En Costa Rica los literatos y creadores casi nunca se adueñan de su territorio social y
geográfico, es decir, situarse en el espacio del continente con pasión, con decisión, con
pedigrí, en la Mesoamérica profunda, con el bagaje que nos pertenece, en los espesos ríos
profundos con olor a sangre maya, a esclavo africano, a español, a chino, esa gran nación
de nuestra sombra a la que los oligarcas de la cultura niegan, y reniegan: lo políticamente
incorrecto, los personajes de la historia que están en los sótanos que hieden a patriarcado
y ricos de pacotilla.
Entonces, me hace sentir muy contenta cuando encuentro una palabra escrita vivida,
fresca, arrogante y poderosa. Donde ignoramos el origen del narrador, si es blanco o negro
o medio chele o medio indígena, o árabe o turco, simplemente tremendamente
centroamericano.
Un migrante, un chico o una chica, que parece desarraigado, de forma violenta, en el
epicentro de la gran ciudad anhelada, una meca del subdesarrollo del frenesí, de los
sueños de hambre de tantos millones de centroamericanos y pobres del mundo.
Las historias crípticas de este libro, en donde nos sumergimos al pasado reciente de los
sobrevivientes de las guerras por unas democracias invisibles. Jóvenes que construyen sus
vidas en las esquinas pandilleras de Nueva York, en estados alterados de conciencia,
drogados, asustados, temerosos, con hambre.
Respiro de arte, de música, de roce cultural de glamorosa y añeja cultura élite, que para mí,
con acidez se ve pasar de las migajas de la metrópoli que ve hacia el sur con arrogancia y
desprecio, ocultando la riqueza expropiada de sus países de origen y de la fuerza de
trabajo de sus habitantes espaldas mojadas.
Estos personajes en el búnker, en el bar, en el sótano, en una cama, en el parque, emergen
huérfanos de todo para quitarnos este confort burgués muy tico, de una paz de borrego, y
leemos con zozobra, la vida ruda de estos chicos que no parecen tener conciencia de
mismos y su espacio vital en esa guerra urbana.
Del face, de las redes, intangibles enemigos de todos los átomos que nos constituyen, los
que quedan libres de los presidios, reales, y de las drogas en la gran manzana ya dividida
por pandillas de migrantes contemporáneas.
EDIPO ATÓMICO
1
ISSN 1659-331
Editorial URUK: San José, Costa Rica
Revista Estudios, 2022
N. 45 | Diciembre 2022 - mayo 2023
VI Sección: Reseñas
La Revista Estudios es editada por laUniversidad de Costa Ricayse distribuye bajo
unaLicencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Internacional.
Diego Mora, 2022
Macarena Barahona Riera
VI Sección: Reseñas
Del submundo del primer mundo, al submundo del cuarto mundo en Costa Rica. El
Cadejos, la Llorona, la Cegua, los homeboys, mareros, tribus tristes violentas, son narradas
con una lírica sin comas ni espacios: “en este mundo todos robamos, solo que algunos son
una teja y otros unos hijoeputas; las leyes, Mierda, están pa los más paridos de arriba, o los
plomazos nos lo pegan primero. Hijueputas, si, pero por necesidad, me entiende líder?”
Desertores y alineados, las malas madres, los habitantes de cuarterías, explotados
enajenados de multinacionales, pasillos de desechos de los antiguos derechos humanos,
plaza de mercado de esclavos como el antiguo viernes negro.
Los años 80 sin romanticismos, la guerra centroamericana trastocada en reencarnaciones
de pandillas, en las calles del imperio que huele a droga natural y obscena química.
Sustitutos de patrias pobres que expulsan a sus hijos, de familias rotas por él hambre y la
violencia, una constante de sobresalto y tensión como una peli que no nos da sosiego.
Leer la ausencia que se va construyendo en una receta artesanal del uso del lenguaje
espanis, en el abandono de los suburbios, deconstruyendo mitos de los sueños
americanos, de los olvidados 80 y sus falsas paces. Huele la palabra a un maíz quemado y
adulterado, a pandillas de orfandades, a suicidas jóvenes, haciendo guiños a escritores y
música, buscando aire donde respirar, buscando huella de generación.
Este libro conmociona de golpe, rompe el canon, y hace de la palabra una dimensión de
realidad, una pesadilla americana. Un final de tragedia griega. Un Xavier Edipo hijo de
Yolanda, Una Yocasta reina llamada Yolanda, ambos suicidas perdidos y encontrados,
víctimas de otros reyes y reinados tatuados de los escombros de los cuerpos y la sangre
centroamericana desde el origen de los países bicentenarios y los migrantes antiguos de
las pandillas de los conejos muertos y los nativos de Nueva York.
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ISSN 1659-331
Reseña
| Urbina Gaitán, Chester
Revista Estudios, 2022
N. 45 | Diciembre 2022 - mayo 2023
Macarena Barahona Riera
Universidad de Costa Rica
San Pedro, San José, Costa Rica
macarenabarahona@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-1716-2359