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Centro de Investigaciones Históricas de América Central. Universidad de Costa Rica
Enero-junio 2022
23.1
ISSN: 1409-469X
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
1Diálogos Revista Electrónica de Historia, 23(1): 1-27. Enero-junio, 2022. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica
DOI 10.15517/dre.v23i1.49100
DE PANDILLAS A MINI-CÁRTELES
CRIOLLOS: NARCOMENUDEO Y EVOLUCIÓN
DE LOS GRUPOS CRIMINALES DE PAVAS
Sebastián Saborío y Leonardo Astorga Sánchez
Resumen
Mediante sesenta y siete entrevistas a residentes de Pavas, privados de libertad
y autoridades policiales, y la consulta de material periodístico y estadísticas
ociales, los investigadores demuestran que la vinculación al narcomenudeo, por
parte de los grupos criminales locales, provocó la transformación de sus prácticas.
De tal manera, los autores plantean que la llegada masiva de droga a la localidad
de Pavas llevó a estas agrupaciones a un mayor uso de la violencia para resolver
conictos y a estructurarse más, pasando de ser pandillas a lo que hoy en día las
autoridades denominan “mini-cárteles criollos”. El artículo plantea un análisis de
las etapas del conicto entre los grupos criminales y relaciona diferentes aspectos
tales como las características socioeconómicas del contexto analizado y los
distintos actores involucrados en las luchas por controlar los puntos de venta y
compra de estupefacientes.
Palabras clave: drogas, narcomenudeo, pandillas, Pavas, prensa, violencia.
Fecha de recepción: 15 de noviembre de 2021 Fecha de aceptación: 15 de diciembre de 2021
Sebastián Saborío Investigador en el Instituto de Investigaciones Sociales y profesor
de la Escuela de Sociología, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. Contacto:
sebastian.saborio@ucr.ac.cr
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3061-7787
Leonardo Astorga Sánchez Escuela de Estudios Generales, Universidad de Costa Rica,
San José, Costa Rica. Contacto: leonardo.astorgasanchez@ucr.ac.cr
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9753-2158
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FROM GANGS TO “MINI-CÁRTELES
CRIOLLOS”: DRUG DEALING AND EVOLUTION OF
CRIMINAL’S GROUPS OF PAVAS
Abstract
Through sixty-seven interviews to residents of Pavas, men deprived of liberty
and police authorities, and after consulting journalistic material and ofcial
statistics, the researchers demonstrate that the practices of local criminal groups
are transformed when they undertake drug-dealing activities. The authors state
that the massive arrival of drugs to Pavas caused a raise in the use of violence
for conict resolution and increased the structuring of the criminal groups
which transformed them from gangs to “criollomini-cartels”, as dened by the
authorities. The article analyzes the stages of the conict among criminal groups
and establishes relations among different aspects such as the socioeconomic
characteristics of the context and the variety of actors involved in the struggles to
control drug-selling and buying points.
Keywords: drugs, Drug Dealing, Gangs, Pavas, press, violence.
Sebastián Saborío y Leonardo Astorga Sánchez • De pandillas a mini-cárteles criollos: narcomenudeo y evolución de los... 3
INTRODUCCIÓN
Mediante el análisis del caso de Pavas1, el presente artículo demuestra que, desde
la década de 1980, el aumento de drogas y armas en circulación en Costa Rica, aunado
a la exclusión socioeconómica, generaron una gradual transformación de la crimina-
lidad local vinculada con su comercialización, la cual pasó a hacer un uso siempre
mayor de la violencia y, también, a tener estructuras organizacionales más complejas.
Como fuentes principales del estudio, los investigadores realizaron sesenta y
siete entrevistas a residentes de la localidad, a antiguos miembros de grupos crimi-
nales, así como autoridades policiales; asimismo, consultaron 898 noticias publicadas
en el diario La Nación entre el 2008 y el 2017 con el n obtener ulteriores insumos
sobre los enfrentamientos entre grupos criminales y otros hechos relacionados con
las luchas por el territorio. La decisión de utilizar este periódico responde al hecho
de que es uno de los más importantes en Costa Rica, manteniéndose en circulación
desde 1945. Finalmente, se usaron, también, estadísticas ociales publicadas por el
Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Este artículo se encuentra divido en varios apartados que, partiendo de lo
general a lo más especíco, buscan brindar un análisis integral respecto a cómo
evolucionan los grupos que se dedican a la venta de drogas y los conictos relacio-
nados a esta. En el primer apartado, se hará un recorrido general del contexto costar-
ricense en materia de violencia y comercialización de drogas, lo que permite poner
las bases para demostrar que la raíz de los conictos actuales se puede ubicar en el
aumento de drogas en circulación en el país.
El segundo apartado corresponde a una discusión conceptual sobre las difer-
encias entre barra, pandilla, banda y mini-cárteles, con el n de poder comprender
mejor el tipo de organización a la que nos referimos. Finalmente, en los siguientes
apartados, se hará un recorrido de cómo lo mencionado anteriormente toma forma
en la localidad de Pavas, identicando a los principales actores involucrados, los
cambios que vivieron los grupos criminales, la manera en cómo se enfrentan con
el objetivo, en algunos casos, de controlar el mercado local de drogas, en estos
últimos apartados se buscará caracterizar los tipos de armas utilizadas y la forma
que toman los ataques entre grupos criminales.
1. La antesala del conflicto
La literatura especializada en el tema de la violencia que se vive en las ciudades,
principalmente en las latinoamericanas, reconoce su complejidad y su multi causa-
lidad (Agostini, Chianese, French, y Sandhu, 2010) (Muggah, 2012) (Briceño-León,
2005). Por esta razón, al momento de analizar el fenómeno, es necesario tomar
en consideración el entrecruzamiento de elementos tales como la deprivación y
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exclusión social, y el papel que juegan las diferentes formas de disputas por el poder
en los contextos locales (Koonings y Kruijt, 2009)
Asimismo, para tener una mejor comprensión de lo sucedido, no puede dejarse
de lado el tipo de violencia que se experimenta en tales conictos, la cual puede ser
denida, apoyándose en los trabajos de Rodolfo Calderón, como violencia urbana,
directa, que se caracteriza por “la amenaza o uso de la fuerza para alcanzar un deter-
minado propósito u objetivo” (Calderón, 2018, p. 101)
En Pavas, desde la década de 1960, junto con el desarrollo de urbanizaciones
de clase media, poblaciones de bajos recursos establecieron los primeros precarios
de la zona, tal fue el caso de lugares como Pueblo Nuevo en 1969 y, entre 1979 y
1980, sucedieron las ocupaciones de terrenos municipales que dieron origen a lo que
hoy es Libertad 1. Para la década de 1980, el proceso de ocupación de terrenos en
Pavas continuó: en 1982, se creó Libertad 2, mientras que para 1984, las ocupaciones
continuaron, dando origen a los asentamientos Metrópolis 1 y 2, y paralelamente,
se formó Rincón Grande (Chacón y Freer, 1999). El aumento de áreas urbanas no
planicadas, informales y precarias, inuencia la evolución de la violencia (UN-Ha-
bitat, 2010); es necesario, entonces, analizar las tensiones sociales que surgen de
la ausencia de planicación y la exclusión social que provoca, y, sucesivamente,
emplear la evidencia empírica para comprender las especicidades locales, con el n
de resolver el problema de la segregación espacial de los grupos marginalizados que
actualmente residen en áreas urbanas carentes de servicios e infraestructuras.
Sin embargo, Pavas no está compuesto únicamente por áreas urbanas de
escasos recursos. Esto merece ser mencionado, porque Briceño-León (2002) y Moser
y McIlwaine (2004) sostienen que la desigualdad social tiene un impacto mayor que
la pobreza sobre la evolución de la violencia y la criminalidad. En el caso de Pavas,
la desigualdad se ve reejada en el hecho de que, si tomamos en consideración su
división territorial, podemos observar que el distrito comprende zonas con habitantes
de ingresos altos como Rohrmoser, y al noroeste se encuentran barriadas caracterizadas
por contar con una alta densidad poblacional, mucha de la cual está en condiciones de
hacinamiento y precariedad en cuanto a la infraestructura de las habitaciones.
Como lo señala Roberto Blanco (2015), la aparición de los asentamientos
informales en la capital de Costa Rica se vinculó directamente al acceso desigual a
servicios básicos, generando conictos entre las nuevas comunidades y el Estado, a
quien la población local exigía el acceso a estos y la resolución de aquellos prob-
lemas relacionados con la falta de agua, servicio eléctrico u opciones para la educación
de los menores de edad (Alvarenga, 2009). Paralela a la situación de exclusión socio
económica que vive parte de la población de Pavas, esta, como demostraremos más
adelante, se vuelve víctima de la violencia y delincuencia. Fuera de nuestro país,
existe un debate vivaz sobre las causas sociales que facilitan la formación de grupos
armados que ejercen violencia en zonas urbano-marginalizadas. Aunque no hay un
acuerdo unánime entre las diferentes publicaciones sobre este punto, la mayoría de
los trabajos que se han producido concuerdan sobre el hecho de que el abandono del
Sebastián Saborío y Leonardo Astorga Sánchez • De pandillas a mini-cárteles criollos: narcomenudeo y evolución de los... 5
Estado en estas áreas juega un papel fundamental (Koonings y Kruijt, 2004). De hecho,
la ausencia de estas instituciones “crea un vacío de poder que es aprovechado por otros
actores, en este caso las pandillas juveniles” (Pérez, Calderón y Brenes, 2016, p. 10).
Es preciso señalar que, a nivel cantonal, Pavas es el distrito que se encuentra
más densamente poblado, con 12.000 ha/km2 (MSJ, 2011); además, mientras dicho
territorio concentra el 71,3 % del total de edicaciones en mal y muy mal estado
(MSJ, 2016), para el periodo 2011-2013, se identicaron en él un total de 6 asen-
tamientos en condición de precario (MIVAH, 2013), datos que evidencian que el
territorio posee grandes carencias en cuanto al acceso a la vivienda y la calidad
constructiva de las mismas. Además, “posee uno de los más bajos porcentajes de
metros cuadrados de áreas verdes y recreativas por habitante” (Sasa, 2017, p. 140),
aspecto que, al tiempo que señala la escasez de espacios para el encuentro y el forta-
lecimiento de la vida comunitaria, compromete la calidad de vida de la población,
en tanto esta se encuentra “condicionada por la calidad del espacio público urbano
donde habitualmente desarrollan sus actividades” (Castillo García, 2018, p. 52).
Un elemento a considerar, y que puede señalarse como fundamental en faci-
litar las condiciones para el surgimiento y consolidación de actividades ilícitas y de
grupos criminales vinculados a ellas, es la nueva orientación tomada por el Estado.
Como lo mencionan autores como Torres-Rivas (1988), desde la década de 1980,
pero con mayor fuerza en la década de 1990, en América Latina se ha experimen-
tado el surgimiento de democracias de baja intensidad, las cuales llevaron a cabo
una serie de reformas que, lejos de asegurar el bienestar económico y social, se
encargaron de favorecer la vulnerabilidad y la pobreza.
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La ecacia y la eciencia que se buscaba alcanzar mediante las privatizaciones,
la apertura comercial, el recorte del gasto público y social, la exibilización en
materia laboral aumentó los índices de crecimiento, pero eso no se tradujo en una
democratización de la riqueza y una correcta distribución del ingreso, sino en una
concentración del mismo y ampliación de la brecha entre ricos y pobres.
Ante la incapacidad del Estado de proveer seguridad y bienestar económico,
se producen las condiciones materiales que favorecen la industria criminal. Sin la
desigualdad, la pobreza y la falta de oportunidades laborales, las actividades que
producen y reproducen la industria criminal serían imposibles.
De tal manera, se puede plantear que ese cambio en la orientación del Estado
provoca una debilidad importante en la institucionalidad democrática, que se
traduce en una pérdida, por parte de la ciudadanía, de la conanza en el sistema, y
la incapacidad de crear proyectos y sociedades incluyentes e igualitarias, afectando
y excluyendo a los sectores más vulnerables. Es en ese contexto de exclusión y
poca credibilidad por parte del aparato estatal que la venta y comercialización de
drogas va ganando terreno.
Lo anterior se ve reejado en el hecho de que, en las entrevistas a personas
residentes de los barrios vulnerables de Pavas, estos señalan que, desde la década
de 1980, empezaron a percibir una transformación a nivel local en la criminalidad
y las formas de resolución de disputas interpersonales. En esos años las pistolas se
sumaron al uso de armas blancas en los conictos, agudizando la violencia en dicha
localidad. La situación en Pavas se complicaría más a partir de la década de 1990,
cuando el elemento que más inuyó al aumento de la violencia, según un exlíder de
una banda, fue la llegada masiva de droga al país entre los años 1994 y 1997.
Lo mencionado anteriormente por el entrevistado coincide con los estudios y
reportes de situación hechos por el OIJ (Corrales, Vargas, y Zúñiga, 2019). Para ese
organismo, a partir de la década de 1980, Costa Rica pasaría a ser parte de la ruta
transitada por los cargamentos de drogas, principalmente cocaína, que se tracaban
desde el sur hacia el norte del continente americano; como lo señala Paul Gootenberg
(2017), durante esa década, la producción estimada de cocaína alcanzaba la cifra de
1000 toneladas métricas, produciendo ganancias que se calculaban entre los 50000 y
100000 millones de dólares al año, debido a un mercado creciente como el estadoun-
idense, en donde se consumían entre 250 y 300 toneladas de cocaína al año.
La posición geográca de Costa Rica haría posible que se desempeñara como
bodega. A partir de ese momento, el mercado nacional, que si bien es cierto se encon-
traba más orientado hacia el consumo de marihuana, tendría a su disposición (aunque
de manera residual) parte del cargamento que se almacenaba, y quienes se encar-
gaban de resguardarlo eran aquellos que tenían acceso a las drogas para abastecer el
mercado local (Corrales, Vargas, y Zúñiga, 2019).
Sin embargo, con el cambio de siglo, también cambiaría la dinámica costar-
ricense; la información brindada por el OIJ nos ayuda a comprender mejor cuáles
fueron los cambios que se dieron. En primer lugar, se menciona el aumento en las
Sebastián Saborío y Leonardo Astorga Sánchez • De pandillas a mini-cárteles criollos: narcomenudeo y evolución de los... 7
cantidades de drogas enviadas al mercado estadounidense desde Colombia, Bolivia,
Ecuador y Perú (Organismo de Investigación Judicial, 2013), lo cual signicaría,
para el caso costarricense, que la droga que se almacenaba aumentaba.
En segundo lugar, y relacionado con lo anterior, ante mayor cantidad de
droga, quienes se encargaban del almacenaje y distribución en territorio costarricense
empezaron a recibir droga como forma de pago (Corrales, Vargas, y Zúñiga, 2019).
De tal manera, el hecho de que los cárteles internacionales no se interesaran por esta-
blecerse en el país, terminó favoreciendo a aquellos que funcionaban como intermedi-
arios de tales organizaciones colaborando en tareas de logística, transporte y distribu-
ción. De hecho, recibir droga a cambio de sus servicios facilitó que individuos, y luego
grupos, empezaran a controlar el mercado nacional de la venta de estupefacientes,
logrando establecer áreas de inuencia para la comercialización del producto.
El mercado de las drogas suele ser muy fragmentado, por lo que es normal
que cuando este empieza a tomar fuerza en una localidad, los conflictos entre
organizaciones son muy comunes (Durán Martínez, 2015). Así, para el caso
costarricense, según lo propuesto por el OIJ (Chacón y Zúñiga, 2016), en sus
inicios, tenemos una pequeña cantidad de organizaciones distribuidas a lo largo
del territorio nacional que no logran obtener un control extenso. Cada uno de estos
grupos lo que buscaban, en un primer momento, era controlar una plaza, es decir,
un territorio en el cual poder realizar la venta de drogas.
Es así como, según un privado de libertad entrevistado, antes de la llegada
de grandes cantidades de droga en los noventa, había la menor cantidad de armas
en circulación en Pavas en comparación con el presente, así como existía la mayor
capacidad de los grupos de llegar a acuerdos sobre la división del territorio, lo
cual garantizó, por varios años, una forma de “paz relativa” en Rincón Grande. En
efecto, los conictos solían suceder de manera mucho más esporádica, haciendo
un uso limitado de armas de fuego y, en consecuencia, producían un menor nivel
de violencia y tenían un impacto menor en la vida cotidiana de las comunidades.
Además, la menor conictividad entre las bandas se reejaba en aspectos concretos
del narcomenudeo de ese entonces. Por ejemplo, un privado de libertad armó que
lo normal era que cada grupo vendiera en su esquina, sin intentar tomar control del
espacio de los demás. Incluso, como narra otro exmiembro de una banda, cuando
un grupo no tenía “material”, es decir, droga para vender, era común que otro grupo
le facilitara el acceso a esta, lo que nos demuestra que, incluso, se daban formas de
colaboración entre las diferentes agrupaciones.
2. De pandillas a mini-cárteles criollos
Según las personas entrevistadas, la mayoría de los grupos criminales que hoy
en día se sitúan en las calles de Pavas, tienen pocos años de existir. Estas arman que,
hasta hace poco más de dos décadas, se contaba principalmente con la presencia de
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cuadrillas, o barras, como preeren llamarlas los residentes locales. Un privado de
libertad proveniente de Pavas relata que estas agrupaciones estaban compuestas, sobre
todo, por jóvenes de sexo masculino, y que tenían como objetivo principal el de ganarse
el respeto de las personas mostrando su “hombría” a través de peleas contra otros grupos
de la zona. Estos conictos se llevaban a cabo sin armas y se daban por motivos fútiles,
como, por ejemplo, decidir quién podía usar el campo de fútbol de un barrio.
Los conceptos de pandilla, banda y organización criminal muchas veces suelen ser
usados como sinónimos, dicultando el análisis de estos grupos. Por esta razón, es nece-
sario intentar solventar la ambigüedad de estos conceptos. El sociólogo de la Escuela de
Chicago, y precursor de los estudios sobre las pandillas, Frederic Trasher, en 1927, llevó a
cabo un estudio en el que analizó las pandillas existentes en su ciudad y las denió como:
Un grupo intersticial formado de manera espontánea y que, en un segundo
momento, se integra a través del conicto. Se caracteriza, además, por poner en prác-
tica los siguientes comportamientos: encuentros cara a cara, desempeñarse en peleas,
moverse en el espacio como un grupo, conicto y planicación.2 (Trasher, 2017, p. 128)
Aunque la violencia es uno de los elementos distintivos de las pandillas, estas
no necesariamente la ponen en práctica con el objetivo de cumplir acciones crimi-
nales que produzcan benecios económicos para sus miembros. El debate académico
sobre cuáles son los elementos distintivos de las pandillas y las bandas es amplio
(Ordóñez Valverde, 2017) y, por cuestiones de espacio, no puede ser abarcado en su
totalidad en este artículo. Sin embargo, existe un cierto nivel de concordancia sobre
el hecho de que las bandas son más violentas y organizadas que las pandillas.
Con el n de distinguir estas dos modalidades de agrupación, se propone
identicar la banda como un grupo de sujetos que tiene, como nalidad, la de usar
la violencia con un cierto nivel de organización para cometer acciones criminales
orientadas a la obtención de benecios económicos y simbólicos para los sujetos
que se unen a estas. En cambio, siguiendo la clásica denición de Trasher (2017), se
pueden identicar las pandillas como grupos de jóvenes que socializan gracias y a
través de la violencia, y que forman su propia identidad mediante la contraposición
a otros grupos similares con los cuales entran en conicto.
Las pandillas de Pavas, antes de hacer del narco menudeo su principal actividad
comercial, experimentaban una situación similar a la sucedida en la ciudad de Tegu-
cigalpa, Honduras, durante la década de 1990. En esa ciudad, como lo explica Horne
(2021), las pandillas no iniciaron como las organizaciones criminales de la actualidad,
sino que eran agrupaciones de jóvenes inadaptados y rebeldes que se unían luego de ser
deportados desde los Estados Unidos, o que pertenecían a estratos pobres de la sociedad.
De esta manera, en relación con el tema central de este artículo, el hecho de
unirse para llevar a cabo una actividad que genere ganancias, como lo es el narco-
menudeo, identica a tales grupos como bandas. Mientras que pandillas pasan a ser
aquellas agrupaciones que se socializan a través de la violencia, pero no se organizan
con el objetivo principal de delinquir, como pueden ser algunos de los grupos de
amigos que suelen reunirse en las esquinas de los barrios vulnerables3.
Sebastián Saborío y Leonardo Astorga Sánchez • De pandillas a mini-cárteles criollos: narcomenudeo y evolución de los... 9
Separar las pandillas de las bandas no signica que las primeras no puedan
cometer crímenes, sino que estos no son la razón por la cual se unen sus miembros.
Más allá de las peleas entre pandillas, que jurídicamente son delitos, sus miembros
pueden violar la ley sin que, por esta razón, deban ser consideradas bandas. La delimi-
tación está en la motivación última que une estos grupos. Si esta es la de organizarse
para cometer crímenes, se trata de bandas, pero si los crímenes son cometidos espo-
rádicamente, de manera poco, o para nada, organizada y no representan el objetivo de
la acción grupal, entonces sus miembros pueden ser considerados como pandilleros.
La investigación de Rodríguez Aguilar (2017), sobre el caso de Guararí, en
la provincia costarricense de Heredia, agrega elementos interesantes a la clasica-
ción aquí discutida. Para el investigador, si bien es cierto que las pandillas pueden
cometer asaltos e incluso vender drogas de manera ocasional, estas acciones carecen
de estructura y organización, además de suceder de manera espontánea. Asimismo,
otras publicaciones e investigaciones hacen una distinción ulterior e identican como
“barras” las pandillas que pasan a cometer delitos menores (Cruz y Carranza, 2006)
(Rodríguez y Solano, 2011) (Solís, 2008). Las barras, para estos autores, se sitúan en
una posición intermedia entre las pandillas y las bandas.
El hecho de que una pandilla pase a ser una banda nos permite comprender que
existe la posibilidad de que las agrupaciones juveniles evolucionen hacia mayores
niveles de organización y violencia orientada a la comisión de delitos. Rodríguez
Aguilar (2017) menciona, apoyándose en los estudios de Cruz y Carranza (2006),
que dicha evolución no es inevitable; sin embargo, también menciona que el nivel
de violencia y criminalidad de estos grupos puede involucionar y que, por ejemplo,
bandas se transformen en barras o en pandillas.
Describiendo la transformación de las pandillas a bandas en Colombia,
Ordóñez Valverde (2017) señala que esta tiene motivos utilitarios y que muchas
veces es favorecida por la inuencia que los grupos de la criminalidad organizada
tienen sobre los jóvenes de las pandillas. La evolución se da, entonces, cuando la
motivación principal cesa de ser la construcción identitaria y la socialización alre-
dedor de la violencia y se vuelve la ganancia económica.
Por lo dicho hasta el momento, se puede deducir que algunos elementos que
se verican en las pandillas de los barrios vulnerables de Costa Rica, como, por
ejemplo, la participación esporádica a actividades de narcomenudeo en pequeña
escala y la posesión de armas de fuego (Rodríguez Aguilar y Solano Acuña, 2011),
facilitan y aceleran la conversión de pandillas en bandas. De la mano con lo ante-
rior, se puede agregar lo propuesto por el OIJ (2013) sobre como grupos de pares
conformados por jóvenes en condiciones socioeconómicas vulnerables pueden
involucrarse en la venta de drogas y, gradualmente, hacer de la violencia un recurso
para lograr el control de las ventas en un determinado territorio, provocando así
una transformación hacia estructuras más organizadas con intereses económicos
(Organismo de Investigación Judicial, 2013).
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2.1 La estructura de los grupos criminales de Pavas
Un privado de libertad comentó que muchos de los grupos criminales de
Pavas cuentan con una estructura muy completa, en la que se encuentran cabecillas,
sicarios, personas que se encargan de trasladar la mercancía e, incluso, de cobrarla.
Por su parte, Fuerza Pública indicó que estos grupos cuentan con una estructura
similar a la de una empresa, en la que existen puestos de gerencia y subgerencia, así
como personas que se encargan de reclutar y otras que laboran en el área logística.
Como lo explica Brotherton (2015), es normal que la venta de drogas y la
vinculación con las redes internacionales de tráco provoquen cambios importantes
en las actividades, las identidades, la cultura y estructuración de las pandillas locales.
De tal manera, estos grupos pueden llegar a adquirir un carácter más corporativo
conforme la comercialización de estupefacientes se convierte en la razón de ser de
la organización, más aún en aquellos ambientes caracterizados por la pobreza y altos
niveles de exclusión social.
Según el OIJ (Saborío y Astorga, entrevista 32 grabada a jefe de la unidad de
análisis criminal del OIJ, 22 de agosto de 2019), las bandas criminales más estructur-
adas cuentan con personas armadas que se encargan de garantizar la seguridad del grupo
en general y, en particular, de las cabecillas. Estas tienen también el papel de sicarios
cuando cometen dichos homicidios por encargo. Sin embargo, no todos los grupos que
se dedican al narcomenudeo en Costa Rica cuentan con estas guras y, en muchos casos,
contratan sicarios externos que pueden ser criminales nacionales o extranjeros.
Para algunos residentes la división de funciones es menos clara y, según estos,
suele suceder que los individuos que se dedican a la venta callejera de drogas pueden
ser los mismos que se encargan de efectuar actos de sicariato. El testimonio de una ex
privada de libertad y ex integrante de un grupo de narcomenudeo de Rincón Grande
de Pavas menciona como los sicarios llegan a ser, incluso, jóvenes menores de edad:
“yo conozco un chiquillo que ya ahorita tiene ¿qué? como 16 años, y ese chiquillo
tiene como cuatro o cinco palmos [homicidios] (Saborío y Astorga, entrevista 11
grabada a mujer residente, 15 de mayo de 2019).
El OIJ (Saborío y Astorga, entrevista 32 grabada a jefe de la unidad de análisis
criminal del OIJ, 22 de agosto de 2019) clasica a los grupos criminales que existen
en Rincón Grande como “mini-cárteles criollos”, debido a su similitud con los
carteles colombianos y mexicanos, pero a una escala muy reducida y con carac-
terísticas adaptadas al contexto nacional. Para el organismo, estos grupos tienen un
comportamiento y una estructura piramidal semejante a la de los que operan en el
resto del país, la cual está compuesta por cuatro elementos principales: el primero de
ellos es una persona que actúa como líder o cabecilla, y cuenta con contactos inter-
nacionales que le facilitan la mercadería.
El cabecilla lidera, a su vez, al segundo elemento: un grupo de protección
integrado por sicarios y personas que extorsionan, amenazan e incluso secuestran
a quienes tienen deudas por no pagar la droga adquirida. El tercer elemento es el
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área de contabilidad, en donde se encuentran tanto las personas que contabilizan
las ganancias generadas por la venta de droga, como también las que las esconden,
como es el caso de los testaferros. Por último, el cuarto elemento se trata de las
personas que se encargan de realizar asaltos, robos, buscar carros y armas, así
como dinero para la compra de más drogas y “tumbonazos”, es decir, robo de
drogas a grupos rivales.
Algunos privados de libertad se rerieron al cabecilla o líder como la persona
que conoce de una mejor manera el territorio y que de paso cuenta con la mayor
cantidad de contactos dentro del ámbito criminal. De igual forma, el líder debe ser
una persona que impone respecto dentro y fuera del grupo al que pertenece. Aquellos
que se encargan de vender droga en las calles son los que, en la agrupación, se ven
más expuestos a ataques de bandas rivales y a la represión policial.
Contrario a lo que arma el OIJ, las personas que viven en Rincón Grande
de Pavas arman que no todas las bandas cuentan con una estructura compleja
como la de los anteriormente mencionados “mini-cárteles criollos”. De hecho, la
cantidad limitada de personas que conforman algunos grupos no permite siempre
una división tan compleja de las labores y actividades como la que describe el
OIJ. Además, para alcanzar dicho nivel de estructuración, se requiere un capital
económico que permita pagar, de forma estable y continuativa, a un elevado
número de personas y, al parecer, no todos los grupos criminales de Pavas cuentan
con dicha capacidad económica y organizativa.
En algunos casos los grupos criminales están conformados por miembros
de una misma familia, las llamadas “narcofamilias”, las cuales combinan el lazo
de parentesco con la actividad de la venta de droga. Para algunos residentes, este
tipo de agrupaciones se caracterizan por ser muy numerosas lo cual facilita que,
generalmente, los miembros más jóvenes mantengan el negocio mientras otros se
encuentran en prisión o mueren.
Además de las bandas “tradicionales” y de las “narcofamilias”, algunos resi-
dentes comentaron que también hay personas que realizan ventas de droga de forma
individual en el espacio público o desde sus hogares. En algunos casos, estos vende-
dores sufren ataques armados por parte de los grupos criminales que están posicio-
nados en los barrios en los que intentan llevar a cabo la venta de drogas.
3. Narcofamilias
La situación que caracterizó a Rincón Grande entre los años que van del 2000
al 2010, siguiendo las publicaciones hechas por el periódico La Nación y apoyán-
dose en entrevistas, fue la de un enfrentamiento entre “narcofamilias,” destacando
dos principales organizaciones criminales: Los Diablos y Los Polacos.
Ambas surgen de familias que, antes del narcomenudeo, se dedicaban a
otras actividades ilícitas, las cuales no abandonan, sino que lograron combinar
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con la venta de drogas. Es así como, durante los años que van del 2000 al 2010,
son las “narcofamilias” las principales organizaciones que comparten y compiten
por el espacio con pequeños grupos que aparecen y desaparecen dando vida a un
complejo entramado de relaciones conictuales entre bandas que no consiguieron
monopolizar el narcomenudeo en sus barrios.
Un ejemplo de lo anteriormente expuesto se puede observar con el ascenso y la
caída de un joven de apellido Calderón Sáenz, alias “Colas”, quien empezó su carrera
delictiva inicialmente como asaltante y, sucesivamente, consiguió formar un grupo
de “tachadores” de casas. Después, consiguió controlar el mercado de las drogas, así
como las demás actividades ilícitas de Finca San Juan, sector posicionado en Rincón
Grande de Pavas. El breve periodo de dominio de “Colas” concluye en el 2010 cuando
este muere asesinado, lo que lleva a la disolución de su banda, la cual no sobrevivió
al intento llevado a cabo por su hermano de preservar su feudo criminal. Son varios
los grupos como el de Colas que, a diferencia de los Polacos y los Diablos, a lo largo
de esos años aparecieron y desaparecieron en Pavas, dando vida a un complejo entra-
mado de relaciones conictuales entre bandas que no consiguieron estabilizarse por un
periodo de tiempo prolongado en el narcomenudeo de sus barrios.
Una buena caracterización sobre el nivel de organización y poder que llegaron
a alcanzar las dos principales narco-familias de Pavas aparece en una nota de prensa
publicada en el diario La Nación el 10 de noviembre de 2008:
Son conocidas como Los Polacos y Los Diablos. La primera lleva ese nombre
porque uno de los miembros de la familia vendía artículos de casa en casa. En
el 2003 fue asesinado a balazos uno de los hermanos y en el 2005, otro. De esta
pandilla hay antecedentes desde hace una década. [...] se trata de las pandillas
mejor organizadas, numerosas y violentas del país.
Cada grupo tiene de 40 a 50 miembros y usualmente portan chalecos antibalas,
pistolas, escopetas y ametralladoras.
Controlan más de cuarenta ventas de drogas en Pavas.
[…] las disputas son usualmente provocadas por el control de puntos estraté-
gicos para la comercialización de crack, marihuana y cocaína. También luchan
a balazos por el robo o la pérdida de droga, o bien, por sectores ideales para
asaltar agentes vendedores, locales comerciales y a peatones.
[…] reclutan a muchachos para toda clase de fechorías. Antes no asaltaban
a sus vecinos, pero ahora lo hacen cada vez con más frecuencia. (Aguilar,
noviembre 10 de 2008)
Como se puede leer en el fragmento anterior, estos grupos combinan el
narcomenudeo con otras actividades ilícitas. Los vínculos familiares son elementos
importantes en estas organizaciones, de hecho, que sean numerosas permite una
compartimentalización de las labores, así lo menciona otra nota periodística, esta
vez del 26 de agosto del 2009:
Una banda del narcotráco local integrada por siete mujeres -una de las cuales
lideraba la venta de estupefacientes- fue desarticulada ayer por la Policía de
Control de Drogas.
Sebastián Saborío y Leonardo Astorga Sánchez • De pandillas a mini-cárteles criollos: narcomenudeo y evolución de los... 13
Todas son integrantes de una pandilla conocida como “Los Diablos”, la cual
opera desde hace varios años en Pavas.
Las mujeres detenidas son de apellidos, Barquero (dos hermanas), Mendoza,
Luna, Soto, Alvarado y Núñez. (Aguilar, agosto 26 de 2009)
Otra noticia, esta vez del 24 de noviembre del 2010, da cuenta también de
los lazos familiares:
Siete miembros de una presunta banda narco, entre quienes guran un matri-
monio, su hija y un tío fueron detenidos ayer por la Policía de Control de
Drogas (PCD), en Rincón Grande de Pavas.
La organización está ligada a la banda “Los Diablos”, y operaba en las cercanías
de la Escuela de Rincón Grande de Pavas. (Delgado, noviembre 24 de 2010)
Junto con los lazos familiares, como se puede leer en ambas notas antes citadas,
otro elemento que destaca y llama la atención es la gura del líder. La importancia
de esta gura surge de la posibilidad de establecer contactos y acceso a elevadas
cantidades de droga, lo que puede llegar a signicar un mayor grado de poder y
organización. En efecto, según un exlíder de una de las actuales bandas criminales
de Rincón Grande, que al momento se encuentra privado de la libertad en uno de los
centros penitenciarios del país, las cabecillas de estos grupos fueron, al principio,
personas que tenían una “línea”, es decir, un contacto capaz de garantizar el acceso a
grandes cantidades de drogas y armas, lo que conrmaría el hecho de que el aumento
de circulación de sustancias ilícitas, y la necesidad de defender su comercialización
a través de armas de fuego, fue uno de los elementos principales que provocaron la
formación de los grupos criminales en Pavas.
Por ejemplo, el entrevistado arma que la banda de “los Polacos”, una de
las primeras que se especializaron en la venta de sustancias ilícitas en esta loca-
lidad, tuvo inicio entre el año 1991 y 1992 cuando un grupo de hermanos comenzó a
transportar drogas en los buses de la compañía Tracopa a través de la frontera entre
Nicaragua y Costa Rica, recibiendo pagos en drogas y no en dinero, lo que los llevó
a venderlas al detalle en los barrios de Pavas, donde estos vivían.
En cambio, “los Diablos,” no surgieron como resultado del narcome-
nudeo. De hecho, esta agrupación existía desde la década de 1970 y se dedicaba a
otros negocios ilícitos, como, por ejemplo, el contrabando de licor. Sin embargo,
durante los años noventa, este grupo, que originalmente estaba compuesto por los
miembros de una familia, aprovechó del capital económico y social derivado de
la participación a actividades criminales para aumentar sus ganancias ingresando
en el mercado de las drogas, compitiendo así con “los Polacos” por el control de
este a nivel local.
La situación en Pavas empeoró cuando algunas pandillas comenzaron a comprar
drogas a “los Polacos” y a “los Diablos.” De esta manera, se multiplicó la cantidad
de pequeñas agrupaciones criminales que poseían cantidades menores de drogas y
que pasaron a posicionarse en las esquinas para llevar a cabo la venta al detalle de
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dicho producto, resignicando así lugares de los barrios que precedentemente
tenían nada más una función de socialización, principalmente entre jóvenes perte-
necientes a las barras. La voluntad de controlar dichos puntos de venta conllevó los
primeros conictos entre pequeñas bandas.
La lucha entre las dos principales “narcofamilias” y los conictos entre las
pequeñas agrupaciones hizo que entre los años que van del 2010 al 2012, la tasa de
homicidios y hechos violentos fuera en aumento (Tabla 1).
TABLA 1
Distritos con mayor cantidad de homicidios dolosos por año en el cantón de San José (2010-2013)
2010 2011 2012
1Pavas
22 incidentes
Hospital
15 incidentes
Pavas
16 incidentes
2San Sebastián
12 incidentes
Pavas
10 incidentes
Uruca
12 incidentes
3Uruca
9 incidentes
Merced
9 incidentes
Hospital
8 incidentes
4Hatillo
9 incidentes
San Sebastián
8 incidentes
Hatillo
7 incidentes
5Hospital
7 incidentes
Hatillo
8 incidentes
Merced
6 incidentes
Fuente: Elaboración propia con datos del Organismo de Investigación Judicial (2019)
Resultado de esa conictividad, los grupos involucrados terminaron diez-
mados o, inclusive, desaparecieron, siendo esto señalado por el diario La Nación,
el 29 de abril del 2012:
El asesinato de sus líderes, así como la captura de quienes asumieron el mando
y la falta de liderazgo de los que quedaron, son señaladas por las autoridades
como las principales causas por las que ‘casi desaparecieron’ las principales
pandillas de Pavas.
Ese populoso distrito joseno […] estuvo marcado por la violencia que desen-
cadenó […] la pandilla de Los Polacos.
Ese grupo, cuyos líderes de apellido Torres fallecieron, rivalizó con otro en
los últimos diez años con otro clan llamado Los Diablos, descendientes de dos
familias de apellido Luna y Segura.
Entre el 2000 y el 2010, varios de los miembros de las familias citadas fueron
asesinados, al igual que los colaboradores cercanos. Otros fueron detenidos y
están en prisión descontando penas altas.
Sebastián Saborío y Leonardo Astorga Sánchez • De pandillas a mini-cárteles criollos: narcomenudeo y evolución de los... 15
[…] en medio de esa pugna surgió otro individuo conocido como Colas, de
apellido Calderón, quien también llegó, presuntamente, a tener gran poder en
la distribución de estupefacientes.
Calderón fue asesinado el 27 de febrero de 2010 en Villa Esperanza de Pavas.
Marco Barrantes, jefe de la Fuerza Pública de Pavas, dijo que tras ese homicidio
nadie asumió el liderazgo de esa organización. (Arguedas, abril 29 de 2012)
4. Mini-cárteles criollos
El vacío dejado en Rincón Grande de Pavas abrió una nueva dinámica en el
conicto y, con ello, un cambio en los actores involucrados. A partir del 2012, el
escenario pasó a ser ocupado por grupos criminales que el OIJ denomina “mini-cár-
teles criollos” y que están mejor organizados respecto a las pandillas e, incluso, a las
“narcofamilias” en sus primeras etapas.
El control de los puntos de venta y las ganancias que generan son claves para
comprender el alto grado de conictividad que surgió entre el 2014 y el 2018. Hay
que entender que, ante la ausencia de grupos y organizaciones internacionales en la
localidad analizada, las organizaciones locales se han colocado como los principales
competidores en un mercado en donde, como lo menciona Pontón (2013), el narco-
menudeo es una actividad sumamente lucrativa.
En Costa Rica, el precio al detalle del gramo de cocaína para los años del 2017 al
2018 es de 6000 colones, mientras que el crack, droga altamente adictiva, tiene un costo
por dosis que va de los 500 a los 1000 colones, siendo posible obtener 1200 piedras de
crack de un kilogramo de cocaína, llegando a tener una ganancia de 24000 dólares de
los 6000 que vale el kilogramo (Organismo de Investigación Judicial, 2019). La renta-
bilidad del negocio es algo que La Nación no dejó pasar para explicar las razones no
solo del conicto, sino también de como estas organizaciones se estructuraron:
La venta al menudeo de crack y marihuana se convirtió en un negocio tan
lucrativo, que controlar esos puntos de venta es la causa de buena parte de los
asesinatos del país.
[…] un puesto de venta o búnker, puede generar ingresos entre setecientos mil
y un millón al día, y a veces hasta más […] el control de 10 búnkeres puede
sacar entre 8 y 9 millones. (Arguedas, mayo 22 de 2017)
Es esa particularidad de rápido enriquecimiento y de altas ganancias, uno de
los elementos que permitieron la evolución de los grupos que se dedican a la venta
de drogas. “La Banda del Indio” es la que en mejor ejemplicó el nuevo tipo de orga-
nización en Pavas. Esta fue liderada por Marco Antonio Zamora Solórzano, quien
“[desde] octubre de 2010 se asoció, de manera ilícita, con otras personas para tracar
drogas a nivel local y, luego, hacia Centroamérica” (Delgado, febrero 4 de 2015);
además, supo aprovechar el momento para dominar el mercado en diferentes puntos
de la capital, y así lo reconocía La Nación:
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El grupo tenía dominio de diversos puntos: Dos Cercas y Calle Fallas en
Desamparados, Paso Ancho y Villa Esperanza de Pavas, barrio Cristo Rey,
después se extendió a San Juan de Dios, Alajuelita, Los Guido y Hatillo.
(Delgado, febrero 4 de 2015)
Es gracias a la gura del líder, o cabecilla, como se les llama en Pavas, que
las bandas consiguen estructurarse hasta el punto de volverse “mini-cárteles.” Con
el Indio, se pueden identicar las tres fuentes de poder/recursos que le permiten a un
líder narco consolidarse y acrecentar su capital simbólico y de respeto: la personalidad,
la organización y la riqueza (Ovalle, 2010):
Zamora tenía un estilo a lo interno como a lo externo del clan. Su estrategia
fue la violencia para mantener el control sobre los territorios de venta, adquirir
nuevas plazas y aanzar la lealtad de sus colaboradores.
De hecho, él ordenaba a quién matar y en qué momento, para lo cual facilitaba
vehículos, armas y municiones a los ejecutores, quienes le rendían cuentas por
teléfono con lenguaje cifrado. (Delgado, febrero 4 de 2015)
4.1. Ataques
Un punto importante de estas organizaciones es la instrumentalización de la
violencia, lo cual marca una diferencia entre estas bandas y las pandillas que las ante-
cedieron. Las acciones llevadas a cabo se caracterizan por ser planicadas, estratégicas
y sistematizadas, y es en relación con ese punto que cobra relevancia el tema del sica-
riato, como se le conoce al homicidio que se realiza “por encargo, a cambio de una
compensación económica” (Carrión, 2008, p. 1), así lo hacía ver el diario La Nación:
Un poderoso clan narcotracante adiestraba sicarios aquí para matar vende-
dores de droga de otros grupos rivales que se negaban a abandonar puntos
estratégicos que les quitaban por la fuerza para establecer su venta.
[…] los sicarios pertenecen a un grupo denominado ‘Los Perros’, que funcio-
naban en conjunto con la banda de Zamora.
Sus integrantes realizaban entrenamientos con disparos, vigilancia de obje-
tivos, acondicionamiento físico y detección de sujetos vinculados con los inte-
reses propios de la organización. Incluso […] en la banda de ‘Los Perros’ se
valoraba si sus sicarios eran premiados con viajes al exterior (incluido México)
para recibir asesoramiento o adiestramiento como estímulo por su trabajo.
(Delgado, marzo 21 de 2012)
A diferencia de lo que sucede en otros contextos criminales, como, por
ejemplo, el de Río de Janeiro en Brasil, donde el control territorial ejercido por parte
de las bandas obliga a adversarios y fuerzas de policía a llevar a cabo “enfrenta-
mientos abiertos” con el objetivo de capturar a sujetos o de tomar el control de una
localidad (Lessing, 2011); la modalidad con la cual se dan los conictos armados en
Rincón Grande de Pavas es la que la literatura especializada (Fernández y Ronquillo,
2006, p. 173) llama de “emboscadas callejeras”, es decir, ataques veloces que se dan
Sebastián Saborío y Leonardo Astorga Sánchez • De pandillas a mini-cárteles criollos: narcomenudeo y evolución de los... 17
en la vía pública en las cuales el agresor intenta eliminar la o las víctimas mediante
disparos. En el caso de Pavas dichos ataques se llevan a cabo desde de automóviles
o motocicletas. Según los residentes, normalmente los conictos pueden durar pocos
segundos o, en el caso que la persona o el grupo de personas que son objetivo del
ataque respondan con más disparos, entonces puede prolongarse algunos minutos.
Antes de este tipo de acciones, las bandas le “ponen un jo” a la o las víctimas
que puede durar días o, incluso meses. Es decir, las vigilan para encontrar el momento
adecuado para eliminar al o los objetivos.
Según un privado de libertad, las bandas no siempre usan el ajusticiamiento
como primer y único instrumento de ataque. En algunos casos primero se amenaza la
o las personas interesadas, por ejemplo, baleando sus casas como advertencia. Para
los residentes, no siempre es posible distinguir cuando los disparos que escuchan en
sus comunidades sean el resultado de emboscadas, amenazas o sean, simplemente,
balas al aire que los criminales lazan para asustar e intimidar a los residentes:
No necesariamente que vayan a matar a alguien, “ya mataron a Fulano de
tal”, eso se oye verdad aquí y sí, sí han matado personas, pero más que todo
las balaceras son una manera de intimidar. Yo digo que a la misma gente,
tenerla como con miedo o no sé, como mantenerla en raya como que la gente
diga “uy es que hay balaceras” y entonces ya uno vive como más encerrado
y eso a ellos les sirve. (Saborío y Astorga, entrevista 58 grabada a mujer resi-
dente, 10 de marzo de 2020)
4.2. Armas
En una entrevista grupal que se llevó a cabo con los altos mandos de la Fuerza
Pública, es decir el Comisario Daniel Calderón (Director de Fuerza Pública), el
Comisionado Enrique Arguedas (Subdirector de Fuerza Pública), el Comisionado
Milton Alvarado (Director de Operaciones), la Comisionada Ericka Madriz (al
momento de la entrevista Jefa de la Ocina de Planes y Operaciones, hoy en día
Directora Regional de Cartago) y Cinthya Quirós (Jefa de Departamento de Inteli-
gencia Policial), estos armaron que en Costa Rica los “mini-cárteles” poseen armas
“de guerra” como, por ejemplo, fusiles de asalto ak-47, lo que les da la capacidad
de producir un elevado número de muertes durante las emboscadas anteriormente
mencionadas. Sin embargo, según los participantes a dicha actividad, normalmente
cada banda posee un número muy reducido de este tipo de armas, por lo que no
consiguen enfrentarse a la policía de manera ecaz y, al máximo, consiguen usarlas
para defenderse y escapar ante la presencia de esta.
El poseer este tipo de armas permite que las emboscadas se lleven a cabo de
manera veloz, generando una ventaja para los que las usan y, al mismo tiempo, ponen
en riesgo a la población local, que puede verse victimizada:
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[…] ahora les llaman las escobas, las que barren. Así las bautizaron, las escobas.
Porque les dicen ‘vayan barran a estos hijueputas’, entonces barren y pasan en
una moto y tome, un chorizo de treinta […] de ciento y resto de tiros. Tiran ahí y
no saben a quién pegaron, pero la cuestión era que la misión era barrer. Limpiar
el territorio, cosas así. Pero ahora es que usted sale y las armas se consiguen en
cualquier lado, baratísimas, otras caras, depende. (Saborío y Astorga, entrevista
16 grabada a hombre privado de libertad, 24 de mayo de 2019)
Lo dicho en la entrevista se complementa con lo publicado por el diario
La Nación en varias publicaciones:
Un joven de 23 años falleció acribillado a balazos la tarde de este lunes, por al
menos cuatro pistoleros cuando transitaba en un vehículo deportivo por Lomas
del Río de Pavas.
El móvil del homicidio está en investigación, pero las autoridades presumen
que se trata de una disputa por territorios para la venta de drogas. (Jiménez,
mayo 30 de 2017)
Un taxista pirata murió, ayer martes, luego de ser atacado a balazos cuando se
encontraba en su vehículo […] los hechos ocurrieron a la 1 a.m. en el precario
Cristal, en Lomas del Río de Pavas, san José.
La víctima recibió al menos 11 impactos de bala en el tórax, abdomen y la
cabeza […] en el lugar [encontraron] al menos 51 casquillos: 30 de un arma
AK-47 y 21 de 9 milímetros. (Jiménez, mayo 31 de 2017)
Según los privados de libertad entrevistados, los cuales antes de ingresar a la
cárcel pertenecían a grupos que se dedicaban al narcomenudeo, la cantidad de armas
en mano de los criminales que se sitúan en Pavas ha ido aumentando exponencial-
mente en las últimas dos décadas. Esto ha transformado la modalidad a través de la
cual se resuelven las disputas entre grupos rivales:
Cualquiera se pone un búnker, pero tenía que tener jacha, ser bueno para los
pichazos, ahora tiene que tener armas. (Saborío y Astorga, entrevista 25 no
grabada a hombre privado de libertad, 2 de julio de 2019)
Ajá, antes eran cuadrillillas, cinco o seis pintas con un mae, entonces a ese mae
luego se le ocurrió que mejor andaba un arma que andar solo, entonces luego esos
maes salían corriendo, ganaba el que tenía el arma, ahora el que tiene arma y es
más pesada, ese gana. Si yo tengo una 9, un 38, un 22 y la contraparte tiene una
AK, no me le voy a meter, el otro me descuartiza en el acto. (Saborío y Astorga,
entrevista 27 grabada a hombre privado de libertad, 2 de julio de 2019)
Los residentes arman que los miembros de las bandas del narcomenudeo no
suelen caminar con las armas a la vista, pero ha pasado que las muestran mientras
se pasan pistolas entre ellos o mientras las guardan o que pueden ver que las tienen
guardadas en la cintura de los pantalones. Residentes y policía concuerdan sobre el
hecho de que no es común que los criminales circulen con armas de grueso calibre
dado que, según las personas entrevistadas, están guardadas en las casas de las cabe-
cillas de las bandas y son estas personas y los sicarios que las usan. Al parecer, en la
Sebastián Saborío y Leonardo Astorga Sánchez • De pandillas a mini-cárteles criollos: narcomenudeo y evolución de los... 19
mayoría de los casos por la escasez de armas de fuego en los grupos del narcomenudeo
y por miedo de los controles rutinarios de la policía, las personas encargadas de
vender pequeñas cantidades de drogas en las calles del todo no andan armadas o
andan con armas punzocortantes que pueden desechar en cualquier momento.
CONFLICTOS
Si bien es cierto, fue la banda de “el Indio” la que logró cambiar las reglas
del juego, su permanencia como organización dominante fue pasajera. Y eso es una
constante en el funcionamiento y permanencia de estos “mini-cárteles”; ya sea la
captura o muerte del líder y la posterior desarticulación de la organización como
consecuencia de acciones llevadas a cabo por las fuerzas policiales o por las luchas
con otros grupos, ponen en evidencia la transitoriedad y la rapidez con que una orga-
nización gana poder y lo pierde, por lo que se puede alegar que, en el caso de la venta
de drogas, existe un constante cambio en el equilibrio de fuerzas.
La captura del Indio, en marzo de 2012, marcó un punto de partida importante
en la nueva conictividad. La acción de las autoridades al detener a Zamora y a
sus principales colaboradores le dio forma a una nueva dinámica del mercado y la
violencia, creando un vacío de poder e incentivando a los rivales y a los miembros
restantes de la banda a luchar por ocupar el lugar vacante.
Para la Policía, él era algo así como el patrón de la zona de Desamparados y
otros sectores como Cristo Rey y Pavas.
En marzo de 2012, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) dio un golpe
fuerte y logró la captura del supuesto líder del narcomenudeo, de apellido Zamora.
Esta detención […] causó una lucha entre grupos que trabajaban con él y que
quisieron apropiarse de territorios.
[…] él cae, los primeros meses hay como un tanteo; él puso ‘terratenientes’ en
esos sectores, los socios seguían y puso a un familiar.
[…] en el 2013, estos grupos se dieron cuenta de que el Indio no se libraría fácil-
mente de la cárcel, y quienes trabajaban para él empezaron a quitarle dinero.
La gente se fue apoderando en la zona y se empiezan a dividir […] esa separa-
ción ocurrió en sectores como Pavas, Paso Ancho y Desamparados.
A la vez que, algunos socios dejan de hacer negocios con quienes se mantenían
eles al Indio.
Ese mismo año comienzan a aparecer otras personas que quieren ser líderes de
las áreas. (Miranda, enero 6 de 2015)
Como lo menciona La Nación en el 2013, conforme se vislumbraba un
proceso legal en contra del Indio, sus competidores vieron la oportunidad e hicieron
de la violencia la herramienta para ganar poder, esto, debido a que el mercado otrora
monopolizado pasó a una lógica de competencia. De tal manera, así como sucede
Diálogos Revista Electrónica de Historia, 23(1): 1-27. Enero-junio, 2022. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica20
en otros países (Durán-Martínez, 2015), la frecuencia de los actos violentos fue en
aumento en tanto el mercado se fragmentó:
Estos grupos copian la forma de actuar de los carteles mexicanos para pelear
por territorios, cobrar deudas por drogas o dinero, e incluso, dirimir diferen-
cias por rencillas personales entre sus líderes.
El 30 de julio de 2013, en La Aurora de Alajuelita, fue asesinado de ocho
balazos Bryan Alvarado Castillo.
Ese homicidio marcó el inicio de las muertes atribuidas a bandas en el sur de San José.
Semanas después de la muerte de Alvarado, la policía registró peleas por el
dominio de los búnkeres donde se venden drogas […] se inició otra racha de
asesinatos entre los que está el del mecánico Eddy Postome Pavón, de cuarenta
años cuya muerte se produjo el 5 de octubre del 2013 en Lomas del Río, Pavas;
también, el caso de Víctor Alexander Corrales Espinoza […] a quien mataron
el 9 de marzo de 2014 en Villa Esperanza de Pavas.
También se atribuyen a riñas internas el doble crimen de tía y sobrina, de 15
y de 16 años. Ambas fueron halladas muertas en un predio de San Sebastián,
el 31 de mayo de 2014.
Ellas eran de Pavas y aparecieron con la boca tapada con cinta y bolsas en sus
cabezas. (Miranda, enero 1 de 2015)
La extensa cita anterior es clara en varios elementos claves, entre los que
destacan, en primer lugar, el modo de organizarse y actuar de las nuevas organiza-
ciones que surgieron luego de la captura del Indio y, en segundo lugar, que el conicto
adquiere una extensión territorial que vincula a diferentes zonas vulnerables, dentro de
las que destaca Pavas, distrito que llega a alcanzar altas cifras de homicidios (Tabla 2).
La caída del Indio y su captura prepararon el escenario para una serie de
enfrentamientos, entre el 2012 y el 2018, protagonizados por Luis Ángel Martínez
Fajardo (alias Pollo) y Erwin Guido Toruño (alias Gringo). Esos dos personajes
pasarían a ser, junto con el Indio, las principales guras que, según la prensa, se
podían catalogar como los líderes del comercio de drogas, y que sus organizaciones
seguían una lógica que trataba de asemejar a los cárteles mexicanos de la droga.
Se puede llegar a plantear que, a partir de la rivalidad entre los grupos de
Martínez, Guido y los remanentes de la banda de Zamora, el conicto se carac-
terizó por la presencia cada vez más de sicarios, el ajuste de cuentas como móvil
de los asesinatos, el uso de armas de fuego de alto calibre y que cuando se hallaba
un cuerpo este presentaba signos de tortura y varios impactos de bala. Ese tipo de
acciones y la manera en cómo se ejecutan siguen un modelo predatorio, que, en una
coyuntura de competencia, busca la eliminación de un rival o, en su defecto, infringir
un daño a las personas cercanas a este:
El hermano de Marco Antonio Zamora Solórzano, conocido como el Indio y
que descuenta 70 años de prisión por narcotráco y homicidios, fue asesinado
por orden de su rival, Luis Ángel Martínez Fajardo, alias Pollo.
Sebastián Saborío y Leonardo Astorga Sánchez • De pandillas a mini-cárteles criollos: narcomenudeo y evolución de los... 21
[…] dos jóvenes [fueron] acusados de formar parte de la banda del
Pollo y matar a Juan Carlos Zamora de múltiples balazos [9 de marzo de
2015, Desamparados].
[…] los acusados por orden de Martínez Fajardo y motivados por el pago de
una remuneración económica, planearon la ejecución de la muerte de Juan
Carlos Zamora. (Fallas, octubre 4 de 2016)
TABLA 2
Cantidad acumulada de homicidios dolosos por distrito en el cantón de San José (2010-2018)
DISTRITO CANTIDAD PORCENTAJE
Pavas 147 22
Hospital 105 16
La Uruca 86 13
Hatillo 85 13
San Sebastián 76 11
Merced 64 10
Catedral 39 6
San Francisco 19 3
Zapote 18 3
Mata Redonda 15 2
Carmen 14 2
Total 668 100
Fuente: Organismo de Investigación Judicial. 2019.Comunicaciónpersonal. Soli-
citud de información 571-OPO/UAC/S-2019. Homicidios dolosos en Pavas.
Similar situación sucedió con uno de los socios de “el Indio”, quien también
fue asesinado por orden de Martínez, el 7 de mayo de 2015, en Desamparados:
El asesinato de otro socio de Marcos Zamora Solórzano, alias Indio, ocurrido
el jueves en la noche, revivió la guerra entre grupos narco por ocupar territorios
del sur de la capital.
Los hombres fueron alcanzados por dos sujetos, que iban en motocicleta desde
la cual dispararon en modo ráfaga, con una subametralladora ak-47 y una
pistola calibre 9 mm.
El vehículo recibió, al menos, 30 impactos. (Delgado, mayo 9 de 2015)
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Durante este periodo, que va del 2014 al 2018, el alto grado de violencia fue
acompañada por el uso incluso de la tortura:
Cinco individuos vinculados a una organización narcotracante torturaron,
durante poco más de cuatro horas, a un taxista pirata para que les diera
información sobre el sitio donde un grupo rival mantenía sus bodegas de
cocaína y dinero.
El caso de tortura […] se produjo [en] Rincón Grande de Pavas [en] un búnker
[…] donde ataron de manos y pies; luego lo golpearon con la cacha de un fusil
AK-47. Luego le introdujeron el cañón de esa arma en la boca con la intención
de quebrarle los dientes. También lo golpearon.
Asimismo, de acuerdo con la acusación, al taxista le amarraron una manguera
al cuello y comenzaron a asxiarlo. (Miranda, diciembre 9 de 2015)
De hecho, la muerte de “el Gringo,” en el 2017, suceso que pone n a los
enfrentamientos, se caracterizó por el suplicio al que fue sometido por quienes
lo asesinaron:
Con signos de tortura, marcas de defensa en brazos, múltiples puñaladas y
golpes en todo el cuerpo, fue hallado Erwin Guido Toruño, de 28 años, cono-
cido como El Gringo.
Su cuerpo fue encontrado este sábado en la madrugada, sobre el puente del
río Torres, en el bajo de los Ledezma, en La Uruca, San José […] El cuerpo
tiene lesiones que sugieren que Guido habría sido lanzado desde un vehículo.
(Solano, diciembre 17 de 2017)
Con Zamora y sus principales asociados en la cárcel, lo mismo que Martínez
(aunque en Nicaragua), y la muerte de Guido, y la desarticulación de su grupo
en el 2018 por parte de las autoridades costarricenses, se regresa al escenario de
un mercado fragmentado, copado por una serie de pequeñas organizaciones que
compiten por el territorio. Por ejemplo, según los relatos de algunas personas
entrevistadas durante el 2019, algunos de los conictos actuales se dan en Finca
San Juan, donde la pandilla de los Negros estaba en conicto con los Coqueros;
mientras que en Óscar Felipe también eran dos los grupos, de los cuales los resi-
dentes no dijeron los nombres, que se enfrentaban.
CONCLUSIONES
Como se mencionó al inicio del presente artículo, los cambios en las dife-
rentes organizaciones dedicadas al narcomenudeo en Pavas están relacionados con
la situación de exclusión social y el deseo de hacer de tal actividad ilícita la prin-
cipal fuente de ingresos de dichos grupos. Así, la entrada de grandes cantidades de
droga, a partir de la década de 1980, pero con mayor fuerza durante las décadas
posteriores, hizo que pandillas que antes no se agrupaban con el n explícito de
delinquir cambiaran su razón de ser.
Sebastián Saborío y Leonardo Astorga Sánchez • De pandillas a mini-cárteles criollos: narcomenudeo y evolución de los... 23
Teniendo presente tal situación y partiendo de la literatura especializada
consultada, se puede llegar a armar que, para el caso de Pavas, aquellas pandillas que
participaban de manera esporádica en la venta de drogas a pequeña escala y poseían
armas de fuego, ya sea para la defensa o el ataque, llegaron a convertirse en bandas.
Asimismo, hay que mencionar que bandas que con una mayor estructuración pasaron
sucesivamente a ser denominadas por parte de las autoridades como “mini-cárteles
criollos”. Otro elemento a ser considerado es el papel desempeñado por las llamadas
“narcofamilias,” destacando en Pavas el caso de “Los Polacos” y “Los Diablos”. Ambos
grupos no iniciaron su carrera como narcomenudeantes, sin embargo, gradualmente la
venta de drogas se volvió su principal actividad. Los conictos entre ambas organiza-
ciones, junto con otros grupos criminales de menor tamaño, marcarían la pauta entre
los años 2000 y 2010 en la lucha por el control de los puntos de venta.
De tal manera, la dinámica experimentada en Pavas se caracterizó por un mercado
fragmentado y una competencia inestable, lo cual se traducía en un alto grado de violencia.
Ese panorama cambiaría con la consolidación de Marco Antonio Zamora Solórzano
(alias “el Indio”), siguiendo su organización el modelo de “mini-cártel criollo.”
La caída de “el Indio” abriría un nuevo espacio de conicto, pero esta vez no
entre pandillas, sino entre grupos mejor organizados y estructurados. Como parte de
esa conictividad, las tácticas y estrategias cambiaron: el uso de armas pesadas fue
más común, así como el sicariato y la tortura.
Finalmente, se puede armar que la evolución del conicto en Pavas, la
manera de organizarse, los recursos y tácticas utilizadas y el aumento en los niveles
de violencia guardan una clara relación con el posicionamiento del narcomenudeo
como la principal actividad ilícita en el área, que fue el resultado del aumento de
la cantidad de drogas y armas.
Para futuros estudios e investigaciones es pertinente analizar cómo las condi-
ciones sociales y económicas experimentadas en Costa Rica en los últimos años pueden
llegar a favorecer un incremento de los factores de vulneración juvenil, haciendo más
propenso el desarrollo de grupos con una clara orientación criminal. Esas investigaciones
deberán partir de una perspectiva comparativa, tomando en consideración los contextos
experimentados por países como Guatemala, Honduras y El Salvador, estableciendo las
similitudes y diferencias de la violencia en distintos contextos de exclusión social.
NOTAS
1 El distrito de Pavas está ubicado en el cantón de San José, capital de Costa Rica.
2 Traducido al español por parte de los autores.
3 Para describir este tipo de agrupaciones, Rodríguez Aguilar (2017) introduce también el térmi-
no de “cuadrilla”, con el cual se autoidentican los grupos de jóvenes estudiados por el autor en
el barrio de Guararí de la provincia de Heredia en Costa Rica.
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