotografía de Dominio Público
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Referencias
1Mora, J. M. (2000). Los mamíferos silvestres de Costa Rica. San José, Costa Rica: EUNED.
2Corrales-Gutiérrez, D. (Ed.). (2016). Primer Informe de Labores 2013-2015, Unidad de Atención de Conflictos con Felinos (UACFel). San José, Costa Rica: UACFel / SINAC-Panthera.