Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLVII (1) (Enero-Abril) 2023: 143-159/ISSN: 2215-2636
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que enfocan la sobrenaturalidad. Piénsese, por ejemplo, en figuras como Alejo Carpentier,
Virgilio Piñera, José Lezama Lima y Reinaldo Arenas, por mencionar algunos, quienes, en
muchas de sus obras, exploran y dan cauce a formulaciones textuales modernas y experimentales
para tratar temáticas maravillosas y fantásticas.
A pesar de este auge señero de autores, sin embargo, la literatura cubana fue perdiendo
poco a poco notoriedad en el marco más amplio del continente, no por falta de escritores valiosos,
sino debido a problemas con las estrategias de difusión de las obras publicadas por el gobierno
surgido de la revolución, problemas que se recrudecieron durante el periodo especial. Estas
limitaciones en la publicación y difusión de obras literarias provocaron que un conjunto
importante de escritores quedara en cierto grado de marginación respecto a sus contemporáneos
de otros países latinamericanos.
Esto ocurrió especialmente con los autores que publicaron la mayor parte de su obra desde
las últimas décadas del siglo XX hasta la actualidad. Estoy hablando, desde luego, de Antonio
Benítez Rojo, Esther Díaz Llanillo y María Elena Llana, quienes, además de compartir un periodo
similar de publicaciones, tuvieron en común afinidades poéticas y temáticas, que posibilitan el
hablar de una generación literaria. Nacidos en la década de los treinta, comenzaron la publicación
de sus relatos en los años sesenta —pero llegaron incluso a publicar en el siglo XXI— y, aunque
dieron a la luz una que otra novela, fueron principalmente autores de cuentos. En la obra de estos
escritores, lo político y lo social son apenas un trasfondo que adquiere, a veces, el carácter de
símbolo. Sus influencias y temas no son solo cubanos, pues en ellos se percibe la presencia
architextual de los grandes cuentistas de Occidente: Maupassant, Poe, Hemingway, Borges, etc.
De entre este grupo de escritores cubanos destaca María Elena Llana, quien recientemente ha
logrado que su libro de cuentos más célebre, Casas del Vedado, publicado originalmente en 1983,
fuera editado por el Fondo de Cultura Económica en 2022. En este trabajo, me propongo el estudio
de uno de sus cuentos más representativos de las nuevas poéticas de lo fantástico desarrolladas
por ella en este volumen, especialmente en cuanto a su propuesta de novedad y a sus diálogos con
el fantástico tradicional.