Entre Colombia y Panamá. Arqueologías del Chocó norte. Carlos E. Piazzini Suárez. (2020). Colección antropología. Universidad de Antioquia

Abner Alberda

Universidad de Panamá, Panamá, Panamá

abner.alberda@up.ac.pa

Cuadernos de Antropología

Enero-Junio 2024, 34(1)

DOI: https://doi.org/10.15517/cat.v34i1.56674

Recibido: 21-09-2023 / Aceptado: 10-11-2023

Revista del Laboratorio de Etnología María Eugenia Bozzoli Vargas

Centro de Investigaciones Antropológicas (CIAN), Universidad de Costa Rica (UCR)

ISSN 2215-356X

El arqueólogo británico Richard Cooke (1976) propuso un Área Cultural Oriental, delimitada aproximadamente entre Chame y la frontera Panamá-Colombia, fundamentándose en su “simplicidad” en contraste con las características observadas en el centro y oeste de Panamá. A medida que avanzaron las investigaciones y se presentaron nuevas evidencias, esta propuesta se fortaleció y evolucionó hasta conformar lo que ahora conocemos como el “Gran Darién”. En la actualidad, esta área cultural trasciende los límites geopolíticos y abarca también el Chocó y Urabá colombiano. Es en este contexto donde el libro “Entre Colombia y Panamá. Arqueologías del Chocó norte” del Dr. Carlo Piazzini se revela como una obra oportuna para arrojar luz sobre la historia de las investigaciones arqueológicas que han llevado a la comprensión actual de la región.

Piazzini es antropólogo, historiador y profesor de la Universidad de Antioquia. Posee una basta experiencias en investigación arqueológica, dedicando parte de su carrera a la historia de las ciencias y en especial a las arqueologías de Colombia y Panamá. El autor plantea, en primer lugar, los motivos que llevan a la publicación de este libro, que no son otros que una contraposición a la geografía del conocimiento arqueológico, esto a consecuencia del desarrollo aislado de los hallazgos e interpretaciones que se hacen de las culturas precolombinas en las fronteras del Darién de Panamá y Colombia. Siendo el libro una forma de agrupar, por un lado, la historia de las investigaciones arqueológicas y, por el otro, de integrar y dar solidez a las interpretaciones arqueológicas que se publican en distintos medios de difusión en un límite geográfico denominado el Chocó norte, entre la provincia de Darién en Panamá hasta el límite sur del Departamento del Chocó en Colombia, con un enfoque de geohistoria interpretativa. Las fronteras actuales han condicionado las investigaciones, las interpretaciones y el alcance a nivel regional. Las razones son múltiples, entre ellas destacan la centralización en las grandes ciudades de instituciones de investigación, la falta de arqueología preventiva en el Darién y la violencia armada de paramilitares. Además, debemos sumar la crisis migratoria de los últimos años con graves consecuencias; como la ola de robos, las violaciones y las desapariciones en el mediático “Tapón del Darién”.

En el oriente de Panamá se han realizado descubrimientos tempranos relacionados con depósitos líticos utilizados para moler maíz, datados en aproximadamente 5540 a.C. (Martín et al., 2016), así como evidencias de rasgos de quema antrópica que se remontan al año 2000 a.C. (Piperno, 1994). Samuel Lothrop (1948) propuso la existencia de uniformidad histórica y arqueológica en el Darién, abarcando aspectos como lengua, cultura material y organización social, al menos en los últimos siglos previos al contacto con los europeos, desde Suramérica hasta Chame.

El capítulo 1, “El Dabaibe”, se apoya en los relatos recopilados por Pedro Martir de Anglería en sus Décadas del Nuevo Mundo para acercar al lector a esas primeras exploraciones del Darién y Urabá. La percepción de Dabaibe, como una región rica en oro, atrajo y justificó las incursiones en este territorio y el establecimiento de relaciones de dominación de los europeos a los grupos locales. Más adelante, Pedro Cieza de León recopila las expediciones de Juan de Vadillo y Jorge Robledo, reforzando la suntuosidad de la gente, “los indios muy ricos de oro”, cuyos vestigios parecen ser noticia desde el siglo XIX y en investigaciones arqueológicas contemporáneas.

El capítulo 2, “Entre lo chiriquí y lo quimbaya”, justifica el nacimiento de un interés y diferenciación de lo Darién que se resiste a encontrar su sitio en los relatos arqueológicos, intentando alejarse de las corrientes de investigación predominantes de Chiriquí, posteriormente de Coclé, de Veraguas y de Quimbaya. A consecuencia de la búsqueda de un paso a través del istmo y exploraciones mineras, a mediados del siglo XIX se descubren yacimientos arqueológicos con piezas de oro, cerámica o lítica, que comienzan a moldear una narrativa histórica alrededor de los muiscas y los quimbayas basados en las crónicas del siglo XVI. Esto desató un desafortunado interés por la huaquería en el territorio colombo-panameño.Por ejemplo, Louis Catat destacó las diferencias entre la cerámica del Darién y la de Chiriquí, siendo esta última reconocida a nivel internacional.

En el capítulo 3, “La etnología americanista y las primeras investigaciones arqueológicas”, el autor explica cómo las investigaciones antropológicas, tanto etnológicas como arqueológicas estadounidenses y europeas del siglo XX en los territorios de Panamá y Colombia, influyeron en la agenda continental. Destacan nombres como los de Nordenskiöld, Oppenheim, Recasens, Wassén e Isacsson. Sin embargo, resalta la figura de Sivald Linné, quien fue el primer arqueólogo que estudió de manera científica el territorio que comprende el texto, sin tener en cuenta las nuevas fronteras políticas que supuso la separación de Panamá de Colombia en 1903. En cambio, Linné prospectó y excavó alrededor de 50 yacimientos arqueológicos en el golfo de Urabá, en el archipiélago de Las Perlas y en el golfo de San Miguel hasta Cabo Corrientes. La etnología en Colombia se interesó por comprender la evolución histórica de los sistemas económicos, políticos y religiosos precolombinos entre los indígenas que habitan la cuenca superior del río Sucio.

El capítulo 4, “Dabaibe revisitado”, analiza la influencia de la leyenda de El Dorado en las naciones de Colombia a finales del siglo XIX y el XX. Los primeros intentos exploratorios de las riquezas doradas los llevaron John y Gustavo White; padre e hijo excavaron vestigios precolombinos del Occidente de Antioquia. Piazzini reflexiona sobre las investigaciones del antropólogo colombiano Graciliano Arcila y su “enfoque etnológico total”; es decir, la integración de arqueología, antropología física, lingüística y etnografía, y concluye que los resultados tuvieron poca influencia en comparación con otras investigaciones en territorios limítrofes en su país y en Panamá durante los años 50 y 60.

El capítulo 5, “El gran puente interamericano”, presenta los aportes del macroproyecto Interrelations of the New World Cultures del Instituto de Investigaciones Andinas a entender las relaciones entre lo que se conocía como los grandes “focos culturales” desde México hasta Ecuador. Reichel-Dolmatoff y Dussán, a cargo del Pacífico colombiano, descubren treinta sitios arqueológicos, estableciendo una secuencia cronológica de ocupación y así una tipología cerámica, a partir de las excavaciones del montículo de Cupica, que se convirtieron en un referente para la región. Posteriormente, las dataciones radiocarbónicas obligan a realizar algunos ajustes y reinterpretar las fases para Cupica. La cuenca Pacífica del Darién panameño del proyecto estuvo a cargo de Charles R. McGimsey de la Universidad de Arkansas –con la asistencia de William Bishop, Freeman Mobley y la arqueóloga panameña Olga Linares de Sapir (Linares, 1968)–, quien identificó veintitrés sitios arqueológicos, relacionándolos con sociedades tardías y agrícolas. Entre ellos destaca Punta Patiño, donde observó decoración con conchas y el Sitio CH15 con cerámicas con decoraciones unguladas y superficies corrugadas. Piazzini piensa que algunas de estas cerámicas corresponden al horizonte Modelado Inciso del golfo de Urabá y a cerámica Incisa con Borde Doblado del noroccidente de Antioquia.

El capítulo 6 del texto, “Rumbo al Gran Darién”, aborda la arqueología del Darién, destacando la inquietud expresada por Reina Torres de Araúz en 1971 debido a la falta de investigaciones definitorias sobre “el Darién panameño”. En respuesta a esto, Torres y su equipo llevaron a cabo investigaciones arqueológicas en La Palma, donde descubrieron urnas funerarias y diversos objetos. En la década de 1970, también se reportaron hallazgos cerámicos en el río Sambú. Aunque el proyecto de investigación en la región de Bayano-Darién no se materializó, influyó indirectamente en los trabajos de salvamento arqueológico en la cuenca del río Bayano. En relación con Panamá Viejo, Biese describió características funerarias y clasificó diferentes tipos de cerámica, asociándolos con otras regiones. Por otro lado, como se ha dicho al principio, Cooke propuso un “Área Cultural Oriental”, más simple que las áreas del centro y oeste de Panamá, que actualmente se conoce como el “Gran Darién”, y abarca también el Chocó y Urabá colombiano. Martín y Sánchez (2007) actualizan la propuesta de Cooke y Sánchez, refiriéndose a esta área como “una esfera de interacción cultural” que se habría consolidado más o menos a finales del primer milenio de nuestra era, en lugar de la fecha anteriormente propuesta.

El capítulo 7, “Urabá y el alto Sinú”, describe uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de la zona, las de El Estorbo, un conjunto de cuatro sitios compuestos por basureros y tumbas. En El Estorbo 1 se excavó e identificó una secuencia de seis horizontes que se definieron como una fase arqueológica del Complejo Cultural de Urabá. Esta sociedad se relacionó con las del Complejo Tierralta del Alto Sinú hacia el siglo V d.C. Los Estudios de Impacto Ambiental (EsIA) en la zona permiten afinar estas relaciones estableciendo una nueva denominación de Complejo Urabá-Tierralta. San Pedro de Urabá fue huaqueado intensamente en los años 80. Piazzini recurre a las investigaciones de María Uribe, para dar validez a sus interpretaciones, quien piensa que se tratan de tumbas con entierros primarios y secundarios de la serranía de Abibe. Además, realiza una clasificación que permite asociar estas piezas con estilos panameños y de Quimbaya.

El capítulo 8, titulado “Perspectivas desde las vertientes andinas sobre el Chocó norte”, se concentra en las investigaciones del autor en las cuencas de los ríos San Juan y Atrato, desvelando vínculos de larga data con las regiones del Cauca y Sinú. Un ejemplo notable es la exploración de los sitios en Ciató, que permitió la identificación de pruebas arqueológicas que abarcan desde los siglos VIII a.C. hasta los periodos III-IV d.C. Este trabajo evidenció transformaciones en el paisaje y descubrió cerámicas que sugieren interacciones entre las comunidades locales y contemporáneas de la cordillera Occidental y la cuenca del río Cauca. Dentro del resguardo emberá Chajeradó, se logró identificar cerámica precolombina, destacando diferencias tanto en su forma como en su ornamentación. Estas diferencias indican la existencia de dos grupos distintos, los cuales se interpretan como conjuntos alfareros de relevancia regional. Estos conjuntos mantienen conexiones con las zonas costeras del Pacífico, así como con las regiones altas del Sinú y las montañas andinas. En la región situada entre Frontino y Urrao, se han documentado un total de 1628 yacimientos, lo que ha posibilitado la construcción de una secuencia cronológica excepcional para esta área. El análisis ha permitido establecer cinco períodos en el caso de Frontino y tres períodos en el caso de Urrao. Piazzini sostiene la idea de que, durante el cuarto período de Frontino, se generaron condiciones económicas y políticas que favorecieron la consolidación de unidades políticas más grandes, fomentando así el intercambio de materiales valiosos y objetos de prestigio.

Por último, el capítulo 9: “Vestigios de establecimientos europeos en el Darién”, resume datos históricos y arqueológicos del Darién colonial. En 1954, el rey Leopoldo III de Bélgica y José María Cruxent identificaron nueve sitios arqueológicos en el litoral Pacífico y tres en el litoral Atlántico. Específicamente en el Caribe de la actual Comarca de Guna Yala, se destacan los hallazgos de cerámicas, hierros y ladrillos realizados por los lugareños en la bahía de Caledonia, donde se cree que pudo haber existido el antiguo Puerto de Acla. En la bahía de Caledonia, se encontraron hallazgos de cerámicas, hierros y ladrillos, posiblemente relacionados con el Puerto de Acla y el fuerte de San Antonio de la Carolina. Se registraron restos arqueológicos en el asentamiento de New Edimburgh y el fuerte de Saint Andrews, fundados en 1698 por William Paterson y luego abandonados en 1700. De igual forma, se identificaron evidencias arqueológicas del fuerte español de Villa del Príncipe en el río Sabana, asociadas a cerámicas indígenas denominadas Escorromulo en el litoral Atlántico y La Villa en el Pacífico. Además, se realizaron investigaciones para verificar la influencia escocesa en el Darién panameño, confirmándose restos del asentamiento escocés en Nueva Caledonia y otros posibles vestigios, como el fuerte de San Antonio de la Carolina y cerámica indígena colonial. Posteriormente, en la Bahía de Caledonia, un equipo liderado por Mark Horton, en 1980 y 2009, se propuso investigar la influencia escocesa en el Darién panameño y dar continuidad a los trabajos previos para verificar las hipótesis formuladas por Cruxent en 1959. Estas investigaciones presentaron novedades, incluyendo prospecciones en contextos terrestres y subacuáticos.

Piazzini refuerza su argumento al concluir la profunda significancia del Darién como un espacio de interacción sociocultural con una historia milenaria que abarca desde Suramérica hasta Centroamérica. Lamenta la escasez de estudios arqueológicos en el Chocó norte, ya que esta carencia obstaculiza la comprensión de los procesos geohistóricos precolombinos. Esta ausencia se refleja en la metáfora del Tapón del Darién, simbolizando las dificultades intrínsecas de la investigación arqueológica en la región. En lugar de establecer diálogos interpretativos para analizar las dinámicas a gran escala regional, las investigaciones han priorizado los contextos nacionales. Piazzini propone en este libro cambios importantes en algunas temáticas claves para resolver las incongruencias que suscitan las investigaciones arqueológicas en la frontera Panamá-Colombia como:

1. La importancia del Chocó norte para identificar el punto de entrada a Suramérica durante los períodos iniciales de poblamiento del continente, abarcando tanto el Pleistoceno tardío como el Holoceno temprano.

2. Para entender los términos específicos del contacto entre los diferentes grupos de lengua chibcha y chocó con grupos externos y su incidencia en el cambio social durante el siglo XVI y previamente.

3. Para resolver la idea de Gran Darién en consecuencia a la problemática interpretativa que supone en términos específicos de interacciones, ambigüedades y basarse sobre todo en generalizaciones.

4. Para facilitar la continuidad del diálogo entre arqueólogos y las comunidades indígenas, afrodescendientes o campesinas a través de proyectos colaborativos que beneficien a ambas partes.

5. Para confrontar las fuentes escritas con el registro arqueológico y profundizar en los primeros años de colonización europea.

El libro permite una lectura elocuente, cronológica, geográfica y crítica, organizando y sintetizando toda la información disponible sobre el área para dar como resultado una revisión exhaustiva de las investigaciones arqueológicas del Darién colombiano (Chocó norte) y el panameño, el cual se complementa con una reciente publicación de Mendizábal y colegas (2021) “Síntesis y apuntes hacia la definición de una secuencia cerámica del Gran Darién” para el Darién panameño.

A diferencia de los resultados obtenidos en áreas como el alto Sinú, Cerromatoso, Urrá y Urabá en Colombia, donde se han logrado avances significativos en la interpretación de los sitios arqueológicos a través de los EsIA, en el Darién panameño, los informes derivados de estos estudios carecen de un enfoque científico sólido. Esta falta priva tanto a la comunidad científica como a la sociedad en general de datos cruciales que podrían mejorar la precisión de las cronologías y los indicadores de cambio sociocultural. Esta carencia resulta en una importante laguna de conocimiento en la región. Esta preocupación es compartida no solo por Piazzini en su libro, sino también por Mendizábal y sus colegas en su publicación de 2021. El libro es una lectura obligada para estudiantes de arqueología y arqueólogos que trabajen en la zona fronteriza; además, una oportunidad para los amantes de la arqueología que deseen conocer sobre el desarrollo del conocimiento arqueológico del Darién.

El Gran Darién se caracteriza por sus cerámicas que reflejan expresiones de sistemas de creencias, ideologías y conocimientos técnicos, particularmente a partir del final del primer milenio de nuestra era. Durante el período cerámico tardío, la diversidad lingüística y territorial en los cacicazgos del Gran Darién fue mínima, dado que compartían predominantemente la misma lengua, la cueva, según las fuentes documentales del siglo XVI. Aunque se mencionan grupos en crónicas históricas del Darién oriental, se carece de datos arqueológicos, lingüísticos o genéticos que confirmen si estos grupos son los ancestros directos de los actuales Gunas, Emberá o Wounaan que habitan la región en la actualidad. Por lo tanto, se requiere una investigación interdisciplinaria que vaya más allá de una etnoarqueología aplicando Teorías de Alcance Medio. Se necesitan etnógrafos y arqueólogos profesionales que colaboren con preguntas y proyectos en común, permitiéndose mutuamente contribuir a la construcción de un relato en torno a la región de Darién-Chocó. Una pregunta relevante podría ser: ¿cómo se entrelazan las relaciones comerciales, sociales y políticas entre los grupos Emberá, Wounaan o Guna del Chocó biogeográfico? Las respuestas a estas interrogantes pueden servir como marcos de referencia interpretativos o incluso como paralelos etnográficos para abordar las mismas cuestiones en contextos precolombinos.

Referencias bibliográficas

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