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iiDiálogos Revista Electrónica de Historia, 24(1): 1-5. Enero-junio, 2023. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica
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1Diálogos Revista Electrónica de Historia, 24(2): 1-27. Julio-diciembre, 2023. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica
DOI 10.15517/dre.v24i2.53110
LIBERIA Y RIVAS
construcción de un espacio regional de relaciones
socioeconómicas, políticas, culturales y geográficas en
la frontera entre nicaragua y costa rica 1769-1860
Gina Rivera Hernández
Resumen
En este artículo se analizan desde la reexión teórica de los estudios regionales
las bases de las relaciones entre los poblados de Liberia y Rivas (siglos
XVIII y XIX), con la consideración de aspectos socioeconómicos, políticos,
geográcos y culturales. El objetivo es plantear un análisis complementario
a los trabajos que tradicionalmente se han hecho para esa región, los cuales
se basan en características de la fundación de Liberia desde la óptica de las
haciendas ganaderas de campo y los intereses estrictamente económicos.
Los estudios regionales cobran importancia debido a que permiten comprender
las zonas periféricas desde su conformación interna hasta su vinculación con los
centros de poder; además, permiten reconocer esos espacios no solo como resultado
de la migración y la colonización económica, sino también de la construcción
de elementos de identidad comunes en lo político, lo cultural y lo familiar entre
poblados ubicados en jurisdicciones administrativas disímiles, las cuales dan
vida dan vida a una región transfronteriza, como fue el caso de Rivas y Liberia.
Entre las preguntas que orientan este trabajo, se encuentran: ¿Qué elementos dan
origen a las relaciones entre los poblados?, ¿Cómo se vinculan la economía, las
familias y la cultura de Liberia y Rivas y qué características pueden destacarse de
esos ligámenes?, ¿Cómo se construyen y deconstruyen las relaciones entre Rivas y
Liberia? Dichas preguntas llevan al objetivo de este artículo, el cual es plantear un
análisis de la construcción del espacio regional entre las comunidades de Rivas y
Liberia que permita comprender sus características económicas, políticas, sociales,
culturales y familiares entre los siglos XVIII y XIX; asimismo, que amplíe el
panorama sobre su historia y permita generar más preguntas que sirvan de base
para nuevos estudios
Palabras clave: región, frontera, límite, hacienda, familia, cultura.
Fecha de recepción: 10 de enero de 2023 Fecha de aceptación: 15 de marzo de 2023
Gina Rivera Hernández Universidad de Costa Rica, Guanacaste, Costa Rica.
Contacto: gina.rivera@ucr.ac.cr
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9596-5299
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LIBERIA AND RIVAS
construction of a regional space for
socioeconomical, political, cultural and
geographical relations on the border between
nicaragua and costa rica 1769-1860
Summary
In this article, from the theoretical reection of regional studies, the bases of the
relations between the towns of Liberia and Rivas (18th and 19th centuries) are
analyzed, considering socioeconomic, political, geographical, and cultural aspects.
The objective is to propose a complementary analysis to the works that have
traditionally been done for that region, which are based on characteristics of the
founding of Liberia from the perspective of cattle farms and strictly economic interests.
Regional studies are important because they allow us to understand the peripheral
zones from their internal conformation to their relationship with the centers
of power; In addition, they allow us to recognize these spaces not only as a
result of migration and economic colonization, but also of the construction of
common identity elements in the political, cultural, and family spheres between
towns located in dissimilar administrative jurisdictions, which give life and
give life. life to a cross-border region, as was the case of Rivas and Liberia.
Among the questions that guide this work are: What elements give rise to
relationships between towns? How are the economy, families and culture of
Liberia and Rivas linked and what characteristics can be highlighted from those
ties? How are relations between Rivas and Liberia built and deconstructed? These
questions lead to the objective of this article, which is to propose an analysis of the
construction of the regional space between the communities of Rivas and Liberia
that allows understanding their economic, political, social, cultural, and family
characteristics between the 18th and 19th centuries; likewise, that it broadens the
panorama of its history and allows the generation of more questions that serve as
the basis for new studies.
Keywords: region, border, limit, estate, family, culture
Gina Rivera Hernández • Liberia y Rivas. Construcción de un espacio regional de relaciones socioeconómicas... 3
INTRODUCCIÓN
Analizar las relaciones entre las comunidades transfronterizas de Liberia y
Rivas en el lapso 1769-1860, desde la óptica de los estudios regionales, es introdu-
cirse en una categoría de indagación que está polarizada en dos corrientes teóricas
básicas.
La primera de ellas se representada por los que rechazan este tipo de estudios
regionales, ya que consideran que los enfoques estructurales de esos espacios trans-
fronterizos, muchas veces, se enfrentan a tiempos disímiles en su desarrollo material,
deniciones limítrofes no concretas y a ordenanzas administrativas de jurisdicciones
opuestas, que no permiten generar un diálogo abierto entre los espacios. Esto da como
resultado trabajos inacabados, puesto que la denición de un área como región depende
de la identicación de vínculos espaciales y temporales entre territorios que no se vean
socavados por imposiciones administrativas opuestas (Oszlack, 1978, pp. 3-11).
En la segunda corriente hay autores como Santos (1985, pp1-5. 1997,
pp.16,28), Van Young (1987, pp.16-28) y De Jong (2005, pp.11-36), que han resca-
tado la validez de esta categoría de análisis y la aceptan con una mirada abierta,
dejando de lado los tradicionales encuadres geográco-naturales y los político-insti-
tucionales, con la idea de recuperar la noción de espacio que enmarca a las relaciones
humanas con las de la naturaleza, las cuales atienden a un sistema de correlaciones
internas y externas que se modican en cada período histórico y las hacen ricas en
análisis (Vang Young, 1991, p.29).
En el caso de los poblados de Liberia y Rivas, durante el periodo de estudio,
se encuentran separados por elementos administrativos, ya que Liberia (Villa de
Guanacaste) pertenece en momentos diferentes a Nicoya (1769-1824) y a Costa
Rica (a partir de1824), mientras que Rivas es parte de Nicaragua. Sin embargo, hay
continuidad de sus relaciones producto de los vínculos familiares y culturales que se
gestan, ya que es Rivas la que funda a las haciendas de campo y a la comunidad de
Liberia, lo que permite que la conexión se mantenga, aunque en los años veinte del
siglo XIX las élites liberianas hayan decidido aceptar unirse a Costa Rica como lo
habían hecho Santa Cruz y Nicoya, en aras de proteger vida e inversión.
El concepto de “región”, como variable de análisis histórica, está en construc-
ción, igual que lo está la compresión de los espacios latinoamericanos; sin embargo,
es uno de los criterios más usados en estudios actuales para referirse a “una identidad
socio histórica que en mucho no coincide con las versiones nacionales y ociales de
región, y en donde incluso su periodización puede no responder a los cánones de la
historia provincial o local” (Serrano, 2007, pp.113-125). Estas premisas permiten
entender el uso de esa categoría para analizar los nexos de Liberia y Rivas como una
región histórica transfronteriza, con un conjunto de relaciones e intereses humanos
comunes, en este caso sociales, económicos, políticos y culturales que van más allá
de las limitaciones jurídicas que imponían las unidades administrativas a las que
pertenecían entre 1769 y 1860.
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La Pluralidad de intereses que conuyen en el espacio Liberia Rivas, no
representan dentro de los estudios regionales latinoamericanos una limitante, sino
todo lo contrario, pues en el análisis de la historia regional no se puede olvidar que
las interpretaciones que se realicen son, también, el resultado de la integración del
conocimiento de la historia nacional y la historia local que rodea al “objeto” de
estudio y que es altamente cambiante, pues se trata de una relación centro – periferia
(Serrano, 2007, p.120).
Este tipo de análisis podría permitir, a futuro, trazar líneas más profundas
que permitan comparar particularidades de los movimientos sociales (élites y grupos
subalternos); las relaciones centro-región (Rivas, Nicaragua – Liberia, Nicoya/Costa
Rica); la construcción del Estado (tanto en Nicaragua como Costa Rica); el conicto
limítrofe; los actores sociales y políticos (sus vínculos y motivos de separación); así
como la estructura económica (hacienda ganadera y comercio en general), sumado a
los rasgos culturales comunes entre las localidades.
Los estudios regionales, al analizar los espacios socioeconómico, político,
cultural y geográco, plantean el desafío de crear una estructura reexiva que sume
aspectos teórico-metodológicos de los estudios que se han hecho sobre regiones
históricas y de fronteras en Latinoamérica, y que han concluido que la región histó-
rica no es simplemente:
una abstracción del historiador, ni de un mero instrumento metodológico creado
por éste para denir un fenómeno en particular; sino que constituye en misma
una realidad concreta, que existe independientemente de la voluntad del inves-
tigador y precisamente éste debe desentrañar y explicar, para lo cual utiliza el
concepto que reeja a una comunidad o grupo humano asentado en un espacio
concreto, que ha establecido vínculos económicos, políticos, socioculturales y
mentales entre sus miembros, que la caracterizan y denen como una unidad
histórica (Vizcaino, 1998, pp.31,32).
El nexo entre Liberia y Rivas es concreto y se percibe en el acto fundacional
del poblado de Guanacaste (Liberia), la inversión en haciendas de campo por parte
de las élites rivense/granadinas, los vínculos familiares, económicos, la cultura reli-
giosa, la migración y la designación de los funcionarios y curas. La relación entre
los poblados en el periodo 1769-1860 es complementaria y, aunque separada por la
incorporación de Nicoya a Costa Rica y la jura posterior de este acto por parte de la
Municipalidad de Liberia, fue importante para ambas unidades.
Lo anterior es posible comprenderlo pues la historia regional no solo es una forma
de conceptualizar, sino también es una unidad metodológica que permite comprende la
dinámica de espacios que se consideran separados, pero que en la realidad comparten
más de lo que se puede sospechar a simple vista. La historia regional, como propone
Pierre Vilar (1976, pp.36-37), es susceptible a cambios tanto en sus periodos tempo-
rales como en la metodología, la técnica y la nalidad del estudio, ya que como expresa
Viales (2013, p. 295), “la región es una unidad cambiante y, además, producto de la
dinámica socioeconómica y a la vez integra espacios sociales y lugares vívidos con
Gina Rivera Hernández • Liberia y Rivas. Construcción de un espacio regional de relaciones socioeconómicas... 5
una especicidad que le otorga una estructura propia”. En el espacio de lo regional
conuyen en vorágine fuerzas locales, nacionales, fronterizos y transnacionales (Viales,
2013, p.11), en este caso, se habla de un área entre Rivas y Liberia que mezclan todos
esos elementos al ser las familias de la jurisdicción de Rivas las que dan forma a la
comunidad de Liberia (Villa de Guanacaste) en un espacio que además representa la
frontera entre Nicoya, Nicaragua y Costa Rica.
Para poder realizar un estudio de este tipo, el investigador debe rebuscar en
los documentos de los Archivos Nacionales, pocos en el caso de Nicaragua dada las
condiciones de guerra que los destruyeron, y con sesgos en el caso de Costa Rica,
debido a que las municipalidades no siempre aplican las leyes y mecanismos de
conservación. Para tratar de mitigar los vacíos, se hace uso de los testimonios de
viajeros, se suman relatos familiares de los que han habitado el espacio como pioneros,
se adjunta elementos de arquitectura compartida, fotografías y relaciones familiares
destacadas en testamentos y mortuales, para ampliar el panorama. En términos gene-
rales, para comprender el espacio de las relaciones entre estos dos poblados se debe
de hacer uso de una gran variedad de fuentes que permitan, al menos, vislumbrar un
poco de esa realidad, y hacer una radiografía que debe ser ampliada en un esfuerzo,
ojalá compartido, por historiadores a ambos lados de la actual frontera, que puedan
ampliar lo ya realizado por Rivera en la tesis para obtener el grado de Máster en
Historia por la Universidad de Costa Rica, denominada: Liberia y Rivas: desarrollo
de las relaciones socioeconómicas, políticas culturales y geográcas de dos pueblos
de frontera. 1769-1860. De Rivera (2014). Este artículo se entrelaza con la tesis, pero
amplía el abordaje del concepto de región, ya que lo analiza desde la perspectiva del
cambio en la construcción y desarrollo de las relaciones entre las comunidades.
CARACTERÍSTICAS DEL ESPACIO DE LIBERIA Y RIVAS
EN EL MARCO DE LOS ESTUDIOS REGIONALES
Pensar en las relaciones entre Liberia y Rivas como una unidad regional
transfronteriza, implica desestructurar una serie de elementos entre los que destacan:
límites políticos y/o naturales, dinámicas económico sociales y, constructos cultu-
rales, pues a la complejidad de los contactos e intereses humanos que conuyen en
esos territorios, se deben sumar las interpretaciones de los habitantes y las direc-
trices de los administradores locales y estatales que vivieron en el tiempo se que
aborda, dando como resultado diferentes percepciones sobre el tiempo y el espacio
que muchas veces no coinciden. Tal como lo plantea Santos (1997): “estudiar una
región signica penetrar en un mar de relaciones, formas, funciones, organizaciones,
estructuras, con sus más diversos niveles de interacción y contradicción” (p.46). Esto
nos lleva a otros elementos más complejos, pues “… la región es también un lugar y
la propia expresión región sirve para designar extensiones diferentes” (Santos, 1997,
p.117).
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Historiadores de distintas escuelas como Carlo Ginzburg (1994), Giovanni
Levi (1999, 2003), Eric Hobsbawm (2013), Edward P. Thompson (2019), para
mencionar solo algunos, basaron sus estudios de amplias regiones tratando de
explicar los procesos generales a partir de la localización de personas, familias y
tipos humanos. Recurriendo a ejemplos de la microhistoria italiana, Levi, quien ha
sido crítico con el concepto de historia regional, ha demostrado desde la microhis-
toria como se pude reconstruir partes de la historia de una región basándose en restos
documentales que explican las vicisitudes biográcas de pobladores del pueblo de
Santena, en el Piamonte del siglo XVII, hecho que permite demostrar que un trazo
puede dar pie a la comprensión de redes que permiten descubrir los entrelazados
regionales (Levi, 2003, citado por Rivera, 2022, p.4).
Comprender una región como la que dibujan Liberia y Rivas se basa en
describir con todas las herramientas posibles la forma de sus fronteras a través de
indicadores físicos y simbólicos; en todo caso, la extensión de la región depende de
su dilatación en el espacio y de la duración en el tiempo; mientras que su carácter
(modelos políticos, sociales, económicos y culturales), entre algunos, está dado por
los modos en que las comunidades se ordenan en el sistema. En términos generales
se debe comprender que los estudios regionales no se basan en un culto al localismo,
sino en el pensamiento reexivo que integra al territorio, al paisaje, el individuo
y sus interrelaciones, así como a los ujos económicos y humanos que toman un
espacio y ponen en él no solo unidades de supervivencia como lo son poblados,
unidades productivas, vida comunal y empleo, sino que además suman afectos y
tradiciones, que dan paso a la pertenencia.
El investigador no puede quedarse en la narración lineal de hechos o activi-
dades, en donde solo reexione de manera teórica sobre el término “región”, Se debe
siempre tomar en cuenta lo cambiante de la unidad de estudio, debido a los procesos
que abarca y a que muchas veces engloba, simultáneamente, diversas unidades entre
sí (Cardoso y Brignoli, 1982, p.83).
Los estudios sobre regiones como las de Liberia y Rivas se basan en hipótesis
dinámicas pues su cotidianeidad se desarrolla dentro de unidades mayores que las admi-
nistran, por lo que pueden ser fragmentadas como resultado de los intereses de los admi-
nistradores (Marín, 2008, p.43); este es el caso, de dos localidades situadas en márgenes
administrativos disímiles que, sin embargo, compartieron el modelo económico de la
hacienda de campo y los ujos migratorios para dar vida a los lazos comunales, fami-
liares y culturales, que cambian constantemente debido a ciclos económicos y políticos.
Se puede proponer a Liberia y a Rivas como sujetos de estudio dentro de la
historia regional, pero a la vez el tema de la conformación de los Estados Nacionales
en el siglo XIX crea nuevas unidades de análisis regionales al insertarse el Estado
costarricense en Liberia a través de instituciones y directrices. Incluso, hay una región
que se puede denominar Pacíco Centroamericano, en la cual se insertan Liberia y
Rivas y que debe de ser revisada con mayor detenimiento para comprender el espacio,
la economía, la sociedad, la política y la cultura entre otros temas (Viales, 2008).
Gina Rivera Hernández • Liberia y Rivas. Construcción de un espacio regional de relaciones socioeconómicas... 7
En un periodo de estudio tan amplio como lo es 1769-1860, hay cambios
signicativos que varían las percepciones sobre las relaciones entre Liberia y Rivas,
que incluyen la imagen del territorio y sus límites. Entre ellos están el cambio de
nombre Villa de Guanacaste por el de Liberia con el objetivo de borrar su ligamen
con Nicaragua. Está también, las segregaciones de territorios de Siete Cueros y La
Cruz de la organización administrativa política y religiosa liberiana lo cual cambia
la sonomía geográca del territorio, pues sus límites pasan a ser el río Tempisque
al oeste y el río Tempisquito al norte, alejando en este último caso a Liberia del
límite con Rivas. Además, la designación de las autoridades de Liberia desde San
José implicó la presencia del Estado costarricense en la zona y con ello las familias
rivenses pierden poder en el cabildo.
Sin embargo, a pesar de estos cambios las relaciones entre las localidades se
mantienen durante más tiempo debido a los lazos de familias y los ujos migratorios
(Rivera, 2014).
EL ORIGEN DE LOS POBLADOS Y SUS RELACIONES
ENTRE LOS SIGLOS XVIII Y XIX
Las características del espacio regional que conforman las comunidades de
Rivas y Liberia son un tema que es posible de abordar, incluso, en sus bases geoló-
gicas, pues el surgimiento del istmo de Rivas está unido al del espacio que hoy
llamamos Guanacaste (Bergoeing, 1987, p. 70; Denyer, 2019), lo que explica que
tanto Rivas como Liberia compartan elementos de clima y paisaje, y a su vez consti-
tuyan un puente natural entre las Américas.
Los estudios del periodo precolombino mencionan que los territorios de
Nicoya y el istmo de Rivas se interconectaron, pues, aunque el espacio que hoy se
conoce como Liberia no se fundó sobre la base de población autóctona, si era cono-
cido por las comunidades aborígenes que habitaban Rivas, ya que 800 años después
de Cristo los Chorotegas (oto-mangues), se ubicaron en el suroeste de Nicaragua, y
un siglo después en Nicoya.
Esto signica que los granadinos y rivenses conocían del paraje en donde se
estableció el poblado de Liberia, no solo por los viajes de los arrieros a partir del
siglo XVIII, sino por los relatos de los grupos aborígenes del istmo de Rivas (Lara,
2020, p.27), que a su vez estaban relacionados con los de la Península de Nicoya.
En ese sentido, la región ya estaba constituida en el imaginario de la apropiación del
espacio, pues no es casual la escogencia del lugar para ubicar la ayuda de parroquia
en 1769.
En el periodo colonial sobre la base de poblados indígenas rivenses, los hacen-
dados granadinos fundan la Villa de la Purísima Concepción de Rivas, alrededor de
la cual instalan sus haciendas cacaoteras (Meléndez, 1977, p.149). Desde allí, entre
1700 y 1769, logran los permisos para la creación del poblado de Guanacaste, hoy
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Liberia, antecediendo a ese hecho la existencia de haciendas a nombre de la élite
granadina en el área que demuestran una presencia anterior de Nicaragua en la zona
(Solano, 2022, pp. 8-16).
Según las investigaciones de Carlos Meléndez (1954; 1977) y Claudia
Quirós (1999, pp.49-71), la descripción que se hace del espacio escogido para
construir la ayuda de parroquia de San José, puntualizado como el paraje de los
Centenos, en la bifurcación de caminos hacia el Valle de Bagaces y los pueblos de
la península, inere en la existencia de fundos y un reconocimiento del paisaje en
su valor económico y estratégico que usó Rivas no solo para consolidar su frontera
agrícola hacia el sur, sino, la de su población. Este sector social, aunque al prin-
cipio se muestra huraño en hacer vida social en esa zona, termina arraigado en la
vida comunal de Guanacaste, hoy Liberia, al comprometerse a mantener en 1769
una ayuda de parroquia.
El espacio colonizado por los rivenses fue, desde el primer momento, una
zona de frontera, primero con Nicoya y después con Costa Rica, lo que dio a inicia a
contradicciones entre estas unidades jurisdiccionales que durarían hasta la actualidad
debido a lo complejo de la negociación de límites que caracterizan a América Latina
(Sibaja,2006, pp.1-29).
Desde que en 1720 se funda la Villa de la Purísima Concepción de Rivas,
conocida actualmente como Ciudad de Rivas, (Guerrero y Soriano, 1996, p.15) las
principales familias de esa comunidad entre las que destacan: De la Cerda, Rivas,
Briones y de la Peña (Quirós, 1999, pp.49-72), generaron una movilidad hacia el
sur para prevenir el agotamiento de las tierras dedicadas a la ganadería y al cacao
como les había pasado en Chontales, Nicaragua, (Quirós, 1999, p.52). Por lo que
una vez asentados en la Villa de Rivas, sus iniciativas económicas se extienden
poniendo en marcha esfuerzos dirigidos a convencer a las autoridades de la Capi-
tanía General de Guatemala para que les venda títulos de tierra en el noreste del
Corregimiento de Nicoya, con el logro de que Guatemala, en el año de 1769, les
permita a rivenses y granadinos establecer cerca de sus haciendas de campo ya
inscritas una ayuda de parroquia a la que le dan el nombre de poblado de Guana-
caste (Quirós, 1999, p.60).
Rivas se constituye ocialmente desde el siglo XVIII hasta la segunda década
del siglo XIX, en el espacio referente para la construcción histórico-política, cultural
y social de lo que se conoce como Liberia, segmentando al Partido de Nicoya en dos
zonas de inuencia política, económica y social: una dirigida por Nicoya, que atrae
al caserío de Santa Cruz y a las comunidades costeras y que mantiene un comercio
abierto con Nicaragua y Costa Rica, a través de sus puertos (El Realejo en Nicaragua
y Puntarenas en Costa Rica) y caminos del litoral; y otra hacia el noreste constituida
por el poblado de Guanacaste y las haciendas de campo que le rodean, que hacen uso
del Camino de la Costa y del Camino de Verano para comunicarse con Nicaragua y
Costa Rica, manteniendo a Rivas como su foco político y social (Sibaja y Zelaya,
2015, p.36).
Gina Rivera Hernández • Liberia y Rivas. Construcción de un espacio regional de relaciones socioeconómicas... 9
La vida en común entre ambas comunidades se mantiene, al parecer, sin
alteración, hasta que se da la incorporación de los territorios de Nicoya y Santa Cruz
a Costa Rica (1824) y se maniesta la voluntad de Liberia en positivo respecto a ese
acto (1826), (Rivera, 2014, p.105). Con ello, los elementos políticos e históricos de
todas esas comunidades se redireccionan y, paulatinamente, Liberia se inserta en la
vida jurídica costarricense, pues comienzan a votar en conjunto diputados, a unicar
el modelo municipal y a pagar los impuestos de acuerdo con cánones costarricenses,
entre otros elementos. Poco a poco las instituciones estatales de Costa Rica se hacen
presente en la zona a través de la designación del cabildo y las milicias (Solano,
2022, p.12), concretándose la incorporación de todas las comunidades nicoyanas al
proyecto de Estado costarricense.
Ese tipo de acciones políticas y administrativas se realizan para concretar la
unidad estatal, sin embargo, en el caso de Liberia, mientras se denen los puestos
políticos que durante mucho tiempo recaerán en Rodesindo de la Guardia como
gobernador, las relaciones familiares, culturales y sociales mantienen a Liberia
vinculada con Rivas, lo que generó dos tiempos en el espacio de la comunidad:
uno, el de las instituciones políticas y administrativas que son impuestas por Costa
Rica, y, otro, el de las humanas, culturales y económicas, de lazos familiares y de la
mentalidad que hacen considerar a Rivas como la zona en donde se pagan promesas
religiosas (Popoyoapa al Jesús del rescate y el Cristo Negro de la Misión como refe-
rencias), se visita a la parentela, se crean lazos matrimoniales, se origina mucha de la
población migrante de Liberia y se avitualla el caserío, (Rivera, 2014)
Un aspecto que se deriva de los datos mencionados en el párrafo anterior, es
que estos elementos demuestran la creación y desestructuración paulatinas de un
espacio regional de relaciones socioeconómicas, políticas culturales y geográcas
creadas por la expansión de los intereses de las élites granadinas y rivenses que
indican, a la vez, el carácter poroso de las fronteras y el desarrollo de relaciones entre
las personas de los municipios que permiten conjeturar con la idea de una larga dura-
ción de vínculos, aspecto que no sería exclusivo de esa zona pues estudios como los
de Van Young (1991, pp.99-102) y Santos (1997, p.46), han demostrado se replica
en toda América Latina.
Según las investigaciones de Carlos Meléndez (1954; 1977) y Claudia Quirós
(1999, pp.49-71), la descripción que se hace del espacio escogido para construir la
ayuda de parroquia de San José, puntualizado como el paraje de los Centenos, en la
bifurcación de caminos hacia el Valle de Bagaces y los pueblos de la península inere
en la existencia de fundos y un reconocimiento del paisaje por el valor económico
y estratégico que usó Rivas no solo para consolidar su frontera agrícola hacia el sur,
sino, la de su población. Este sector social, aunque al principio se muestra huraño en
hacer vida social en esa zona, termina arraigando en la vida comunal de Guanacaste,
hoy Liberia, al comprometerse a mantener en 1769 una ayuda de parroquia.
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Figura 1. Mapa de la Zona de Relación de Rivas y Liberia
Fuente: Tomado de 1769-1823 Rivera, Gina. (2014). Liberia y Rivas: desarrollo de las relaciones socioeconó-
micas, políticas culturales y geográcas de dos pueblos de frontera. 1769-1860 Cap1. Tesis para optar por el grado
de Máster Académica en Historia. Universidad de Costa Rica
LA HACIENDA DE CAMPO Y LA POLÍTICA COMUNAL
La vida en las haciendas ganaderas de campo se supedita a ciclos de producción
que buscan extraer el máximo de ganancia a los hatos, especialmente en productos
como cueros, cebos y en menor medida en utilidades agrícolas. La estructuración de
las haciendas de campo en el espacio Liberia-Rivas ha sido abordada ampliamente en
Gina Rivera Hernández • Liberia y Rivas. Construcción de un espacio regional de relaciones socioeconómicas... 11
estudios como los de Lowell Gudmundson (1983), Wilder Sequeira (1985), Claudia
Quirós (1999) y Marc Edelman (2019), en los cuales se demuestran Liberia y Rivas:
desarrollo de las relaciones socioeconómicas, políticas culturales y geográcas de dos
pueblos de frontera. 1769-1860 las relaciones existentes entre ambas comunidades
a través de las haciendas, la política, la vida en común, el comercio, la cultura, entre
otros. Las características de estas relaciones se traslapan con las de la fundación del
poblado, pues la existencia de los fundos determina la creación de la comunidad
de Liberia, tal y como lo demuestra el Obispo don Pedro Morel Santa Cruz y Lora,
1749-1753 (Velázquez, 2008, pp. 165-172) al comunicar en 1752 durante una de sus
visitas que:
Hallándose dispersos los ladinos es conocido el riego de perdición en que
sus almas se versan. La distancia que hay de sus haciendas a la parroquia es
considerable. Desde de mayo hasta noviembre que por estas partes es invierno,
las lluvias son tan gruesas y continuas que ni los caminos pueden tracarse
ni vadearse los ríos. Llega el caso de que ni los feligreses aun en el mayor
aprieto, pueden acudir a su cura, ni este a socorrerlos… Para remediar tanto
daño, propuse al presidente, lo preciso que se hacía levantar una iglesia en el
paraje más cómodo que por el alcalde mayor y el vicario se eligiese en el que
se congregase a todos los ladinos a formar sus casas y a ser administrados por
el cura que les nombrase… he prometido volver a la provincia, puesto el lugar,
hacer tirar las primeras líneas de su fundación (Fernández, 1975, p.443).
El Obispo Morel de Santa Cruz se constituye una fuente de consulta impor-
tante para los investigadores, pues desde la óptica del administrador eclesiástico se
puede recorrer las condiciones que imperaban en el momento de sus visitas, ya que
sus documentos describen a profundidad la geografía, la historia, y la estadística, de
las zonas que recorría.
La visión de Morel sobre la forma en que se da el desarrollo de la vida en el
poblado, al momento de su visita, y la situación de los habitantes del espacio que hoy
se conoce como Liberia, es un tema que ha cobrado importancia en los últimos años.
Ejemplo de esto es el trabajo de Édgar Solano (2022) “Liberia en los siglos XVIII y
XIX. Historia de la Ciudad Blanca”, en donde como hipótesis central propone que
la constitución de Liberia es el resultado natural de los contactos que se daban entre
los pueblos y caseríos de Cañas, Bagaces, Rivas y Granada, dado que el espacio
entre esas comunidades nunca estuvo vacío, sino que la vida en las haciendas fue
más activa de lo que permiten ver las fuentes documentales, y que la fundación de
la parroquia es el resultado natural de contacto que generaban las élites ganaderas,
demostrado a través del Padrón de las Haciendas Cacaotera y de los Hatos Existentes
en la Jurisdicción de Rivas: 1751 y el de Propietarios de Haciendas de Campo de
Nicoya pero vecinos de Rivas: 1751, elaborados por Claudia Quirós con base en
AGI, Guatemala N.º 593, f.2v, 1751, una de las rutas de análisis que podría demos-
trar ese hecho (Quirós, 1999, pp.59-63).
El interés de la comunidad de Rivas al fundar el poblado fue llevar su inuencia
socioeconómica y política hacia la región de Nicoya, en un empuje regionalista de
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sus élites, la cuales construyen, en el caso de Liberia, una estructura socioeconómica
y administrativa que, al sumarse a lazos familiares, perduran y son invocados por
Liberia para no rmar el acta de incorporación del Partido de Nicoya a Costa Rica
(Rivera, 2014, p.168), hasta que la inestabilidad que imperaba en Nicaragua hizo
imposible mantener esa posición. Esto termina por convencer a los habitantes de
Liberia de jurar la incorporación las veces que fuera necesaria con la nalidad de
mantener la protección que brindaba Costa Rica a todos los que escapaban de la
persecución de los diferentes bandos que se disputaban el poder político en Nicaragua
(Rivera, 2014, p.171) y de unicar el pago de impuestos en una sola jurisdicción.
Entre los años 1830 y 1858, a pesar de los conictos que se generan entre
Costa Rica y Nicaragua debido a la incorporación de Nicoya a Costa Rica (1854), a
la presencia libustera (1855-1857) y a la denición de límites (1858 Tratado Cañas-
Jerez), la relación entre las comunidades de Liberia y Rivas se mantienen activas en
lo económico y familiar.
Para Liberia sigue siendo más factible avituallarse en los mercados de Rivas
que en los del Valle Central de Costa Rica debido a la lejanía de éstos y, a que los
caminos no estaban siempre en las mejores condiciones. Así mismo, las rutas comer-
ciales entre Nicaragua y Costa Rica continúan colocando a Liberia en su recorrido,
lo que permite que el ujo de personas y bienes continúen más allá de las delimita-
ciones administrativas de los Estados y Rivas siga siendo el lugar de más fácil acceso
a proveedores para los liberianos.
Costa Rica entre 1824 y 1860 logra alianzas con las élites de Liberia y
encuentra en Rudesindo de la Guardia la gura que necesitaba para mantener el
orden y la paz en la comunidad, en un periodo de desestabilización en Nicaragua que
generó el ujo constante de desplazados de guerra. Con ello la población de Liberia
aumenta en detrimento de la de Rivas, pero implica que entre los migrantes llegan
personas de los bandos Liberales y Conservadores que debían ser convencidos de no
entrar en conicto en Liberia e insertados en la vida cotidiana de la comunidad. Esto
lo logra de la Guardia al obligarlos a entregar las armas y, de ser necesario, seguir
camino hacia el centro de Costa Rica, pero también al comprometer a familiares y
amigos a rmar garantías de buen comportamiento por los recién llegados. La admi-
nistración de Rudesindo de la Guardia como gobernador designado por el Estado
costarricense fue exitosa, y en alianza con la comunidad logró la pacicación del
poblado y una gerencia administrativa notable (Rivera, 2014, p.171), que atacó a la
violencia, pero no así a los lazos familiares y culturales de las personas, sino que los
usó para mantener en orden al poblado.
Junto con las relaciones familiares, las afectivas y los ujos migratorios,
el proceso económico complementa la visión de la región que se crea entre las
comunidades de Rivas y Liberia, y hace factible su análisis a través del tema de la
ganadería, ya que son las adquisiciones de tierras en la jurisdicción de Nicoya, por
parte de las élites granadinas y rivenses, las que permiten refrendar el compromiso
de construcción del poblado, allí en donde las haciendas ganaderas de campo se
Gina Rivera Hernández • Liberia y Rivas. Construcción de un espacio regional de relaciones socioeconómicas... 13
establecen con antelación al mismo cuadrante municipal. Aun así, faltan más
investigaciones, sobre todo desde Nicaragua, que permitan completar el esquema
que historiadores costarricenses han producido a partir de las fuentes primarias entre
las que destacan los esfuerzos de Meléndez (1977), Sequeira (1985), Edelman (2019)
y Quirós (1999), entre otros.
Las conexiones económicas y políticas se establecen entre Liberia y Rivas
desde el momento en que las familias Lacayo de Briones, De la Vega, Chamorro y
Argüello, primeras en establecerse en Granada, Chontales y Rivas, compran tierras
en el noroeste de Nicoya. A este grupo se le unen las familias De la Cerda, que empa-
rentan con los Lacayo y Arguello constituyendo así el primer nodo poderoso que
inuencia a la zona del Guanacaste, hoy Liberia y de la que desciende gran parte de
los actuales habitantes (Quirós, 1999, p. 53, 60).
Claudia Quirós (1999, p.60), demuestra como los dueños de los principales
fundos en Rivas, Lic. Melchor de la Cerda, Cap. Juan Antonio Santos de San Pedro-
de la Cerda, Lorenzo de la Pena, Tomás de Granja, Clemente Guevara de la Cerda,
José de Rivas, Bernardino Gómez, Mauricio Orozco, Juan Francisco Aguilar, para
1751, ya tenían presencia económica en la zona donde poco tiempo después se
fundaría Liberia; y que en estas haciendas la vida social era escaza o nula pues los
dueños eran ausentistas, lo cual hace que la comunidad de Rivas siguiera siendo
el centro en donde se desarrollaban actividades como enlaces matrimoniales, la
vida religiosa y, por supuesto, la económica, que implicaba el mercado y el pago de
impuestos, mientras que en las haciendas se realizaba la vida laboral y la cotidiana
(A.N.C.R.1800. Sección Histórica- Complementaria Colonial N.1396).
Ejemplo de esta aseveración es que desde 1731 esas mismas familias en las
guras de Juan y Álvaro de la Cerda, Juan Guevara de la Cerda, Sebastián de Ortega
y la Iglesia de Rivas, realizaron denuncias en el sector medio del curso del Tempisque,
Rincón de la Vieja, El Salto, cerca de los linderos del río Sapoá y en el volcán Orosí
(Quirós, 1999, p.61), dejando sus posesiones en manos de administradores que poco o
nada visitaban la ayuda de parroquia de San José de Guanacaste. Además, entre 1824
y 1826 los hacendados de la zona de Liberia debaten acerca del pago de impuestos
en Costa Rica, siendo ellos habitantes de Rivas, Nicaragua, niquitándose el debate
cuando en1826 los liberianos juran la incorporación a Costa Rica.
Pero no solo personas con capital consolidado se mudaron hacia la zona de
Liberia, sino que algunos lograron ascender en la escala social, en el rol de pioneros en
redituar la inversión hasta colocarse en el grupo de poder que la administraba, como
es el caso del rivense Feliciano Padilla, el cual logró, hacia nales del siglo XVIII,
aumentar sus tierras gracias al comercio de ganado y la producción de algodón y maíz,
que lo ayudaron a posicionarse como capitán de milicias (AGI, Guatemala N.º 593,
f.2v, 1751). Otros apellidos como De la Oliva, Rodríguez, Ponce y Bonilla se instalan
en el constructo que representaron las haciendas de campo del noroeste y noreste del
Valle del Tempisque, conformando así un espacio regional de desarrollo sociopolítico
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que crece conforme aumenta el desarrollo de los poblados y la importancia de los hatos
en la zona de Liberia y su área de inuencia hacia el oeste y el sur de Nicoya.
Con las haciendas llegaron también los pobladores, descendientes de
los hacendados y de los trabajadores de esas unidades productivas los cuales
se trasladaron al noreste del Valle del Tempisque en búsqueda de mejorar sus
posibilidades económicas y con ello la subsistencia. El ujo de población que perdió
Nicaragua con la fundación de las haciendas de campo, del poblado y como resultado
de la inestabilidad del país a partir de 1821, dejaba sin trabajadores al latifundio de
esa jurisdicción y sin población a muchos lugares de Granada y Rivas. Incluso León
denuncia sobre el perjuicio de que los naturales salgan a residir en las haciendas y
pide se devuelvan a sus respectivos poblados (A.N.C.R., 1801, Sección Histórica,
Serie Cartago, N.1091), lo cual no sucede, y más bien se establecen como residentes
permanentes de Liberia, (Rivera, 2014).
Entre 1773 y 1821, otras familias se encuentran ancadas en los alrededores
de la Ayuda de Parroquia de Guanacaste y los apellidos rivenses: Martínez, Rodrí-
guez, Rivera, Ramos, López, Cascante, Ruiz, Pastrana, Chavarría, Santos, Gómez,
Ollanarte, Bellido, De la Cruz Mairena, y Romero, se asientan en la zona como admi-
nistradores de haciendas conformando un grupo subalterno, sirviendo a las familias
Vargas, Cepeda, Evan, Argueta, Sánchez, Morales, Cuendes, Muñoz, De la Cerda,
Santos, Hurtado, Sandoval, Salvatierra, Rivera y Orozco, estos últimos apellidos
se repiten en los archivos del Cabildo como presidentes, escribanos o militares, así
como los: Albenda, Leiva, Coronado, Gamero, Villar, Delgado, Hidalgo, Carrillo,
Ladrero, Delgado, Pérez, Álvarez, Gutiérrez, Briceño, todos ellos originarios de
Rivas y Granada. (A.N.C.R., 1810, Complementario Colonial, N.2152. A.N.C.R.
1773-1821, Protocolos de Guanacaste).
Hasta 1824, algunos miembros de familias rivenses con posesiones en la
jurisdicción de Liberia tuvieron puesto de representación en el cabildo, entre los
designados estaban: Manuel y Lucas Rivas (sic), Manuel Días Ladrero, Jacinto
Alvarado, Roberto Hurtado, Pedro Martín Rivas, Sebastián Abarca, Roberto
Belmonte, Félix y Eustaquio Arburola, Benito Lardiabal, Agustín Gutiérrez,
Pedro y José Antonio Muñoz, Francisco Bolaños y Sebastián Días (A.N.C.R.,
1816, Sección Histórica Guatemala, N.1076). Asimismo, estas personas junto con
algunos de sus trabajadores más cercanos se encargaban de las milicias, arre-
glos de caminos y cuanta manda fuera expedida por las autoridades de Rivas o
Granada, aunque su vida estuviera ligada a las haciendas, más que al cuadrante
del poblado.
Aun con el proceso de incorporación jurada por los liberianos, los funciona-
rios del cabildo debieron convencer a las autoridades costarricenses, en 1827, de
enviar a la comunidad los machotes municipales que se usarían en los actos del
cabildo, pues los de Rivas se mantuvieron en uso hasta que Costa Rica respondió al
pedido, aspecto que volvió más lenta la homologación de la documentación y, con
Gina Rivera Hernández • Liberia y Rivas. Construcción de un espacio regional de relaciones socioeconómicas... 15
ello, la legalidad de los acuerdos tomados, aunque pareciera que a Costa Rica no le
preocupaba mucho esa situación (Rivera, 2014).
En síntesis, la fundación del poblado de Liberia en el siglo XVIII, en el territorio
de Nicoya, implicó relaciones entre vecindarios de frontera debido a la proyección
de la inuencia de las élites ganaderas y cacaoteras de Granada y Rivas, así como
los ujos migratorios que sustentaron esa iniciativa, pero también da como resultado
tensiones entre unidades administrativas disímiles (Murillo, 1986, pp.45-58), como
lo fueron las de Nicoya y Nicaragua, para pasar después a ser entre Costa Rica y
Nicaragua, por la denición de límites terrestres, uviales y marítimos, reclamos
sobre las tierras y los impuestos y demás demandas que se dieron a pesar de la rma
del tratado Cañas- Jerez en 1858, el Laudo Cleveland en 1888 y otras negociaciones
Las pugnas entre los entes gubernativos en el siglo XIX se dan en defensa de
los recursos que representan la población, la posición geoestratégica y las unidades
productivas del Partido de Nicoya, pero sobre todo por elementos de soberanía en los
territorios en disputa. Tanto Costa Rica como Nicaragua, discuten, entre otros temas,
acerca de la Alcaldía de Nicoya, de la legalidad del acto de anexión, de la loca-
lidad de Liberia y las haciendas que la circundan en particular (Rivera, 2014, p.150),
con la claridad de que estos últimos son territorios valiosos económicamente, pero
también una zona compleja y aun desconocida, separada de los centros de poder por
ríos, bosques y periodos de lluvias que hacían imposible la comunicación directa,
pues las redes de caminos desaparecían con las llenas.
Sin embargo, aunque las relaciones que se dan entre Rivas y Liberia en el
marco de una zona transfronteriza sean posibles de ubicar y convertir en unidades
de análisis para los historiadores que se interesan por lo regional, es importante
mencionar que hay limitantes reales que crean sesgos y silencios. Muchas de las
fuentes que podrían ayudar a aclarar el tema han desaparecido debido a guerras y
desastres naturales como es el caso de Nicaragua, o bien a fallos en su manejo, como
sucede con los pliegos de la municipalidad de Liberia, por lo que aun falta mucho
trabajo de reconstrucción por hacer.
LA VIDA RELIGIOSA Y LA RELACIÓN ENTRE POBLADOS
Para 1810, se dene a Liberia como un Curato de más de cien feligreses, y
con ello se logra que en 1817 Rivas nombre dos alcaldes, uno para causas civiles y
otro para causas criminales (A.N.C.R., 1817, Sección Histórica, Serie Guatemala,
N.1076). Este hecho demuestra que hay relaciones comunes que entrelazan a ambas
comunidades en lo administrativo y lo eclesiástico. La designación como autoridad
recaerá en personas que, siendo originarias de Rivas o Granada, mantendrán a los
territorios unidos en la toma de decisiones trascendentes, mientras que el curato
dependerá de la disposición inicial del obispado de León.
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La vida doctrinal de Liberia, en un principio, solo se maniesta por medio de
un oratorio que no tenía santo tutelar ni presencia de cura, así hasta el compromiso
por escrito de 1769, el cual obligaba a los poseedores de tierras a sustentar al
sacerdote, de lo que se pasó a llamar Ayuda de Parroquia de San José de Guanacaste
(A.N.C.R. 1778. Complementario Colonial. N.3741). En el año de 1790 se cambia
el patronazgo y pasa a ser la advocación de la Inmaculada Concepción de María
la que ampara a la iglesia del poblado de Guanacaste hasta hoy, compartiéndose
la devoción con Granada y Nicaragua en general (Fernández, 1975, p.50, 222).
Este hecho unica las estas religiosas con las nicaragüenses, en la fecha del 8 de
diciembre, así como el sistema de diezmos, primicias y ofrendas que es controlado
por el obispado nicaragüense que desde León nombra a los sacerdotes de Liberia
hasta que en la década de 1850 es designado un Obispo para Costa Rica que trata
implementar en la zona. Rudensindo Guardia informa en una nota al gobierno de
Costa Rica que:
a una legua de distancia del centro [Liberia], existe una ermita privada sin
licencia eclesiástica, ni ninguna otra formalidad dedicada al Señor de la Agonía
de la ciudad de Rivas, bajo cuya devoción colectan limosnas de toda especie…
las cuales son conducidas a aquella ciudad. (A.N.C.R., Culto, 1851, N.47.
Mayo12)
Junto a la ermita de la Agonía, la festividad religiosa de la Inmaculada Concep-
ción de María también demuestra el ligamen entre Rivas y Liberia, pues se mantiene
hasta el día de hoy a pesar de la independencia eclesiástica de Costa Rica. La expre-
sión de la religiosidad como vehículo de reconocimiento de elementos comunes entre
pueblos es válido como objeto de estudio pues permite conocer cómo se rigen la vida
social y familiar de las comunidades que participan en esos eventos, pues quien dice
religiosidad popular hace referencia a una cultura popular (Salles, 1995, p.27) Los
discursos religiosos no están aislados de la vida comunitaria y suman características
a la estructura del orden social, pues delimitan desde los púlpitos de los siglos XVIII
y XIX las actividades de los segmentos comunitarios, determinando los nombres de
los mayordomos de esta y el aporte de cada familia al desarrollo del evento, por
lo que la religión asume el rol de estructurar el orden y sentido social comunitario.
LA REGIÓN, LOS LÍMITES Y LA FRONTERA
Para el desarrollo de temas sobre la anexión y problemas limítrofes en el
periodo colonial, el federal y el republicano, los trabajos de Sibaja y Zelaya (2015)
para Costa Rica, así como los de Esgueva (2007) en Nicaragua, permiten apreciar
la historia de los límites propuestos, y la amplitud de la frontera que circunda los
amojonamientos, siendo esta zona más vasta que el espacio jurisdiccional acordado
por los Estados.
Gina Rivera Hernández • Liberia y Rivas. Construcción de un espacio regional de relaciones socioeconómicas... 17
Gracias a los documentos de estos autores es factible comprender la facilidad
del viaje entre ambas jurisdicciones para los habitantes del periodo, dado lo amplio
del espacio y la poca vigilancia que destacan las garitas de control. En ese sentido,
es la obligatoriedad del uso de los caminos carreteros lo que permite el control del
territorio, pero para pequeños grupos a caballo o a pie era fácil burlar a los inspec-
tores y quizás con ayuda de éstos mantener un ujo de comunicación y comercio
no declarado constante entre Liberia y Rivas. Esto queda demostrado en la invasión
de Quijano de 1836, cuando el líder de la conjura que intentaba la reintegración del
territorio a Nicaragua fue repelido en una zona muy cercana al poblado de Liberia
(Fernández, 2007 y Rivera, 2014).
Quizás el punto de mayor control de los caminos conocidos y ociales se dio
durante el periodo de la guerra centroamericana contra los libusteros, (1855-1857),
pues el gobierno de Costa Rica desde 1850 fortalecía la vigilancia de las vías entre
Liberia y Rivas, dada la tensión con el gobierno conservador nicaragüense de Frutos
Chamorro que reclama un pago por los territorios de Guanacaste (Rivera, 2014). En
medio de la tirantez de los hechos descritos anteriormente, las familias de Liberia y
Rivas mantuvieron sus relaciones y comunicaciones permitiendo que la información,
el comercio y los ujos humanos estuvieran activos y la frontera abierta (Rivera,
2014). El análisis a profundidad del territorio en el que discurren las relaciones entre
Liberia y Rivas permite observar una región histórica que se maniesta no marginal
a los sucesos que discurren en sus Estados y en la región centroamericana, dejando
abiertas muchas aristas que aún deben de ser abordadas.
Los recursos con que cuenta la región Rivas-Liberia y que durante el periodo
de 1769 a 1826 fueron administrados abiertamente por Rivas, muestra como el
espacio es transformado en unidades productivas, que, dirigidas a actividades de
mercado, dinamizan no solo a la economía de ambas comunidades, sino que generan
grupos de poder, elementos demográcos y con ello procesos identitarios que se
maniestan por medio de la cultura basada en los trabajos de la hacienda ganadera,
la familia y los vínculos de amistad. A partir de 1826, las comunidades separadas
por la jura a la integración de Costa Rica que hace Liberia, producto de la inesta-
bilidad política de Nicaragua, se incluyen en los esfuerzos que hacen sus Estados
en encontrar un modelo de desarrollo económico asociado a una directriz política
interna exitosa que les permitiera insertarse en el mercado mundial, lo cual se logra
en Costa Rica, mientras que Nicaragua se ve atrapada por una vorágine de violencia.
Aun así, los ujos migratorios y comerciales entre ambas localidades se mantienen
activos, y con ello un contacto que permite percibir los elementos de la región aun
latentes, pues los lazos familiares y económicos siguen dándose al margen de lo que
está pasando dentro o fuera de los Estados.
Rivas, al fundar a Liberia, desdibuja el límite entre Nicoya y Nicaragua, y así
deja a la vista una frontera con un trasiego cultural y familiar dinámico alimentado
por la economía que las origina, pues la hacienda, más que el poblado, fue la razón
de ser de las relaciones entre espacios. La hacienda ganadera de campo interconecta
Diálogos Revista Electrónica de Historia, 24(2): 1-27. Julio-diciembre, 2023. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica18
a las personas y a la geografía a través de la compra y venta de fundos y ganado,
al nombramiento de autoridades municipales y religiosas entre los hacendados, e
incluso es el motivo de lazos matrimoniales.
Esto lleva a plantear dos visiones de análisis acerca del grado de contacto y
alejamiento que pudo darse entre Rivas y Liberia, en una región que se ha denido
como de tipo transfronterizo:
La perspectiva de las relaciones de ambas localidades, como una respuesta a
necesidades especícas, de carácter socioeconómico en un tiempo y espacio deter-
minado que lleva a la fundación de Liberia y a la consolidación del modelo de
haciendas de campo en manos de las élites rivenses y granadinas (1769-1826).
La visión del distanciamiento político gradual entre ambas comunidades
(1826-1860) como respuesta a las condiciones disímiles en el proceso de formación
de los Estados de Nicaragua y Costa Rica, sobre todo después de 1830, cuando se
va consolidando la presencia del Estado costarricense en Guanacaste y el modelo
socioeconómico cafetalero se establece exitosamente en el Valle Central. Mientras
Nicaragua no logra terminar con los enfrentamientos internos dando como resultado
que no se gestara un proyecto de Estado Nacional que le permitiera estabilidad y por
ende se consolida la pérdida jurídica de Nicoya y con ello de Liberia, sin que eso
signique que las personas no siguieran reconociéndose como familia.
Lo anterior permite inferir que la región que crearon Liberia y Rivas por medio
de sus relaciones familiares, económicas, políticas y culturales nunca fue pasiva a
los designios de las jurisdicciones a las que pertenecían, por lo que no se enmarca en
las deniciones de algunos estudios clásicos que consideran a las fronteras regiones
por civilizar, con el objetivo de ser insertadas y unicar al Estado-Nación (Cayton y
Teute, 1998, p.327, 358 y García, 2003, pp.71-73, 79).
Gracias a los estudios regionales se han revalorizado los ujos de contacto en
esas zonas (Boza, 2004, p.36-44), por lo que se ha descubierto una vida cotidiana,
política, económica, cultural y familiar compleja. En el caso de Liberia y Rivas, el
estudio de las fuentes demuestra movimientos constantes entre ambas localidades,
expandiendo las relaciones más allá de sus jurisdicciones y el tiempo que delimitó la
incorporación del Cabildo de Nicoya a Costa Rica.
En ese contexto, la frontera deja de ser considerada como una línea que separa
realidades disímiles y da paso a analizarla como un espacio – región, en donde inte-
ractúan no solo múltiples grupos sociales y modelos económicos, sino las visiones
de mundo de los Estados. La frontera dejó de ser periferia y pasó a ser parte del
engranaje sociohistórico unas veces unidas al centro por intereses comunes y otras
en total enfrentamiento con sus pares del interior (Ratto, 2011, 105-120), debido a
la presencia de grupos fuera de ley, como pueden ser disidentes contrabandistas o
ladrones de ganado.
Los “estudios de fronteras” a partir de los años noventa del siglo pasado, han
logrado denir a los poblados situados en espacios fronterizos como áreas altamente
dinámicas en sus características culturales, sociales, económicas y políticas (Barraza,
Gina Rivera Hernández • Liberia y Rivas. Construcción de un espacio regional de relaciones socioeconómicas... 19
2004, p.3), debido a la creación de nexos sociales, la percepción sobre la autoridad y
su legitimidad, funciones y poderes, entre muchos otros temas.
Para realizar un trabajo profundo sobre la región de frontera que conforman
el espacios creado por Liberia y Rivas se debe de reexionar ampliamente en sus
características cambiantes con el objetivo de evitar caer como dice Cairo (2008,
p.164) en,“ una de las fuentes de error más frecuentes en los estudios, [que intentan]
comparar hechos que suceden en diferentes Estados”, sin tomar en cuenta de que
esas organizaciones tienen formas e intensidades diferentes de manejar procesos
económicos, sociales, políticos, militares, religiosos y culturales.
No tener presente esta advertencia, puede provocar visiones reduccionistas
que no toman en cuenta la diversidad de enfoques que puede existir a la hora de
enfrentar los procesos de interconexión, que implican la apropiación del espacio
tanto en lo público (administración jurisdiccional) como en lo privado (fundos y
poblados) (Cairo, 2008, p.169).
Según Renard (1992, pp.167-184), se debe tener siempre presente que el
investigador se encuentra ante dos tipos de fronteras:
Las fronteras lineales formadas por los límites de los territorios nacionales o
las discontinuidades internas de los Estados, y los espacios fronterizos, que
se forman en el proceso de conquista y de integración del territorio, donde el
crecimiento, las estructuras y los comportamientos de la población pueden ser
particulares, pues representan dos o más concepciones diferentes de organiza-
ción, la de los Estados y las de las poblaciones cercanas o parte de ellas.
En el caso del espacio transfronterizo que abarca este documento, los habi-
tantes de los poblados de Liberia y Rivas, entre 1769 y 1860, mantuvieron un uso
discrecional del territorio, más allá de la demarcación ocial dada por la Corona o
por las organizaciones políticas postcoloniales, lo cual se maniesta en los lazos
familiares y el comercio.
El papel de las élites locales para darle sustento a la formación de esa
región, es importante, pues sin su participación y las de las gubernamentales no
habría control interno (Oszlak, 1978), es decir, la unidad administrativa, aunque
separada por la distancia, se reconoce debido a que las personas que manejan
los puestos de poder en Liberia generalmente tienen familias en Rivas, al menos
hasta el nombramiento de Rudesindo Guardia por parte de Costa Rica, el cual
se encarga de promover e imponer el acercamiento de Liberia con Costa Rica
después de1824.
Mientras para Nicaragua el espacio que representa Liberia no es desconocido,
pues la administración de ese poblado fue cercana a los intereses de Granada entre
los siglos XVIII y XIX, a Costa Rica le hacía falta trazar un proyecto en común con
esa comunidad, lo cual fue logrado poco a poco conforme los conictos en Nica-
ragua aumentaban y se daba el fallo de la Federación, (Pérez, 2005, p224), lo que
dio como resultado el debate entre ambas Repúblicas por esa zona, mientras que los
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ujos migratorios se mantenían abiertos aun en un periodo de inestabilidad, como lo
es el de 1821 a 1860.
En el caso de Nicaragua, Rivas no pudo plantear una estrategia para mantener
el acercamiento con Liberia, una vez jurada la anexión por esa dependencia, ya que
debió hacer frente a luchas internas que consumieron presupuestos y fuerzas, mien-
tras Nicaragua usaba esfuerzos diplomáticos y a la amenaza militar no concretada
contra Costa Rica.
Sin importar a quien correspondiera el territorio y mientras ese tema se
discutía a través de misivas y legaciones entre Costa Rica y Nicaragua, las comu-
nidades en la gura de sus grupos subalternos continuaban en comunicación, se
generaron redes de cooperación que buscaban proteger familias y fundos de los
embates de la guerra.
Costa Rica, en ese periodo, hizo uso de criterios de prosperidad y seguridad
para mantener convencidas a las clases políticas y populares de todo Nicoya de
la pertinencia de su proyecto, apoyándose en una red de familias anes socioeco-
nómicamente liderados por Rudesindo de la Guardia. Nicaragua, mientras tanto,
invocaba derechos coloniales, lazos de familia, comercio e inversión económica
para sostener su inuencia, sobre todo, en el noreste, territorio que correspondía a
Liberia.
Costa Rica desde 1826, como parte de sus discursos presidenciales, proponía
a sus habitantes el que, a pesar de los levantamientos,” la seguridad pública ha sido
resuelta (Mora, 1826), y los subalternos obedecen la ley y le dan ejecución” (Mora,
1827) aunque no hubiese un reglamento unicado para el “interior” que rigiera
la vida municipal. La seguridad pública e individual se mantiene como norte del
discurso costarricense, lo cual queda claro en el hecho de que el “Partido de Nicoya
desde su incorporación al Estado se conserva quieto y pacíco” (1828), pues, “es
verdad que en el estado presente de tranquilidad y buen orden no demanda fuerza
física del gobierno, para su apoyo pues lo sostiene la opinión y la voluntad de los
Pueblos”. (Mora, 1828)
Desde el punto de vista del Poder Ejecutivo costarricense (Carrillo, 1837),
la incapacidad de vigilar todo el espacio de frontera que representa la zona de
inuencia de Liberia da cabida a que algunos quisieran acabar con la “estabilidad”
que se ostentaba en el discurso político, como lo fue el caso de Quijano, que se
mencionó en páginas anteriores, pero la idea de prosperidad económica y respeto
a la propiedad privada y la vida en Costa Rica fueron ecaces para convencer a los
liberianos de mantener la unión, mientras los contactos familiares y económicos con
Rivas se mantenían.
Los lazos con Costa Rica, por parte de las élites liberianas, se muestran esta-
bles cuando en 1850 la situación se invierte, pues desde Liberia hay un grupo de
personas que se organizan para ir a luchar en contra del gobierno de Rivas, con el
objetivo de proteger los intereses de los familiares que habitan esa localidad, siendo
las autoridades responsables de Liberia, las que acuden prontas a evitar que el hecho
Gina Rivera Hernández • Liberia y Rivas. Construcción de un espacio regional de relaciones socioeconómicas... 21
comprometa la estabilidad costarricense, dando visos de que la integración del terri-
torio había madurado (Mora, 1850).
La lectura que perciben los miembros de la comunidad de Liberia, acerca del
gobierno de Costa Rica, es la de un ente que busca:
delimitar el territorio bajo su control, es decir, denir sus fronteras en relación
con sus vecinos y frente a poderes extra regionales; construir un “aparato” de
Estado capaz de recaudar impuestos, sostener un ejército y proveer servicios a
la economía y a la sociedad; darle un fundamento legítimo a su autoridad por
medio de la creación de mecanismos de inserción y subordinación política del
conjunto de la población (Acuña, 2014, p.9).
Todo lo anterior sustentado en un proyecto económico que dependía de la
producción y exportación de café, pero que además abría posibilidades de mercado
para la industria ganadera de los hacendados que habitaban la frontera.
Aunque Costa Rica padecía también de luchas internas, la alteración del orden
político no limitó los avances de centralización política, pues los grupos de poder
mantenían como interés común la supervivencia del estatus quo económico y social.
Denir correctamente el espacio de frontera y apropiárselo por medio de la
presencia institucional, a cambio de paz, estabilidad, inversión y apertura económica
fue la campaña exitosa a la que apostó la élite económica costarricense, con ello se
logró que, al delimitar ocialmente el espacio de frontera en la zona de Liberia, se
creara un sentido de pertenencia y seguridad.
En el caso e intereses de Nicaragua, la situación es diferente, pues vivir en
un periodo de anarquía entre 1831 y 1857, alimentado por las luchas de poder entre
Granada y León, la presencia de intereses de las potencias sobre el territorio marí-
timo y lacustre, disputas con otros Estados y falta de un proyecto económico estable,
hizo que todo intento de centralización y de ordenamiento económico y político
nalizara en conjuras y levantamientos (Kinloch, 1999), los cuales impidieron que
su presencia en territorios de Liberia se estableciera con fuerza.
Granada y León funcionaban como dos economías separadas y en competencia
mientras que en Costa Rica se centralizaba sobre San José [...] Existe un amplio
acuerdo entre los especialistas en el sentido de reconocer que fue solamente tras
el n de la guerra contra los libusteros cuando ocurrió el primer proceso de
centralización política en Nicaragua, es decir, cuando se inició la formación del
Estado (Acuña, 2014, p. 14).
Nicaragua se insertaba en un círculo vicioso de anarquía, que comprometió
cualquier intento por demostrar su fuerza en las comunidades de Nicoya, no pudiendo
aprovechar el apoyo inicial de la Villa de Guanacaste a su proyecto.
Centralización política, tabaco, aguardiente, café, un engranaje militar y la
emancipación eclesiástica favorecen el proyecto gubernativo costarricense, no solo en
el centro sino en la periferia representada, en este caso, por Liberia, todo lo contrario
de lo que sucedía en Nicaragua, quien terminado el trance de la presencia libustera
y a pesar de declarar un estado de tranquilidad a partir de 1860, se involucra en el
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conicto de recuperar su presencia en el territorio caribe, en una lucha abierta en
contra de los zambos mosquitos e Inglaterra (Álvarez, Vega y Alemán, 1944, p.22).
CONCLUSIÓN
En la región transfronteriza que conformaron Liberia y Rivas las relaciones
se mantuvieron a pesar de la incorporación de Nicoya a Costa Rica, y de un límite
que separa a unidades administrativas diferentes. El espacio fue de encuentro e
intercambio y, poco a poco, se va separando conforme la demarcación política se
instaura y madura en Costa Rica mientras que Nicaragua cae en problemas militares
constantes.
Sin embargo, la rigidez que implica una delimitación ocial de fronteras no se
percibió como una restricción a la movilidad y frecuencia de los contactos familiares
y comerciales, manteniendo una porosidad marginal a los lineamientos ociales.
Se concluye, entonces, que el espacio entre las poblaciones de Liberia y Rivas
conformó una región de contacto dinámica y no pasiva, entre 1769 y 1860, en donde
sus habitantes debieron de enfrentar una separación provocada por la Anexión y la
oposición por parte de la comunidad de Liberia en dejarse arrastrar a la lucha interna
de Nicaragua, mientras Costa Rica logra concretar un proyecto socioeconómico y
político con mayor estabilidad.
La región transfronteriza que conformaron Rivas y Liberia no puede ser abor-
dada como un elemento marginal supeditado a temas de frontera o de haciendas, se
debe tomar en cuenta lo cotidiano, los lazos de familia y la cultura que se maniesta
en un área que en lo geológico y en lo histórico ha estado ligada desde sus inicios por
lo que se está ante una región que merece estudios a profundidad.
Rivas funda a Liberia en el noreste de Nicoya, y complementa en ese espacio
las necesidades económicas que habían sido disminuidas al agotarse las fronteras
agrícolas cercanas a su jurisdicción, pero además inserta en el territorio adquirido
a familias que crean lazos entre ellas y pueblan y constituyen la base de las rela-
ciones políticas, sociales, matrimoniales y culturales de una región que es funcional
hasta que los proyectos de conformación de Estados, tanto de Costa Rica como de
Nicaragua, los separan. Liberia debe decidir entre caer en la guerra civil desatada
en Nicaragua por la pugna entre León y Rivas o aceptar la opción de protección
que brinda Costa Rica, tanto en lo económico como en lo humano, pues consentir
la integración implica dibujar un límite que la separa de Rivas, pero que protege a
los que huían de las guerras en ese Estado y a las posesiones de los que habitaban su
jurisdicción.
La frontera que representan Rivas y Liberia en el periodo de estudio es porosa,
pero eso no implica una limitante, y más bien, es parte de la riqueza de un tema que
se enmarca en la metodología de los estudios regionales, pues esa relación entre
poblados construyó identidad a través del contacto económico, familiar, político y
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cultural, lo que permite identicar los tiempos e incluso los espacios en los que se
desarrollaron esos contactos y contrastarlos entre sí y sus respectivos Estados.
Aun faltan muchos elementos más por analizar, pero se ha empezado a dibujar
aristas que pueden alimentar estudios a profundidad y permitir a otros investigadores
trabajar análisis regionales desde las fronteras políticas actuales, con el objetivo de
aprender cuáles son sus características evolutivas, al redireccionar el enfoque hacia
los cambios y continuidades de las comunidades, recordando que “a través de la
historia regional descubrimos también que todos tenemos historia, que podemos
reconstruir la historia de aquellas villas, personas, comunidades o sociedades que
nunca la han tenido” (Molina, 2006, 155).
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