educación sexual, persistiendo barreras de acceso a la información sobre métodos
anticonceptivos y su distribución en los servicios de salud a personas menores de edad,
entre otros aspectos. (Chacón y Bolaños, 2003, julio 31).
El contenido del informe generó tensiones entre las autoridades estatales y la Iglesia
Católica, pronunciándose esta última en el sentido de que no se oponía a la existencia de
guías para orientar la labor educativa, sin embargo, este instrumento debía basarse en los
valores cristianos y no utilizarse como una forma de control natal y permisividad sexual.
Además, no estaba de acuerdo con que se obstaculizara el derecho de los padres y madres
de familia de educar a sus hijos e hijas en estas temáticas. (La Nación, 2003, octubre 6). Se
avivó en el país una discusión que ya se venía dando, acerca de la conveniencia de
mantener separados los ámbitos de acción del Estado. Sin embargo, la Iglesia Católica
haría otro esfuerzo por tomar las riendas de la educación sexual en el país, al entregar la
Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR) al Consejo Superior de Educación, a inicios
del 2004, los libros Aprendiendo a Querer, para que se valorara su utilización en el sistema
educativo formal. La CECOR justificó la entrega de estos textos en su papel como
coadyuvante del MEP en la implementación de las Políticas de Educación Integral de la
Expresión de la Sexualidad Humana (papel consignado por el Estado en las mismas
políticas) y en la “confesionalidad católica del Estado costarricense”, que se establece en la
Constitución Política. Los libros se basaban en un enfoque cristiano y buscaban desarrollar
una visión crítica en la población estudiantil, que le llevara a encontrar su vocación de
madre o padre. (Chacón, 2004, junio 24).
Organizaciones de la sociedad civil y universidades estatales, reaccionaron en contra de
esta iniciativa de la Iglesia Católica, indicando que no se había dado una discusión abierta
de estos materiales; solicitaron al Consejo Superior de Educación abrir espacios para su
análisis. Finalmente, en diciembre de 2004, el Consejo Superior de Educación dio curso a
una nota enviada por la CECOR, en la que pedía el retiro de la solicitud de aprobación de
los libros.
Las situaciones anteriores evidenciaron posiciones antagónicas, en el marco de una
sociedad que buscaba reconformar sus valores y su forma de vida. Por una parte, la Iglesia
Católica pugnaba porque prevalecieran discursos basados en su doctrina, centrados en
valores tradicionales acerca de la familia, la heterosexualidad, el matrimonio y los roles de
género. Por otra parte, emergían voces de grupos organizados de la sociedad civil, la
academia, organismos internacionales y otros, que promulgaban la necesidad de un
cambio, el deseo de pertenecer a una cultura moderna, de adoptar los nuevos paradigmas
que se impulsaban a nivel internacional, basados en la igualdad de género, el respeto y
reconocimiento de la diversidad y la inclusión (Quesada, 2012). Los argumentos de la
Iglesia Católica “contrastan con una sociedad que no solo se enfrenta a procesos de
modernización que amplían el espectro de las prácticas sexuales, las identidades étnicas y
de las identidades de género de los individuos...” (Quesada 2012, p. 321). El debate que
generaba esta confrontación se intensificaría en la siguiente década e incidiría en el
rumbo de la educación sexual que se imparte en el país.
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ISSN 1659-331
Revista Estudios, 2022
N. 45 | Diciembre 2022 - mayo 2023
Dossier: Abordajes interdisciplinarios para el desarrollo sustentable de la sociedad costarricense
Educación sexual en Costa Rica. Tensiones y avances en las primeras décadas del siglo XXI
| Preinfalk Fernández, María Luisa