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1Diálogos Revista Electrónica de Historia, 22(2): 1-5. Julio-diciembre, 2021. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica
DOI 10.15517/dre.v22i2.47164
COMENTARIO DEL LIBRO:
NOMBRE AUTOR
Cubillo Paniagua, R. (2020). Pobreza y
desigualdad social en la narrativa costarricense:
1890-1950. San José: Editorial Universidad
de Costa Rica/Editorial Costa Rica.
David Díaz Arias
Ruth Cubillo Paniagua (San José, 1970) es una destacada estudiosa de la
literatura costarricense a quien se le deben varios importantes trabajos en los que
ha explorado, con profundidad, la forma en que se crearon signicados e imágenes
de las mujeres en diversas narrativas ccionales tanto en Costa Rica, como en
Centroamérica, el Caribe y en España. La materia prima para esos análisis ha sido
diversa: revistas literarias, cuentos, novelas, periódicos, obras dramatúrgicas, pelí-
culas y documentales. Basta echar un vistazo a sus libros, para advertir las dimen-
siones de sus contribuciones.
Su primer libro Mujeres e identidades: las escritoras del repertorio ameri-
cano (1919-1959), publicado en 2001, estudia las imágenes de las mujeres creadas
por autoras y autores en la icónica revista de Joaquín García Monge, para mostrar
cómo se construyeron esas identidades en los conceptos de “la mujer madre”, “la
mujer y la política” y “la mujer autora”. En su segundo libro, Mujeres ensayistas
e intelectuales de vanguardia en la Costa Rica de la primera mitad del siglo XX,
publicado en 2011, Cubillo exploró la producción de Ángela Acuña, María Isabel
Carvajal, Emma Gamboa, Luisa González, Eunice Odio, Yolanda Oreamuno,
Emilia Prieto y Lilia Ramos, a quienes evaluó como mujeres rebeldes que lograron
hacer temblar los cimientos de la cultura patriarcal costarricense de las primeras
décadas del siglo pasado. En su tercer libro, Novelistas españolas del siglo de
oro, aparecido en 2014, Cubillo realizó una brillante aproximación a la obra de la
escritora española Mariana de Carvajal y Saavedra para determinar las conductas
que, en las novelas cortas del siglo de oro, se esperaban de las mujeres. Y en su
cuarta obra, escrita en colaboración con Olga Marta Mesén Sequeira, se abordó la
Fecha de recepción: 26 de mayo de 2021 Fecha de aceptación: 28 de mayo de 2021
David Díaz Arias Centro de Investigaciones Históricas de América Central. Universidad
de Costa Rica, San José, Costa Rica. Contacto: david.diaz@ucr.ac.cr
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0840-7185
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dramaturgia costarricense del periodo 1950-1980, también a partir de una lectura
crítica desde la perspectiva de género.
He indicado lo anterior no solo para rastrear la importante obra de la autora,
sino para anotar un signicativo rompimiento con esos trabajos, el cual se presenta
en el libro que comentamos. Desde el título, se observa que Cubillo varía el punto
de lectura de su corpus para destilarlo a partir de una nueva pregunta: los escri-
tores costarricenses del periodo 1890-1950 ¿se interesaron por visualizar la pobreza
y la desigualdad social del país en las obras que escribieron? Si fue así, ¿cómo lo
hicieron? ¿Qué conductas modelaron en los pobres? ¿Se adentraron en los intersti-
cios que producían esas desigualdades sociales en Costa Rica? ¿Ofrecieron salidas
de escape a los conictos generados por esa pobreza? A pesar de ese cambio en su
aproximación, Cubillo no renuncia a observa, cada vez que puede, las tremendas
disparidades generadas por el Patriarcado, las cuales sirven para erigir desigualdades
sociales más pronunciadas entre hombres y mujeres.
Cubillo también es muy precisa para indicar que sus intereses en este libro
se centran en las desigualdades socioeconómicas, por lo que resalta el concepto de
pobreza es geo-histórico (p. xvii), es decir, que responde a una realidad histórica
precisa y a un imaginario cultural localizado territorialmente. En esto, la autora se
posiciona en la discusión sobre el texto y su contexto, para resaltar que la literatura
de cción no es ajena a sus productores ni a la temporalidad en la que la crea. Por eso,
subraya lo fundamental de “establecer un diálogo entre textos literarios y contexto
socio-histórico”, pues “la literatura es un producto social, atravesado por muchos y
diversos discursos sociales” (p. 182). Esa constatación lleva a la autora a reconstruir
el mundo histórico en que escribieron las tres generaciones de escritores que estudia
y, a la vez, encontrar vínculos entre las historias individuales de esos literatos y sus
posibilidades de visualizar las diversas dimensiones de la pobreza y de los pobres de
la Costa Rica en que vivieron.
El libro está dividido en tres grandes capítulos. El primero profundiza en las
obras de los autores de la llamada generación del Olimpo, a quienes Cubillo divide
en dos: los olímpicos liberales y los olímpicos nacionalistas. Todos los creadores de
esta generación fueron hombres, procedentes de familias acomodadas, con múlti-
ples experiencias de vida en el extranjero, animados en sus diferencias de estilo
por considerar viable o inviable la producción de literatura nacional que reprodujera
el lenguaje popular. Esa diferencia, resaltada por múltiples estudiosos a través del
tiempo, no aparece retratada en la permanente invisibilidad de las desigualdades
sociales que Cubillo observa en las obras de estos autores. De hecho, la autora resalta
que el tema de la pobreza a veces ni siquiera se sugiere en las obras que estudia y se
pregunta a qué se debe esa ausencia. En términos históricos no tiene justicación,
pues la autora recrea la Costa Rica de nales del siglo XIX y principios del siglo
XX como llena de injusticias económicas y plagada de tremendas desigualdades
sociales. ¿Por qué entonces tal ceguera para ver a los pobres? Cubillo ofrece una
respuesta múltiple: los autores olímpicos, no importa si eran liberales o nacionalistas,
David Díaz Arias • Comentario del libro: Cubillo Paniagua, R. (2020). Pobreza y desigualdad social en la narrativa... 3
representaron un mundo en el que los pobres no eran sujetos de importancia para
la creación literaria y, si aparecían, lo hacían solo como sujetos inactivos, como
posesiones de los protagonistas que vivían en ambientes desprovistos de necesi-
dades sociales. La pobreza, cuando se fue invitada a esa obras, se atendió como un
mal endémico sin ninguna posible cura denitiva, pues solo se podía aliviar con la
caridad. Cubillo también resalta la profunda melancolía que se observa en esa gene-
ración con respecto a la oposición pasado-presente: para aquellos escritores, Costa
Rica estaba en un punto de quiebre con un pasado recreado como puro, lleno de tradi-
ciones y costumbres, con señorones y señoronas y desprovisto de luchas sociales,
frente a un presente que iba perdiendo esos “valores” y personajes, amenazado por
el extranjero y por la aparición de grupos que pervertían la armonía social. Pero la
autora también indica: “conviene señalar que al tiempo que estos intelectuales libe-
rales percibían la pobreza de esa forma, en su faceta de políticos liberales generaron
políticas concretas para enfrentar ese problema social”. Así, Cubillo muestra cómo,
a la par que se creaban esas cciones de un mundo sin clases y sin desgarres sociales
y a tono con la visión idílica del pasado en que se fundaba la identidad nacional, se
procedía también a emitir políticas públicas que sirvieran para aliviar la forma en
que las diferencias socio-económicas podían alterar la paz social del país. En sentido
estricto, Cubillo descubre el sintagma nominal que dio origen a un elemento deter-
minante del discurso social y nacionalista costarricense: que Costa Rica es un país
sin grandes diferencias sociales. Este hallazgo me parece capital.
En el segundo capítulo, la autora se adentra en el análisis de la llamada
“nueva intelectualidad” o “generación radical”, que a principios del siglo XX se
abocó a enfrentar en diversas formas la narrativa del Olimpo. Nuevamente, Cubillo
descubre que la experiencia de vida de estos autores les permite avanzar dos pasos
con respecto a la percepción de la pobreza, pues sus historias personales tenían raíces
en familias pobres, a veces rurales, y su empeño personal con asistencia de becas del
Estado les había permitido una cierta movilidad social. Justamente en esas experien-
cias, la autora demuestra que estos literatos disminuyeron el distanciamiento hacia
los pobres en sus obras, hasta casi desaparecerlo, y ofrecieron la educación y asis-
tencia del Estado a partir de políticas concretas, como las salidas al grave problema
social de la desigualdad. Cubillo encuentra, entonces, no solo una “nueva intelectua-
lidad” sino una nueva sensibilidad, tanto en términos políticos como socio-culturales
y desvela otro signicante del discurso de movilidad social costarricense: el de la
educación como herramienta. Con esta generación de escritores también comienza
otra norma discursiva con respecto a Costa Rica: la de concentrarse en las expe-
riencias campesinas, en lugar de las urbanas. Cubillo demuestra que las obras estu-
diadas develan un campo trazado por desigualdades, que precisan de ser atendidas.
Al estudiar a Carmen Lyra, la autora insiste en eso y expone que ya en su obra hay un
causante claro de desigualdad: la concentración en las clases altas de los benecios
del modelo de desarrollo agrario. La literatura, en esta lectura de Cubillo, se presenta
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como antesala de la política, lo cual coloca los estudios literarios en otro nivel en la
discusión pública. Me parece fascinante ese posicionamiento.
El tercer capítulo está dedicado a la generación del 40. Estos autores avan-
zaron más en la identicación de la pobreza y sus causas, pero también tuvieron más
imaginación para plantear posibles salidas a las desigualdades sociales. Cubillo anota
que, con modos distintos de escritura ccional y diferentes estrategias textuales, esos
autores no perdieron de vista su propósito de denunciar las desigualdades sociales
y lograron incorporar personajes antes desaparecidos, espacios geográcos igno-
rados y, con eso, armaron un compromiso político con su escritura (p. 190). La
autora señala: “la literatura de la generación del 40 se convierte en una práctica
social concienciadora y, en muchos sentidos, educativa o formativa, pues se propone
lograr que el proletariado conozca sus derechos civiles y laborales, y que aprenda a
defenderlos” (p. 191). Cubillo descubre una asociación directa entre los contenidos
fundamentales del Programa Mínimo del Partido Comunista de Costa Rica y las
temáticas, propuestas y denuncias que los escritores de esta generación expusieron
en sus obras de cción. Aparecen en esta generación dos vértices opuestos en el estilo
de creación: uno, bien representado por Carlos Luis Fallas Sibaja, autor proletario
que retrataba en sus obras la realidad tal cual la percibía; y el otro vértice, expuesto
por Joaquín Gutiérrez, autor que intentó innovar en el canon literario y literaturizar
la literatura costarricense, sin dejar de lado la denuncia social. Ciertamente, como
lo deja en claro la autora, la novela La ruta de su evasión de Yolanda Oreamuno ya
no estaba en ninguno de esos vértices, pues rompió de tajo con ellos al construir una
literatura intimista y psicológica. Ahora bien, la salida que estos autores encontraron
a la pobreza radicó en alcanzar una conciencia social que les permitiera asaltar las
desigualdades a partir de una intervención en sus raíces, por lo que propusieron ya no
solo políticas de Estado, sino cambiar el Estado desde sus entrañas.
Por lo indicado, este nuevo libro de Ruth Cubillo Paniagua representa una
ruptura en los estudios literarios costarricenses. Su contribución no radica solo en
el rompimiento del punto de lectura de la cción producida entre 1890 y 1950,
sino en que ese posicionamiento le permite desentrañar las vías legitimatorias de la
desigualdad social en Costa Rica y las estrategias con que la literatura contribuyó
a recrear la particularidad costarricense en ese mundo desigual. Cubillo, además,
reposiciona los estudios literarios para advertir en ellos dos elementos centrales que
pudieron repercutir en políticas públicas determinadas: por un lado, una sensibilidad
aguzada y cambiante sobre el tema de la pobreza que hizo a los autores transformar
sus acercamientos para denunciarla y, a la vez, redimir la culpa nacional sobre ella
y, por el otro lado, gracias a esa nueva sensibilidad literaria, la literatura actuó como
antesala de la política. Con eso, Cubillo responde directa y contundentemente a
quienes preguntan: bueno, ¿y para qué sirve la literatura además de entretener?
Este libro de Cubillo es, además, fundamental para la Costa Rica de la actua-
lidad. La desigualdad es uno de los problemas que más aquejan ahora al país, pero
casi no se le presta atención ni está en la agenda inmediata de la política o la prensa.
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Ya a mediados del 2018 se conrmó una tendencia que se acentuó en la era más
radical de medidas neoliberales (1990s-2000s) y post-TLC (2007-presente): que
el país ha subido en la medición del coeciente Gini y que ahora está en el “top-
ten” de los países más desiguales del mundo, junto con Sudáfrica, Haití, Honduras,
Colombia, Brasil, Panamá, Chile, Ruanda y México. En Costa Rica, la pobreza se
había mantenido en 20%, pero con una creciente desigualdad que ponía al 10% más
rico de la población a años luz de ese 20% pobre. Las mujeres son las que tienen un
peor lugar en la desigualdad, porque reciben menos paga por los mismos trabajos y
porque se concentra en ellas la atención de los adultos mayores y los niños y niñas
y las labores domésticas. Ahora, de cara al bicentenario, nuestro país experimenta el
mayor porcentaje histórico de pobreza de las últimas tres décadas: 26%.
Salir de la crisis actual involucra un nuevo pacto social, para el cual este libro
de Cubillo puede dar muchas luces. Por eso, debería ser un texto obligatorio en la
enseñanza secundaria del país y en su difusión deberían utilizarse todas las posibles
estrategias. Por fortuna, está escrito de manera de amena y con destreza, lo que hace
que pueda ser leído por cualquier audiencia; ese es otro logro más de la destacada
académica que lo escribió.